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jueves, 27 de marzo de 2014

43. LIBRO LA ORACIÓN INTERCESORA DE DUTCH SHEETS


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Mis hermanos tomando en cuenta el anterior estudio de la seguridad de nuestra salvacion queriamos compartir este libro muy educativo acerca de la oracion, nuestra parte en este plan perfecto de Dios para nosotros. mis hermanos al leer este libro tomemos en cuenta que ninguna alma a la que Dios le ha dado salvacion y posterior el nuevo nacimiento se perderá. Nadie que sea de Dios se perderá. DIos no vino a condenar al mundo sino para que el mundo fuese salvo por medio de El. Si alguien se pierde es porque fue su entera decision personal. Nuestra parte es en la oracion y en obrar juntamente con ellos para que los hermanos no caigan, debemos orar por nuestros hermanos, ¿para que? para que estos no sean cortados antes de tiempo por el Señor, veremos que la oracion es parte de esto. y para eso lo hemos publicado. espero te sea de mucha bendicion. Para nuestro ministerio SI QUE LO ES. son catorce unidades de mucha revelación, saca un poco de tu tiempo para leerlo hasta el final. Te aseguramos que NO TE ARREPENTIRÁS.



Capítulo uno
La pregunta es...

Ninguna esperanza Sabía que la persona por la cual iba a orar estaba muy enferma. Lo que no sabía es que se encontraba en estado de coma, que le habían realizado una traqueotomía en su gargan- ta, que tenía un tubo de alimentación en el estómago y que se encontraba en esa situación desde hacía un año y medio. Verla por primera vez fue como si esperara que el médico me diese una receta o me hubiera realizado una cirugía de cerebro. Su hermana, quien me había invitado a que viniera a visitar a esta mujer joven, no me lo había contado todo por temor a que yo no fuera. Sabía que si lograba que fuera tan sólo una vez, probablemente volvería. ¡Y tenía razón! Los médicos no le dieron ninguna esperanza de vida a Diana (no es su nombre real), ni siquiera que pudiera salir del estado de coma. Aun cuando recuperara la conciencia, bási- camente sería un vegetal, debido al daño tan extenso en su cerebro, o eso era lo que creían los médicos. ¿Has estado alguna vez enfrente de alguien en estas condi- ciones y le has pedido a Dios que haga un milagro? Estar frente a la muerte y pedir la vida puede ser algo intimidante. También es algo que puede enseñarnos mucho —sobre la vida, sobre la muerte, sobre nosotros mismos y sobre Dios.

En especial cuando se está delante de la misma persona sesenta o setenta veces durante una hora en cada ocasión y a través de un año.
Confrontado con lo inesperado
Las cosas no salieron como yo esperaba. La vida rara vez es como nosotros queremos, ¿no es cierto? Esperaba que el Señor sanara a esta mujer joven a través de nuestras oraciones de una manera dramática, fácil y rápida- mente. Después de todo, eso fue lo que sucedió con Jesús. • No esperaba invertir tres o cuatro horas de mi vida cada semana y durante un año (incluyendo el tiempo de viaje). • No esperaba humillación e insultos por parte del perso- nal del lugar donde ella se encontraba. • No esperaba llorar tanto. • No esperaba tener tanto valor en ciertas ocasiones. • No esperaba sentirme tan intimidado en otras ocasio- nes. • No esperaba que se fuese a llevar tanto tiempo. • ¡No esperaba aprender tanto!
El milagro
Sí, ¡Dios restauró a Diana! Sanó su cerebro, la capa externa, la cual los médicos habían dicho que había sido completa- mente destruida por un virus. Toda ella estaba infectada. Habían dicho: "No hay ninguna esperanza". La primera página del Dayton Daily News (no es el lugar ni el periódico real) decía: "Mujer despierta, viva, sanada después de dos años en coma". Los médicos lo llamaron un

"milagro médico". Decían: "No tenemos ninguna explica- ción", aunque no llegaban a darle la gloria a Dios. De hecho, sucedió un sábado por la mañana cuando se encontraba a solas. Esa misma semana Diana había sido trasladada de una residencia de enfermos al hospital para que le trataran una infección. Después de efectuarle más pruebas, los médicos decidieron que su condición había empeorado y le informaron a su familia que posiblemente moriría pronto. Cuando la hermana de Diana me confió esta información, salí hacia el hospital. Al saber que las personas comatosas a menudo pueden escuchar y comprender todo lo que sucede a su alrededor, hablé mucho con ella. Como supimos más tarde, debido al daño cerebral que padecía Diana no me había escuchado. Pero este miércoles por la tarde, hablé con ella como solía hacerlo. —Esta pesadilla casi se acaba —le dije mientras me corrían las lágrimas por las mejillas—. Nada puede detener este milagro. ¡Nada! El recuerdo siempre quedará impreso en mi mente. Confor- me salía llorando del hospital, recuerdo que me decía a mí mismo una y otra vez: "Nada puede detener ese milagro. ¡Nada!"
No sabemos esperar. Estamos en la era del microondas. Dios, sin embargo, generalmente está haciendo escabeche. 
No era únicamente una fuerte esperanza la que tenía en este momento, sino una gran fe. Había acudido a Dios en muchas ocasiones a través de este año para preguntarle si realmente Él me había enviado a esta chica. En cada ocasión recibía la misma certidumbre: "Yo te envié. No te des por vencido".

