Capítulo cuatro
Conociéndose: El bueno, el malo y el feo
Un chico conoce a una chica
-; "Dutch Sheets, quiero que conozcas a Celia Merchant". El í mundo de pronto se detuvo y mi vida cambió para siempre. i El encuentro con la segunda persona más importante de mi vida estaba teniendo lugar —sólo la presentación de Jesús podía ser algo mejor. Era el año 1977 y era estudiante de la Escuela Bíblica. Acababa de disfrutar de un tiempo de oración a solas. Salí de mi cuarto de oración para encontrarme con dos individuos que llevaban una mesa plegable. Uno de ellos era un amigo mío, y la otra era la joven más hermosa que jamás había visto. Ah, no era la primera vez que la veía, pero sí era mi primer encuentro frente a frente. Con las piernas temblorosas y sin poder hablar, casi me tropezaba al asir la mesa por el lado de ella. Con una demostración galante de caballerosidad y musculatura, le
alivié su carga y casi tiraba al otro chico al mostrarle lo rápido que podía llevar la mesa. Luego me presentó a la que se convertiría en la costilla que me faltaba, ¡y sabía que la vida jamás sería vida si no me casaba con esta mujer! Le hablé mucho a Dios. Afortunada- mente, Él estuvo de acuerdo y ella también. ¡La vida es tan buena! Por supuesto que estoy contento de haber pasado ese tiem- po en oración. ¡No me hubiera gustado perderme ese encuen- tro!
El niño se encuentra con una pelota de béisbol
Tuve otro encuentro memorable cuando estaba en el sexto año de primaria. Esta vez no fue tan agradable. Sin embargo, también permanecería conmigo durante toda mi vida. Una pelota de béisbol se encontró con mis dientes frontales. La pelota de béisbol ganó —generalmente es lo que sucede. Tengo dos bonitas fundas en mis dientes frontales como resultado de ese encuentro. Pensé mencionar que intentaba enseñarle a otro niño cómo atrapar la pelota cuando esto sucedió, pero eso sería demasia- do bochornoso. No diré que le demostré lo que no se debía hacer cuando ocurrió el accidente. Pero sí puedo decir que cuando le enseñes a tus hijos los puntos buenos del béisbol, les enseñes lo que hay que hacer —y no lo que no se debe hacer. Hacer las cosas al revés lo coloca a uno en encuentros desagradables y con una sonrisa postiza.
Dios conoce a su compañero, Satanás conoce a su rival
Una figura cuelga de una cruz entre el cielo y la tierra. Dos encuentros están a punto de llevarse a cabo —uno es bueno y agradable, el otro feo y violento. Un Hombre está a punto de conocer a su desposada y la serpiente está a punto de contrarse con una pelota haciendo una curva para chocar ntra los dientes.
Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y * se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. < Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de ' Cristo y de la iglesia.
Efesios 5:31,32
tp Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; porque tú I heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
| Los dientes de los perversos quebrantaste.
Salmo 3:7 Tanta belleza, tanta fealdad... unión, desunión... unidad, mpimiento... ** De hecho, muchos otros encuentros podrían ser menciona- s y que tuvieron lugar a través de la Cruz. • La misericordia se encontró con el juicio. • La justicia se encontró con el pecado. • La luz se encontró con la oscuridad. • La humildad se encontró con el orgullo. • El amor se encontró con el odio. • La vida se encontró con la muerte. • El maldito del madero se encontró con la maldición que se había originado del madero. • El aguijón de la muerte se encontró con el antídoto de la resurrección. ¡Todos los buenos ganaron!
Sólo Dios podría haber planeado tal acontecimiento —y esto sin mencionar el resultado perfecto. Sólo Él podía unir tales extremos en un acontecimiento. ¿Quién sino Él podía derramar sangre para crear vida, utilizar el dolor para traer sanidad, permitir injusticia para satisfacer a la justicia, y aceptar el rechazo para restaurar la aceptación? ¿Quién podría haber utilizado ese acto tan malvado para lograr tanto bien? ¿Quién podría haber transformado un acto de amor sor- prendente en tanta violencia y viceversa? Únicamente Dios. Tantas paradojas, tantas ironías. ¿No encuentras fascinante que la serpiente que logró su mayor victoria en un árbol (el del conocimiento del bien y del mal) sufriera su mayor derrota en otro madero (la Cruz del Calvario)? ¿No encuentras irónico que el primer Adán sucumbiera a la tentación del jardín (Edén) y que el postrer Adán venciera su mayor tentación en otro jardín (Getsemaní)? ¡Dios puede hacer un libreto cuando quiera! Tal vez ya te hayas imaginado que escondida en algún lugar de estas tres historias —mi esposa, la pelota de béisbol y la Cruz— se encuentran ilustraciones de la intercesión. De hecho, he utilizado una de las definiciones de la palabra hebrea que se utiliza para intercesión, paga, la he utilizado 23 veces hasta ahora. Y la continuaré utilizando más de 30 veces cuando se termine este capítulo. ¿Qué te parece la redundan- cia?
La intercesión crea un encuentro
La palabra hebrea para intercesión, paga, significa "encuen- tro" 1. Como ya lo hemos visto estudiando la palabra en español, la intercesión no es primeramente la oración que hace una persona, sino lo que una persona hace y que se puede» realizar a través de la oración. Esto también es cierto en el idioma hebreo. Aunque en nuestra mente la palabra intercesión ha significado oración, la palabra hebrea no significa necesaria-
1 mente que sea una oración. Tiene muchos significados, ¡todos los cuales se pueden llevar a cabo a través de la ¡oración. En lo que resta del libro, veremos varios de estos significa- dos, y luego los colocaremos en el contexto de la oración. •Conforme lo hacemos, aumentará nuestra comprensión de lo que Cristo hizo por nosotros a través de Su intercesión y lo que conlleva nuestra representación de la misma a través de la oración. Como lo implican las historias preliminares, el primer uso de la palabra paga que exploraremos es "encuen- ítro". La intercesión crea un encuentro. Los intercesores se en- i cuentran con Dios; también se encuentran con los poderes de las tinieblas. ¡Las "Reuniones o encuentros de oración" son ; llamados así de manera correcta!
Un encuentro de reconciliación
V Similarmente al de Cristo, a menudo nuestros encuentros con ] Dios son para afectar otros encuentros —una reconciliación. Nos encontramos con Él pidiéndole que se encuentre con otra persona. Nos convertimos en los intermediarios: "Padre ce- \ Iestial, hoy vengo a ti (un encuentro) pidiéndote que toques a : Tomás (otro encuentro)". Al otro lado del espectro, de la manera en que Cristo lo hizo a través de la batalla espiritual, nuestro encuentro con el enemigo es para deshacer otro encuentro —romper, separar, desunir. Todas nuestras interce- , siones en oración involucrarán una o ambas facetas: reconci- liación o rompimiento; unión o desunión. Primero, veremos un par de Escrituras que describen lo que Cristo hizo cuando se encontró con el Padre para crear un encuentro entre Dios y la humanidad. Luego veremos el aspecto de la batalla. El Salmo 85:10 declara: "La misericor- dia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron". { Examinemos de una forma más completa esta hermosa des- cripción de la Cruz.
La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. Y al hacerlo, ¡lo mismo hicieron Dios y la humanidad!