£1 poder de la persistencia Ahora, me han acusado de ser un tipo muy terco, y supon- go que es cierto. De hecho, mi "terquedad" me ha metido en muchos problemas, incluyendo dos fracturas importan- tes jugando al fútbol americano, cuando un par de tipos que tenían más tamaño y músculos detrás de su "terque- dad" que yo. Sin embargo, la terquedad, se puede dirigir para que sea una fuerza justa llamada persistencia o perseverancia. Me he dado cuenta de que es uno de los atributos más importantes de la vida cristiana. Charles Spurgeon dijo: "Con perseverancia el caracol entró en el arca". 1 Una falta de perseverancia es una de las mayores causas de la derrota, especialmente en la oración. No sabemos esperar correctamente. Estamos en la era de los microondas; Dios, sin embargo, generalmente está haciendo escabeche. Así que, perseveré durante un año, y conforme lo hacía mi fe creció hasta que supe, en lo profundo de mi ser, que íbamos a ganar. Gálatas 6:9 se había convertido en mi lema: "No nos canse- mos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos". Mi perseverancia se vio renovada cuando, tres días después de aquel miércoles en el hospital, Diana se despertó comple- tamente sanada de su cerebro. Las noticias sobre el milagro se extendieron a otras naciones. De hecho, la residencia para enfermos, donde ella había estado, recibió preguntas desde Europa queriendo saber más de la increíble recuperación. Cada hora y cada lágrima que había invertido se convirtie- ron en algo que había valido la pena cuando vi despierta a Diana y le escuché decir las palabras: "Alabado sea el Señor". ¿Qué aprendí en el esfuerzo de ese año? Mucho, ¡a parte de demasiado! Y continúo aprendiendo.
En el "Informe de los últimos días", Leonard Ravenhill habla sobre un grupo de turistas que visitaban una aldea pintoresca y pasaron al lado de un anciano sentado al lado

de una valla. De una manera altanera, uno de los turistas le preguntó: "¿Nació algún hombre grande en esta aldea?" El anciano respondió: "No, sólo han nacido bebés". 2
He aprendido que nadie nace siendo un héroe de la nación. Todos son formados y refinados en el campo de práctica de la vida. Un talentoso juez de Hollywood dijo de Fred Astaire, uno de los principales cantantes, bailarines y actores de todos los tiempos: "No puede actuar. No puede cantar. Puede bailar un poco". 3 Estoy seguro de que Satanás me ha juzgado en ciertas ocasiones de mi vida: "No puede predicar. No puede dirigir. No puede orar un poco". Gracias sean dadas a Dios por Su gracia, paciencia y compromiso para conmigo. En la vida he tropezado más veces hacia adelante que hacia atrás.
Tantas preguntas
Por éste y otros viajes de oración —por fracasos al igual que por victorias— por cientos de horas de estudio, he reunido algunos pensamientos que quisiera compartir contigo. Estoy seguro de que éstos contestarán muchas preguntas, tales como: • ¿Es realmente necesaria la oración? De ser así, ¿por qué? ¿Acaso Dios no es soberano? ¿No significa eso que Él hace lo que quiere y cuando quiere? Si esto es cierto, ¿por qué hay que orar? • ¿Está garantizada automáticamente la voluntad de Dios para un cristiano o está relacionada con la oración y con otros factores? • ¿Por qué tan a menudo cuesta tanto tiempo el que una oración sea contestada? ¿Por qué se requiere perseveran- cia? Jacob luchó con Dios. ¿Es eso lo que debemos hacer en la oración? No me gusta el pensamiento de luchar con Dios ¿y a ti?

• ¿ Qué hay con respecto a las oraciones por los perdidos ? ¿Cómo puedo ser más eficaz? Me frustra un poco intentar pensar en nuevas maneras de pedirle a Dios que salve a las personas, ¿y a ti? Pensé que Él quería salvarlas. Entonces, ¿por qué siento como si intentara convencerlo de que lo haga? ¿Hay alguna forma mejor de hacerlo? ¿Tengo que pedir por su salvación una y otra vez o tengo que pedírselo una sola vez y luego darle gracias por medio de la fe? • ¿Qué sobre la guerra espiritual? Si Satanás ha sido derrotado y Cristo tiene toda la autoridad, ¿no debería- mos olvidarnos ya del diablo? ¿Quién ata al diablo, Dios o nosotros? • ¿Qué es exactamente la oración intercesora? Y no me digas que solamente es "estar en la brecha". Ya tengo suficiente de citas religiosas y modismos espirituales. Sé que el término se toma de la Biblia pero, ¿qué significa? • ¿Y sobre la protección? ¿Dios simplemente permite todo lo que me sucede a mí o a mi familia? ¿O hay algo que deba hacer para procurar mi seguridad? • ¿Cómo "sobrellevamos los unos las cargas de los otros"? (Gálatas 6:2). • ¿Existe un tiempo perfecto para las respuestas de la oración o dicho tiempo depende de mí? ¿Te están cansando estas preguntas? A mí sí —así que aquí me detendré. Tal vez incluso estés cansado de preguntarte algunas de ellas. Por mi parte lo estuve. Muchas personas han dejado de hacerse estas preguntas hace mucho tiempo y también es probable que hayan dejado de orar. ¡Por favor, tú no hagas lo mismo! ¡Sigue preguntando! He descubierto que las respuestas correctas empiezan con las preguntas correctas. También me he dado cuenta de que Dios no se ofende con una pregunta

sincera. Él no satisface al escéptico ni tampoco se agrada en la incredulidad, pero sí ama a una persona que busca con honestidad. Aquellos que carecen de sabiduría y la piden no son rechazados (ver (Santiago 1:5). Dios es un buen Padre. ¿Harías conmigo la siguiente oración?
Padre, necesitamos más comprensión —no más conoci- miento. Tenemos tanto conocimiento que nos estamos con- fundiendo. Sí, e incluso en ocasiones somos cínicos debido a que nuestros conocimientos no siempre han dado resul- tados. De hecho, Padre, la Biblia muy a menudo parece contradecir nuestras experiencias. Necesitamos algunas respuestas. Necesitamos una unión de la teología y de la experiencia. Hemos sido animados por las historias de otros grandes guerreros de la oración —los Hydes, los David Brainerds, los Andrew Murray y los apóstol Pablo. Pero francamente Señor es un poco frustrante cuando nuestras oraciones no parecen dar resultado. Y también es intimidante porque jamás sabemos si alguna vez podremos orar dos o tres horas al día, como lo hacían estos grandes intercesores. Ahora necesita- mos más que inspiración. Necesitamos respuestas. Así que, al igual que tus discípulos, Señor, nosotros deci- mos: "Enséñanos a orar". Sabemos que a menudo requiere de un arduo trabajo, pero ¿no puede ser también divertido? Sabemos que existirán fracasos, pero ¿y si nos dieras unos cuantos éxitos más? Ya sabemos que "andamos por fe, no por vista" (2 Corintios 5:7), pero ¿podríamos ver más victo- rias?... ¿más almas salvadas?... ¿más sanidades? Estamos cansados de cubrir nuestra ignorancia en túnicas de ciega obediencia y de llamarla espiritualidad. Estamos cansa- dos de los ejercicios religiosos que nos hacen sentir mejor durante un rato, pero que dan poco fruto que permanezca. Estamos cansados de tener una forma de piedad sin poder. Ayúdanos, por favor. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.


Capítulo dos
La necesidad de la oración

¡Porque yo lo digo!
—¡Porque yo lo digo! ¿No te enojas cuando esa es la razón que te dan para que hagas algo? No sólo es frustrante, sino que también es algo que aniquila la motivación. Una cosa es cuando la pregunta: "¿Por qué?" surge de una resistencia que tiene como raíz la rebelión, pero cuando uno no comprende sinceramente el porqué de las cosas, esta respuesta puede ser odiosa. Recuer- do que me golpeaban los nudillos de la mano con una regla por hacer una pregunta sencilla, "¿por qué?" ¡Zas! —¡Porque yo lo digo! ¡Ahora cállate y hazlo! ¡Aún me gustaría poder golpear los nudillos del profesor con una vara de un metro sin darle ninguna razón para hacerlo! (No se preocupen, trataremos con el perdón y la sanidad interior en otra ocasión). A ninguno nos gusta hacer algo simplemente porque otro lo dice. Ah, sé que en ocasiones Dios pide que hagamos cosas sin que tengamos el pleno conocimiento del porqué, pero generalmente son cuestiones ocasionales de obediencia o de confianza —no es la manera en que Él espera que vivamos nuestra vida regularmente. No somos robots programados que jamás preguntan el porqué de las cosas. Él no pide que tengamos la mentalidad de un avestruz: con la cabeza ente- rrada en la arena, ciegos a la verdad, las cuestiones y los hechos.
Me pregunto el porqué de las cosas
Dios nos ha dado una Biblia llena de respuestas a los porqués de la vida. La pregunta en la que estoy interesado es: ¿Por qué hay que orar? No estoy preguntando el porqué en el sentido de necesitar una u otra cosa. Es obvio que pedimos porque deseamos o necesitamos algo. Estoy hablando del porqué en el contexto de la soberanía de Dios. ¿En realidad importan tanto mis oraciones? ¿A final de cuentas no va a hacer Dios lo que Él quiera? La mayoría de las personas, incluso sólo en el subconsciente, creen eso. La prueba es su vida de oración, o la falta de la misma. ¿Pueden mis oraciones realmente cambiar las cosas? ¿Ne- cesita Dios que ore o sólo desea que lo haga? Algunos argumentarían que un Dios omnipotente no "necesita" nada, incluyendo nuestras oraciones. ¿Puede ser frustrada la voluntad de Dios o no llevarse a cabo si no oro? Algunos me catalogarían como hereje tan sólo por hacer la pregunta. Pero ésta y otras preguntas merecen respuestas. He descu- bierto que entender el porqué se hace alguna cosa, puede ser una gran fuerza motivadora. Lo contrario también es verdad. Cuando niño me preguntaba el porqué de la señal que decía: "No echarse clavados en el agua", en la parte más baja de la piscina. Un día me golpeé la cabeza en el fondo y jamás lo volví a hacer. Solía preguntarme por qué no debía tocar el resplandor rojo de la estufa. Y descubrí el porqué. Me preguntaba por qué un tipo que iba delante de mí, andando por el bosque, decía "Agáchate".