Dios tenía un dilema que se ve a través de las cuatro palabras de este versículo. El no es únicamente un Dios de misericordia (la cual representa Su bondad, amor y perdón), sino que también es un Dios de verdad (la cual representa Su integridad y justicia). Él no representa meramente la paz (seguridad, sanidad y descanso), sino también justicia (santi- dad y pureza) sin la cual no puede existir la paz. El dilema es el siguiente: un Dios santo, justo y verdadero no puede perdonar simplemente, otorgar misericordia o dar paz a una humanidad caída sin tener que comprometer Su carácter. El pecado no puede tener excusa. Tiene que ser juzgado y junto con él el pecador. Así que, ¿cómo puede este Dios santo, que sin embargo es amor, unir a estas dos cosas? ¡POR LA CRUZ! En la cruz la misericordia y la verdad se encontraron. La justicia y la paz se besaron. Y al hacerlo ¡lo mismo hicieron Dios y la humanidad! ¡Nosotros besamos al Padre a través del Hijo! ¡Nos encontramos con El a través de la sangre de Cristo! Jesús se puso a nuestro lado y fue presentado a Su novia. En un insondable y soberano acto de sabiduría, Dios satis- fizo tanto Su amor como Su justicia. Estableció la justicia al igual que la paz. "¿Quién como tú, oh Señor? ¿Quién puede describir Tu gran misericordia, Tu asombroso poder y Tu infinita sabiduría?". Cuando esto sucedió, el ministerio de reconciliación de Cristo estaba siendo terminado: "...Quien nos reconcilió con- sigo mismo por Cristo... Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo" (2 Corintios 5:18,19). Como ahora representamos a Cristo en Su intercesión, apliquemos estos versículos a nosotros mismos. El versículo 8 dice que Él "nos dio el ministerio de la reconciliación". En ras palabras, a través de nuestra intercesión por medio de la Hwación, liberamos el fruto de lo que El hizo a través de Su acto de intercesión. Traemos a individuos delante de Dios por lio de la oración pidiéndole al Padre que se encuentre con los. A nosotros también se nos ha dado el ministerio de la conciliación. Ya sea por una persona o por una nación, sin iportar cuál sea la razón, cuando somos utilizados para crear encuentro entre Dios y los humanos, liberando el fruto de |a obra de Cristo, el paga se ha efectuado. Esto se puede dar conforme realizas una caminata de ora- ción a través de tu barrio y le pides a Dios que se encuentre Mi las familias y las salve. Podría ser un viaje de oración a otra nación. Nuestra iglesia enviado a equipos de intercesores a algunos de los países n más tinieblas de la tierra con el único propósito de que n —creando encuentros entre Dios y la humanidad— jnexiones divinas a través de conductores humanos.
Encontrando esa sanidad ¡fíe sido testigo de milagros de sanidad conforme Dios se 'encontraba con personas. En 1980 me encontraba en otro de lilis muchos viajes a Guatemala. En una ocasión mi esposa, fitra pareja y yo estábamos ministrando a una anciana que iitabía sido salva recientemente. Habíamos ido a su casa para Compartir con ella algunas enseñanzas. Aproximadamente seis meses antes, esta anciana había éaído de un banquillo y se había roto un tobillo. Como ocurre a menudo con los ancianos, la fractura no sanaba correcta- mente. Su tobillo seguía demasiado inflamado y tenía mucho f&olor. Mientras la visitábamos, el otro hombre y yo sentimos i que Dios quería sanar su tobillo —en ese momento. Después de compartirlo con ella y obteniendo su consenti- miento, le dijimos que levantara su pierna sobre un banco. Y yo empecé a orar, o algo parecido.