Yo pensaba, no quiero agacharme. No tengo que agachar- ía me. En ese momento, una rama me pegó en la parte superior  de la cabeza, ahora me agacho. v *,' | Necesito saberlo
* Alguien dijo: "Errar es humano, repetir el error es una estupipidez". Estoy seguro de que he calificado en esta área una o «, dos veces, pero no en estas últimas situaciones ¡porque ahora •' sé el porqué de las cosas! Sin embargo, no estamos hablando § de golpes, quemaduras ni rasguños, estamos hablando de un > destino eterno. Estamos hablando de hogares, matrimonios, ;• el bienestar de las personas que amamos, avivamiento en V nuestras ciudades —y la lista es muy larga. 4 Cuando Dios dice: "Ora", quiero saber qué es importante. I No me gustan los ejercicios religiosos y mi tiempo es muy f valioso —igual que el tuyo. ¿Tenía razón o no S.D. Gordon Í: cuando dijo: "Puedes hacer algo más que orar después de que l has orado, pero no puedes hacer otra cosa más que orar hasta i que hayas orado... Orar es lanzar el golpe de la victoria... el ' servicio es recoger los resultados" 1 Si Dios va a hacer algo sin importar si oramos o no, i*í entonces Él no necesita que pidamos y no necesitamos otra -|| cosa que nos haga perder el tiempo. Si todos dicen igual que JT' la canción, lo que será, será, entonces tomemos una siesta y * dejemos que sucedan las cosas. §, Si, por otro lado, John Wesley tenía razón cuando dijo: "Dios no hace nada en la tierra excepto como respuesta a la oración que cree", entonces esto me quitaría el sueño. Cam- biaría mi estilo de vida debido a esto. Apagaría la televisión, e incluso me perdería una o dos comidas. • Necesito saber si el quiste del ovario de mi esposa desapareció por haber orado. • Necesito saber si me salvé en el terremoto debido a que alguien oró.

• Necesito saber si Diane salió del coma con un cerebro restaurado debido a que oramos. • Necesito saber si mis oraciones pueden hacer una dife- rencia entre el cielo y el infierno para una persona.
¿Es realmente necesaria la oración?
La verdadera pregunta es: ¿Necesita un Dios soberano y omnipotente nuestra participación o no? ¿Es la oración real- mente necesaria? De ser así, ¿por qué? Creo que es necesaria. Nuestras oraciones pueden traer avivamiento. Pueden traer sanidad. Podemos cambiar una nación. Fortalezas pueden ser derribadas cuando y debido a que oramos. Estoy de acuerdo con E. M. Bounds cuando dijo:
Dios moldea el mundo a través de la oración. Cuanta más oración haya en la tierra, el mundo será mucho mejor, serán más grandes las fuerzas en contra del mal... las oraciones de los santos de Dios son el mercado monetario celestial por medio del cual Dios lleva a cabo Su gran obra en la tierra. Dios condiciona la misma vida y prosperidad de Su causa en la oración. 2
No podía estar más de acuerdo —y quisiera compartir contigo el porqué creo en esto. Si estás de acuerdo conmigo, vas a orar más. También es muy probable que ores con una fe mayor.
El plan original de Dios
La respuesta a por qué es necesaria la oración yace en el plan original de Dios al crear a Adán. Solía pensar que Adán debió ser sorprendente. Ahora sé que lo fue, como lo dirían mis hijos "requete asombroso". (Para aquellos que no tienen adolescentes o niños pequeños "reque- te" significa "muy o totalmente").