¿Alguna vez Dios te ha interrumpido? A mí me interrumpió en esta ocasión. (Oh, ¡qué siempre sea así de "irrespetuoso"!) Cuando me coloqué de intermediario entre ella y Dios para llevar a cabo un encuentro, la presencia de Dios vino de una manera tan poderosa a la habitación que me detuve a la mitad de la frase. Había dado un paso hacía ella y había pronunciado una palabra: "Padre". ¡Eso era todo lo que El necesitaba! Fue como si hubiese estado tan deseoso de tocar a esta mujer que no pudo esperar más. Me doy cuenta de que lo que estoy a punto de decir puede sonar demasiado dramático, pero es exactamente lo que sucedió. La presencia del Espíritu Santo llenó la habitación con tanta fuerza que me quedé como una piedra. Dejé de hablar y empecé a llorar. Mi esposa y la otra pareja también empezaron a llorar. La mujer a la que ministrábamos comenzó a llorar. Su pie empezó a brincar sobre el banco, agitándose sin control durante varios minutos conforme ella tenía un poderoso en- cuentro con el Espíritu Santo —¡un encuentrol El Señor la sanó y la llenó con su Espíritu Santo. Durante la misma visita a Guatemala, a mi esposa y a mí, junto con la pareja que mencioné anteriormente, se nos pidió que orásemos por una mujer que estaba hospitalizada con tuberculosis. La encontramos en una habitación junto con otras 40 mujeres, las camas estaban separadas unos 90 centí- metros las unas de las otras. Simplemente era un área del hospital en la que los doctores y enfermeras podían atender a la gente muy pobre. Ni siquiera había biombos que separaran a las mujeres. Y sí, la mujer estaba tosiendo con tuberculosis sobre todos aquellos que la rodeaban. Conforme hablamos y oramos con ella, notamos que la mujer de la cama de al lado nos observaba con atención. Al terminar nos preguntó si estábamos dispuestos a orar por ella. Por supuesto que lo estábamos, así que le preguntamos cuáles eran sus necesidades. Sacó sus dos brazos de debajo de las sábanas y nos mostró las dos manos, retorcidas hacia su cuerpo, como si estuviesen congeladas en esa posición. Le eran completamente inservibles. Sus pies se encontraban de la misma manera. Mientras estaba en el hospital para una operación de la espalda, el doctor accidentalmente había cortado un nervio de su columna vertebral, dejándola en estas condiciones. No había nada que pudieran hacer para corregir este problema. La compasión llenó nuestros corazones conforme le pedía- mos a Dios que supliera su necesidad. Nada notorio sucedió, pero la animamos a que confiara en el Señor y nos dirigimos al otro lado de la sala para ver si podíamos compartir de Jesús con alguien más. No estaba presente ningún empleado del hospital, así que teníamos una libertad relativa para hacer lo que quisiéramos. Conforme empezamos a visitar a otra mujer al otro lado de la habitación, escuchamos una repentina conmoción y a al- guien gritando: —¡Milagro! ¡Milagro! ¡Milagro! —Nos vol- vimos y vimos a la mujer moviendo sus manos, abriéndolas y cerrándolas, moviendo sus dedos, pateando con sus pies debajo de las sábanas y gritando la palabra milagro. ¡Un encuentro se había llevado a cabo! No sé quién fue el más sorprendido —la mujer que fue sanada, las otras mujeres de la habitación o yo. Esperaba un milagro pero no creí que sucedería. Recuerdo que pensé: Esta clase de cosas sólo sucedían en los tiempos bíblicos. Lo próximo que supimos fue que todas las mujeres de la habitación nos rogaban que les ministrásemos. Fuimos de cama en cama —como si supiéramos lo que estábamos ha- | ciendo— llevando a las mujeres a Cristo y orando por su recuperación. Recuerdo que pensaba: Esto es una locura. ¿Es i real o estoy soñando? ¿Estamos teniendo un avivamiento en ' una habitación del hospital! Varias mujeres fueron salvas, la ', mujer con tuberculosis también fue sanada y otra mujer que ya tenía hora para una operación de reconocimiento para la siguiente mañana fue enviada a casa ya sanada. En general, ¡tuvimos un tiempo grandioso! Incluso cantamos un par de ¡canciones. Probablemente no debimos hacerlo porque nos escuchó una empleada del hospital, entró en la habitación y
nos pidió que nos marchásemos. Ella se marchó, pero noso- tros nos quedamos. Muchas mujeres nos rogaban que oráse- mos por ellas. Unos minutos después regresó y "amablemen- te" nos acompañó a la salida del hospital. ¿Quién puede convertir una triste habitación de hospital llena de enfermedades y sin esperanza en un servicio de iglesia? ¡Dios! ¡Dios encontrándose con las personas! ¡Y los encuentros de oración crean encuentros con Dios! No quiero engañarte y que pienses que los milagros siem- pre suceden con tanta facilidad como ocurrieron en estas dos ocasiones. Sin embargo, podemos traer a un individuo en contacto con Dios y ese es el significado de la palabra inter- cesión A menudo se requiere mucha intercesión; pero ya sea que tome días o minutos, el esfuerzo siempre vale la pena. Lo importante es que lo hagamos.