El nombre Adán significa "hombre; ser humano". 3 En otras palabras, Dios creó al hombre y le llamó "Hombre". Hizo a un humano y lo llamó "Humano". Creó un adán y lo llamó "Adán". De hecho, a menudo cuando la Biblia utiliza el término "hombre", la palabra hebrea que se utiliza es adam, deletreada tal y como se utilizaba en el inglés antiguo. Conparto esto simplemente para decir que Adán nos representa a todos. Lo que Dios quiso para él, lo quería para toda la raza humana. ¿Cuál era la intención de Dios? Inicialmente, Dios le dio a Adán y a Eva, y a sus descendientes, el dominio sobre toda la tierra y sobre toda la creación como lo vemos en Génesis 1:26-28:
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y seño- read en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 
También vemos esto en el Salmo 8:3-8:
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿ Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los sende- ros del mar. 

Adán, el representante de Dios en la tierra La palabra hebrea mashal, traducida "señorear" en el versí- culo 6 de este pasaje, indica que Adán (y finalmente sus descendientes) iba a ser el gerente de Dios aquí en la tierra, el mayordomo o el gobernador de Dios. Adán era el mediador de Dios, el que estaba en medio o el representante. 
Dios no dejó de poseer la tierra, sino que le asignó a la humanidad la responsabilidad de gobernarla 
El Salmo 115:16 también confirma esto: "Los cielos... de Jehová; y ha asignado la tierra a los hijos de los hombres. (Traducción de Moffatt, itálicas añadidas por el autor). Esta traducción comunica con una mayor exactitud el significado de la palabra hebrea nathan, que frecuentemente se traduce como "dado". Dios no dio la tierra que poseía, sino que le asignó a la humanidad la responsabilidad de gobernarla. Génesis 2:15 dice: "Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase". La palabra "guardase" es la traducción de la palabra hebrea shamar que significa "cuidar o proteger". Es la palabra principal utilizada para un vigía en las Escrituras. Adán literalmente era el vigía de Dios o el guardián de la tierra. Ningún estudiante serio de la Biblia tendría algo en contra de que Adán fuese el representante de Dios aquí en la tierra. Pero, ¿qué es lo que de hecho significa representar a alguien? El diccionario define representación como "volver a presen- tar". 5 Otra manera de decirlo podría ser "re-presentar" a alguien. Un representante es alguien que re-presenta la voluntad de otra persona. Yo, por ejemplo, me siento honrado porque a menudo

|; represento a Cristo a través del mundo. Espero presentarlo -$ nuevamente conforme hablo en Su nombre. k El diccionario también da los siguientes significados: "ex- 4 hibir la imagen y la parte de; hablar y actuar con autoridad de parte de ser sustituto o agente de".  Suena muy parecido a lo .' que Dios le dijo a Adán, ¿no creen? A; Ahora, no es una labor pequeña representar a Dios. Por lo ) tanto, para ayudarnos a los humanos a llevar a cabo tal tarea %, de una forma más adecuada, Dios nos hizo como Él. "Y creó i Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón £ y hembra los creó" (Génesis 1:27). La palabra hebrea para |« "imagen" es tselem, la cual involucra el concepto de una \, sombra, un fantasma o una ilusión. 1 k Una ilusión es algo que te parece ver, pero al observarlo |] más de cerca descubres que tus ojos te han hecho una jugada. Cuando el resto de la creación veía a Adán, debieron haberlo visto dos veces, probablemente pensando algo como lo si- •' guiente: Por un momento pensé que era Dios, pero únicamen- te se trata de Adán. ¿Qué te parece esta representación? ¡También es una teología muy fuerte! Además se nos dice que Adán era similar a o comparable a Dios. La palabra hebrea demuwth, traducida "semejanza" en Génesis 1:26, proviene de la raíz damah, que significa • "comparar". 8 ¡Adán era muy parecido a Dios! •í El Salmo 8:5 de hecho dice que los seres humanos fueron hechos "un poco menor que los ángeles". Incluso Dios nos da la capacidad de crear espíritus eternos, ¡algo que no le ha confiado a ninguna otra criatura! A continuación el mismo versículo dice que la humanidad fue coronada con la misma gloria de Dios. Hablando de teología fuerte, la definición de la palabra hebrea kabowd, que se traduce como "gloria", ¡significa literalmente "pesada o de peso"! 9 Esto, por supuesto, está unido al concepto de autoridad. Aún utilizamos la ilustración en la actualidad cuando nos referimos a alguien que "lleva mucho peso". Adán llevaba el peso de la tierra. No sé cuánto

pesaba él, pero "pesaba". ¡Representaba a Dios con toda la autoridad! ¡Él estaba a cargo de todo! La palabra griega para gloria, doxa, es igualmente revela- dora. Involucra el concepto de reconocimiento. De forma más precisa, es aquello que hace que algo o alguien sea reconocido por lo que realmente es. 10 Cuando leemos en las Escrituras que la humanidad es la gloria de Dios (ver 1 Corintios 11:7), nos quiere decir que Dios era reconocido en los humanos. ¿Por qué? Para que los humanos le pudieran representar de una manera exacta. Cuando la creación miraba a Adán, se suponía que debían de ver a Dios. ¡Y eso sucedía! Es decir, hasta que Adán pecó y fue separado de la gloria de Dios. Dios ya no es reconocido en la humanidad caída. Debemos de volver a la imagen de Dios cambiando "de gloria en gloria" (2 Corintios 3:18) para que se vuelva a efectuar este reconocimiento. Mi propósito no es agobiarte ni impresionarte con tantas definiciones, sino más bien ampliar tu comprensión del plan de Dios para la humanidad en la Creación. Por lo tanto, resumamos lo que hemos dicho utilizando una copilación de los versículos y definiciones anteriores:
Adán era comparable o similar a Dios —tan parecido a Dios que formaba una ilusión. Dios era reconocido en Adán, lo cual significa que Adán "llevaba el peso" aquí en la tierra. Adán representaba a Dios, presentando una vez más Su voluntad en la tierra. Adán era el gobernador de Dios o el gerente. La tierra le había sido asignada a Adán, estaba a cargo y al cuidado de él. Adán era el vigía o el guardián. La manera en que iban las cosas en el planeta tierra, para mejor o para peor, dependía de Adán y de su descendencia.
Por favor piensa en ello. Si la tierra hubiese permanecido como el paraíso, se debería a la humanidad. Si las cosas se echaron a perder, fue debido a la humanidad. Si la serpiente logró hacerse del control, se debió a la humanidad. ¡En realidad la humanidad estaba a cargo!

¿Por qué hizo las cosas de esta manera? ¿Por qué se arriesgó? Por lo que sé de Dios por medio de las Escrituras y • por mi andar personal con Él, sólo encuentro una conclusión: ( Dios quería una familia —hijos e hijas que se relacionaran personalmente con Él, y viceversa. Así que creó unos padres originales similares a Sí mismo. Puso Su misma vida y Espíritu en ellos, les dio un bello hogar con muchas mascotas, se sentó y dijo: "Esto es bueno". Diariamente tenía relación con ellos, caminaba con ellos, les enseñaba sobre Sí mismo en su casa. Y les dijo: "Dadme algunos nietos y nietas". Ahora Dios era Padre, ¡y estaba emocionado! Concedido, ésta es la paráfrasis de los Sheets, pero en realidad las Escrituras no cambian —nos llevan a una conclu- sión sobre la necesidad de la oración.
Dios obra a través de las oraciones de Su pueblo
Continuemos hacia esta conclusión. Debido a que estamos hablando de cosas "pesadas", tales como la gloria y las coronas, ilusiones y personas que crean cosas eternas, ¿cuan pesado es esto? Tan completa y final era la autoridad de Adán l sobre la tierra que él, y no sólo Dios, ¡tenía la capacidad de i dársela a alguien más! Escucha las palabras de Satanás en Lucas 4:6,7 conforme tentaba a Jesús: "A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entre- gada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos" (itálicas añadidas por el autor). La parte en la que decía que a él se la había entregado la tierra era cierta, y Jesús lo sabía. Incluso llamó a Satanás "el príncipe de este mundo" en tres ocasiones en los evangelios (ver Juan 12:31; 14:30; 16:11). Y aquí entra la parte fuerte número dos: Tan completa y final era la decisión de Dios para hacer las cosas a través de los seres humanos que le costó a Dios la Encarnación para volver a ganar aquello que Adán había cedido. Tenía que convertirse en parte de la raza humana. No puedo pensar en ninguna verdad más sorprendente. Ciertamente nada podía