Los encuentros de la osa
Progresemos en nuestro pensamiento y pasemos al aspecto de los encuentros de intercesión —haciendo que se cumpla la victoria del Calvario. A esto yo lo llamo "la unción de la osa" debido a Proverbios 17:12: "Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad". Jamás me he encontrado con una osa en el campo con o sin sus cachorros, y espero que jamás me la encuentre. Pero un hombre anciano y sabio de los bosques que al entrenarme en el arte de la supervivencia ante el encuentro con osos me compartió lo siguiente: —¡Hijo, si te es posible intenta evi- tarlos ! Pero si te es imposible y te encuentras con una hembra, jamás te interpongas entre la madre y los cachorros. Porque si lo haces entonces habrá un encuentro, ¡y te va a tocar estar del lado que recibe los golpes! Ahora, antes de que me linchen por aniquilar el contexto de' las Escrituras, permítanme decir que no estoy insinuando que este versículo hable sobre la oración. Sin embargo, lo que sí estoy diciendo es que la palabra "encontrarse" es nuestra misma palabra hebrea "paga", que se traduce intercesión. Se , podrían haber utilizado otras palabras hebreas, pero en parte se . eligió ésta porque a menudo tiene una connotación muy violenta. ,f)e hecho, paga frecuentemente es un término de un campo de featalla (por ejemplo ver: Jueces 8:21; 15:12; 1 Samuel 82:17,18; 2 Samuel 1:15; 1 Reyes 2:25-46). «• ¡La intercesión puede ser violenta! ¡El encuentro puede ser desagradable! ¡Algunos pueden ser sltonibles! Tal y como el encuentro que Satanás tuvo con Jesús en el Calvario cuando Cristo intercedió por nosotros. Satanás se había interpuesto entre Dios y Sus "cachorros". ¡Jamás debe- tía de haberlo hecho! La peor pesadilla de Satanás se hizo Realidad cuando con 4.000 años de ira almacenada, Jesús le 0o el encuentro en el Calvario. La tierra se estremeció, y lo Higo literalmente, con la fuerza de la batalla (ver Mateo 1:5\). El mismo sol se oscureció conforme se übraba la l^atalla (ver v. 45). En el momento que Satanás pensó que era ktt mayor victoria, él y sus fuerzas escucharon el sonido más .horrible que alguna vez hayan escuchado, ¡la risa de la burla lie Dios! (Ver Salmo 2:4). *' La risa fue seguida por la voz del Hijo del Hombre claman- do con una gran voz: "Tételestai". Esta palabra griega se fraduce como "Consumado es" en Juan 19:30. Por favor no |«ensen que Jesús estaba hablando de la muerte cuando dijo sa palabra. ¡De ninguna manera! Tetelestai significa terminar 'go completamente o traerlo a un estado de cumplimiento 2, :mo lo implicaría la palabra terminado, pero también era la labra con la que se sellaban las facturas en aquella época y 'gnificaba: "Completamente pagado". 3 Jesús estaba gritan- Jo: "¡La deuda ha sido pagada en su totalidad!" ¡Aleluya! (Cristo estaba citando el Salmo 22:31 cuando eligió esta laración. Tres de Sus siete palabras en la Cruz vienen de te Salmo. La palabra hebrea que Él citó de este versículo es ah. Es probable que haya estado hablando en hebreo, 'zando la misma palabra. Aun cuando Juan la escribió en ego. La palabra significa, entre otras cosas, "crear". 4 Se utiliza en Génesis, por ejemplo, cuando Dios creó la tierra. Creo que Cristo no sólo estaba diciendo: "La deuda ha sido pagada completamente", sino también: "¡Venid adelante, nueva creación!" No hay duda del porqué tembló la tierra, el sol reapareció, el centurión se aterrorizó (ver Mateo 27:54) y los santos del Antiguo Testamento resucitaron (ver Mateo 27:52,53). No me digas que Dios no tiene cierto gusto por lo dramático. La Cruz define al drama. Y claro, detrás del escenario estaba la violencia. Los cauti- vos estaban siendo rescatados (ver 1 Pedro 3:19; 4:6; Isaías 61:1), se estaban haciendo heridas (ver Génesis 3:15; Isaías 53:5; 1 Pedro 2:24), se estaba llevando a cabo el intercambio de llaves, y la autoridad se estaba transfiriendo (ver Mateo 28:18). Se utiüza una palabra interesante en 1 Juan 3:8 que añade comprensión a lo que sucedió en la Cruz. El versículo dice: "...Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo". Deshacer es la palabra griega luo, la cual tiene un significado tanto legal como físico. Comprender toda su definición ampliará grandemente nuestro conocimiento de lo que Jesús hizo con Satanás y sus obras. El significado legal de luo es (1) pronunciar o determinar que algo o alguien ya no está atado; (2) disolver o anular un contrato o cualquier cosa que ata legalmente. 5 Jesús vino para disolver la atadura legal que Satanás tenía sobre nosotros^ para pronunciar que ya no estamos atados a sus obras. Él "anuló el contrato", acabando con el dominio que tenía sobre nosotros. El significado físico de luo es disolver o derretir, romper, golpear algo para convertirlo en piezas o desatar algo que está atado. 6 En Hechos 27:41, el barco en el que viajó Pablo fue roto en pedazos y (luo) por la fuerza de la tormenta. En 2 Pedro 3:10,12 se nos dice que un día los elementos de la tierra serán derretidos o disueltos (luo) por un gran calor. Jesús no sólo nos liberó legalmente, sino que se aseguró de que las conse- cuencias literales de dicha liberación fueran manifestadas: Él trajo sanidad, liberó a los cautivos, levantó la opresión y liberó a aquellos que estaban bajo el control demoníaco.
Haciendo que se cumpla la victoria Nuestra responsabilidad es hacer que se cumpla la victoria * conforme nosotros nos encontramos con las potestades de las tinieblas. Es interesante saber que Jesús utilizó la misma * palabra, luo, para descubrir lo que nosotros, la iglesia, tene- mos que hacer en la batalla espiritual. Mateo 16:19 nos dice: j "Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos". La palabra desatar en este versículo es luo. Ahora, la interrogante es: "¿Cristo luo las obras del diablo . o somos nosotros los que luo tales obras?" La respuesta es sí. * Aunque Jesús terminó por completo el trabajo de romper con la autoridad de Satanás y anuló sus ataduras legales sobre la i raza humana, alguien en la tierra debe representarle en esa victoria y hacer que se cumpla. Con esto en mente y recordando que la palabra hebrea para intercesión, paga, significa encuentro, digámoslo de la si- . guíente manera:
\ • Nosotros, a través de las oraciones de intercesión, nos encontramos con las potestades de las tinieblas, haciendo que se cumpla la victoria que Cristo terminó cuando se encontró con ellas en su obra intercesora.