dar una prueba más fuerte de la decisión final que Dios tomó "a través de los humanos". Sin lugar a dudas, los humanos siempre iban a ser la unión de Dios con la autoridad y las actividades aquí en la tierra. Creo que aquí tenemos la razón de la necesidad de la oración. Dios eligió, desde el momento de la creación, traba- jar en la tierra a través de los humanos, y no de forma independiente de ellos. Siempre lo ha hecho y siempre lo hará, incluso le costó convertirse en uno de nosotros. Aunque Dios es soberano y omnipotente, las Escrituras nos dicen claramente que Él se ha autohmitado, en lo que se refiere a las cuestiones en la tierra, para obrar a través de los seres humanos. ¿Acaso no es ésta la razón por la cual la tierra es un desastre? No es porque Dios lo desee, sino por Su necesidad de obrar y llevar a cabo Su voluntad a través de las personas. ¿Acaso no es esta la historia que se entreteje a través de las Escrituras?: • Dios y los humanos, para bien o para mal, haciendo las cosas juntos • Dios necesitando hombres y mujeres fieles • Dios necesitando una raza a través de la cual pueda obrar • Dios necesitando profetas • Dios necesitando jueces • Dios necesitando un Mesías humano • Dios necesitando manos humanas para sanar, voces humanas para hablar y pies humanos para desplazarse ¿No necesita que pidamos que nos venga Su reino, y que se haga Su voluntad (ver Mateo 6:10)? Estoy seguro de que Él no querría que desperdiciáramos nuestro tiempo pidiendo algo que de cualquier manera iba a suceder, ¿no crees?
La necesidad de la oración - 33
¿No nos dijo que pidiéramos nuestro pan diario? (Ver Mateo 6:11). Y sin embargo, El conoce nuestras necesidades antes de que siquiera las pidamos. ¿No nos dice que pidamos que sean enviados obreros a la mies? (Ver Mateo 9:38). Pero, ¿acaso el Señor de la mies no ; desea eso más que nosotros mismos? ' ¿No dijo el apóstol Pablo: "...Orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada..." (2 Tesalonicen- ses 3:1)? ¿No estaba ya Dios planeando hacer esto? ¿No son estas cosas la voluntad de Dios? Entonces, ¿por qué se supone que tengo que pedirle algo que Él ya quiere hacer si no es que mis peticiones de alguna manera lo liberan para que lo haga? Veamos brevemente tres pasajes bíblicos más que apoyan esto.
Las oraciones fervientes de Elias En 1 Reyes 18 encontramos la historia cuando Dios necesita y utiliza a una persona para llevar a cabo Su voluntad a través de la oración. Es el relato de Elias orando por lluvia después de tres años de sequía. Santiago 5:17,18 también hace men- ción de esta ocasión, y sabemos por medio de este relato que las oraciones de Elias no trajeron únicamente lluvia, sino que también habían detenido la misma tres años atrás. ¡ Sabemos que estamos en problemas cuando los profetas oran por una sequía! En el versículo uno de 1 Reyes 18, después de tres años de juicio, Dios le habló a Elias y le dijo: "...Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra". Luego, al final de este capítulo, después de ocurrir otros acontecimientos, Elias oró siete veces y finalmente llegó la lluvia. Según la declaración del versículo uno, ¿de quién fue la idea de enviar la lluvia? ¿...quién la enviaría? ¿...quién tuvo la iniciativa? Respuesta: Dios, no fue Elias. Entonces, ¿por qué, si era la voluntad de Dios, Su idea y el momento en que Él lo quería, se necesitó de la oración humana para que "trajeran" la lluvia? (Elias se encontraba en

la posición de una mujer que da a luz, dentro de esa cultura, y simbolizaba el concepto de la oración con dolores de parto). ¿Por qué tuvo Elias que pedir siete veces? Siete es el número bíblico de cumplimiento, y estoy seguro de que Dios nos estaba enseñando que debemos orar hasta que el trabajo se lleve a cabo. Pero, ¿por qué éste u otro esfuerzo de la oración requiere perseverancia, cuando se trata de la volun- tad, idea y tiempo de Dios? Y finalmente, ¿fueron realmente las oraciones de Elias las que produjeron la lluvia, o fue sencillamente una coinciden- cia de que él estuviera orando cuando Dios envió la lluvia? Santiago aclara la respuesta a esta última pregunta. Sí, "la oración ferviente eficaz" de este hombre detuvo y trajo la lluvia:
Elias era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto. 
Santiago 5:17,18 La única respuesta lógica a la pregunta de por qué Elias necesitó orar es sencillamente que Dios ha elegido traba- jar a través de las personas. Incluso cuando es el Señor mismo quien inicia algo, y desea hacerlo fervientemente, sigue necesitando que nosotros lo pidamos. Andrew Murray habla brevemente de nuestra necesidad de pedir: "Lo que Dios da está conectado y es inseparable de nuestras peticiones... Sólo por medio de la intercesión se puede traer ese poder del cielo y es lo que capacita a la iglesia para conquistar al mundo". 11 Con respecto a la necesidad de perseverancia de parte de Elias, no quiero comentarlo excesivamente en este momento, pero por ahora es suficiente decir que creo que nuestras oraciones hacen algo más que sólo pedir algo al Padre. Estoy convencido de que en algunas situaciones liberan cantidades
La necesidad de la oración - 35
H acumuladas del poder de Dios hasta que se ha liberado el m suficiente poder para llevar a cabo Su voluntad.
I Daniel: Un hombre de oración i Otro ejemplo que apoya nuestra premisa de la necesidad I absoluta de la oración se encuentra en la vida de Daniel. En I el año 606 A.C. Israel había sido llevado cautivo por otra I! nación debido a sus pecados. Años más tarde en Daniel 9 se i nos dice que mientras leía al profeta Jeremías, Daniel descu- brió que había llegado el tiempo para que terminara la cauti- l vidad de Israel. Jeremías no sólo había profetizado la cautivi- \ dad de la cual formaba parte Daniel, sino que también había « profetizado su duración: 70 años. i En este momento Daniel hizo algo muy diferente a lo que ! la mayoría de nosotros haríamos. Cuando recibimos una [ promesa de avivamiento, liberación, sanidad, restauración,
!etcétera, tendemos a esperar pasivamente en su cumplimiento —pero eso no fue lo que hizo Daniel. Él sabía hacer las cosas de una manera mejor. De alguna manera él debió saber que i Dios necesitaba que él se involucrara porque dijo: "Y volví I mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en \ ayuno, cilicio y ceniza" (Daniel 9:3). | Ningún versículo en Daniel, al contrario de Elias, dice í específicamente que Israel fuese restaurado debido a las [ oraciones de Daniel, pero con el énfasis que se le dan a las ' mismas, la insinuación ciertamente está presente. Sabemos que el ángel Gabriel fue enviado de inmediato después que Daniel empezara a orar. Sin embargo, le tomó 21 días penetrar la batalla en los cielos con el mensaje que le informaba a Daniel: "...Fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido" (Daniel 10:12). No puedo remediar pensar cuántas promesas de Dios se han quedado sin cumplimiento por no haber encontrado la involucración humana que Él necesita. Paul E. Billheimer dice:
Evidentemente Daniel se dio cuenta de que la intercesión tenía un papel que jugar en el cumplimiento de la profecía.