\ Esto fue exactamente lo que sucedió en Guatemala cuando * oíamos por la pequeña que estaba atada al árbol, la cual se *", mencionó en el capítulo anterior. Nos encontramos con las •' potestades de las tinieblas e hicimos que se cumpliese la 1 victoria de la Cruz. Hace varios años en Guatemala, un amigo me señaló una ; mujer joven vibrante y saludable y me contó la siguiente - historia. Cuando la había visto por primera vez, unos meses antes, estaba paralizada del cuello hacia abajo. Podía mover t ligeramente la cabeza, pero no podía hablar. "La chica ha estado así durante dos años", fue la información que el pastor 1 le dio a mi amigo. "Y lo incomprensible es que los médicos
no pueden encontrar nada mal físicamente que esté dando lugar a tal problema". Mi amigo, que visitaba la iglesia como predicador visitante, discernió que la causa era demoníaca. Al no saber cuál era la posición de la iglesia sobre este tema, discretamente se acercó a la joven atada a la silla de ruedas, se arrodilló a su lado y le susurró al oído. Conforme lo hacía se estaba interponiendo (intercediendo) entre ella y las potestades de las tinieblas, les estaba dando el encuentro con el poder de Cristo. Oró: "Sata- nás, rompo (luo) tu atadura sobre esta joven en el nombre de Jesús. Te mando que sueltes (luo) tu atadura y que la dejes libre". (Las palabras entre paréntesis son del autor). No ocurrió ninguna manifestación ni ningún cambio inme- diato. Sin embargo, una semana después podía mover un poco sus brazos. A la siguiente semana movía sus brazos normal- mente y un poco sus piernas. La recuperación continuó du- rante un mes hasta que quedó bien y completamente libre. Luego ella le contó a mi amigo los siguientes detalles sobre la causa de su condición y el porqué los doctores no podían encontrar una explicación razonable. —Un profesor de mi escuela que también era un médico-brujo intentó tener rela- ciones sexuales conmigo, a lo cual yo me opuse. Se enojó y me dijo que si no tenía relaciones sexuales con él, pondría una maldición sobre mí. Ella no sabía nada sobre estas cosas y no le dio mucha importancia. Sin embargo, poco tiempo después vino sobre ella esta condición de parálisis. Su incapacidad para hablar evitó que le comunicara a otra persona lo que había sucedido. ¿Qué sucedió para que se libertara a esta chica? Un indivi- duo se interpuso entre la joven y las potestades de las tinie- blas, encontrándose con ellas en el nombre de Jesús, haciendo que se cumpliera Su victoria. ¡Eso... es intercesión! Un encuentro puede ser una experiencia buena y agradable o puede ser una confrontación violenta entre las fuerzas, opuestas. El intercesor se va a encontrar con Dios con el propósito de:
• Reconciliar al mundo para con el Padre y con Sus maravillosas bendiciones. • O se va a encontrar con las fuerzas satánicas de la oposición para hacer que se cumpla la victoria del Calvario. El propósito puede variar, pero hay una cosa que es segura: Las oraciones de un intercesor comprensivo CREARA un encuentro. Y cuando el encuentro esté por terminar, algo habrá cambiado. 1 No seas intimidado por el tamaño del gigante. Jesús te ha dado las cualidades para que le representes. Y que no te intimiden los fracasos pasados. Sé como el niño pequeño que juega en el patio trasero con su bate y su pelota:
"Soy el jugador de béisbol más grande del mundo" —dijo con orgullo. Luego tiró la pelota al aire, intentó golpearla, pero falló. Con valentía, recogió la pelota, la tiró al aire y se dijo a sí mismo: "¡ Soy el jugador de béisbol más grande de todos los tiempos! Volvió a intentar golpear la pelota, y volvió a fallar. Hizo una pausa por un momento para examinar la pelota y el bate cuidadosamente. Luego volvió a echar la pelota al aire y dijo: "Soy el jugador de béisbol más grande que haya existido". Volvió a querer pegarle a la pelota con todas sus fuerzas y volvió a fallar. "¡Vaya! —exclamó. ¡Qué lanzador!".7
• Niégale el acceso a la incredulidad. ¡Puedes hacerlo! ¡Tengamos un encuentro de oración!