Dios había dado la profecía. Cuando llegó el momento de su cumplimiento Dios no la cumplió arbitrariamente y fuera de Su programa de la oración. Dios buscó un hombre en cuyo corazón pudiera colocar una carga de interce- sión... Como siempre. Dios tomó la decisión en el cielo. Un hombre fue llamado para llevar a cabo esa decisión en la tierra a través de la fe y de la intercesión" , 12
Dios necesita nuestras oraciones
Otra Escritura que apoya fuertemente nuestro argumento de que incluso cuando la existencia y el carácter de Dios son independientes por completo de cualquier cosa creada (ver Hechos 17:24,25) y de que Dios tiene todos los recursos a Su disposición (ver Job 41:11; Salmo 50:10-12), Dios necesita nuestras oraciones:
Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová el Señor. 
Ezequiel 22:30,31 Las implicaciones de este versículo son sorprendentes. La santidad, integridad y verdad de Dios le evita que excuse simplemente los pecados. Deben de ser juzgados. Por otro lado, no solamente Dios es santo, sino que también es amor y Su amor siempre desea redimir, restaurar y mostrar miseri- cordia. Las Escrituras nos dicen que Dios no se complace en la muerte de los malos (ver Ezequiel 33:11). Este pasaje dice claramente: "Aunque Mi justicia deman- daba juicio, Mi amor deseaba el perdón. Si hubiese encontra- do a un humano que me pidiera que salvara a este pueblo, lo

podría haber hecho. Me habría permitido mostrar misericordia. Pero como no encontré a ninguno, tuve que destruirlos". No me gustan las implicaciones de este pasaje, al igual que a ti. No quiero esa responsabilidad. No me gusta considerar * las ramificaciones de un Dios que de alguna forma se ha autolimitado a nosotros los terrenales. Pero a la luz de éste y de otros pasajes, al igual que por la condición del mundo, no , puedo llegar a otra conclusión. O Dios quiere que la tierra se encuentre, o no, en estas condiciones. Si no lo quiere, lo cual es el caso, entonces debemos asumir una de dos cosas. O Dios no tiene poder para hacer algo al respecto, o Él necesita y está esperando algo de . nuestra parte para realizar un cambio. Peter Wagner está de • acuerdo con esto cuando dice:
Debemos entender que nuestro Dios soberano, por Sus propias razones, ha diseñado de tal forma a este mundo que muchas de las cosas que realmente provienen de Él de- penden de las actitudes y acciones de los seres humanos. Él permite que los humanos tomen decisiones que pueden influir en la historia... La falta de acción por parte de los humanos no anula el sacrificio, pero la falta de acción por parte de los humanos pueden hacer que el sacrificio no tenga efecto en las personas perdidas.
Esta verdad podría intimidarnos por la responsabilidad que implica, o incluso condenarnos debido a nuestra falta de ora- ción. Pero también existe otra posibilidad. Una responsabili- dad también puede ser un privilegio; una responsabilidad se puede disfrutar. Si se le permite, esta revelación puede elevarnos dentro de nuestro corazón a nuevas posiciones de dignidad junto a nuestro Padre celestial y junto a nuestro Señor Jesús. Jack Hayford dijo: "La oración es esencialmente í una sociedad entre el hijo redimido de Dios trabajando mano a mano con Dios hacia la reahzacion de Su propósito redentor en la tierra". 14 Aprovechemos la ocasión y abracemos la increíble invita- ción de ser colaboradores de Dios... de ser portadores de su asombroso Espíritu Santo y embajadores de Su gran reino. ¡Seamos sus representantes! ¡Despiértanos a nuestro destino, Señor!

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