LA SEGURIDAD DE NUESTRA SALVACION CAPITULO 2
¿En qué
consiste la salvación?
La salvación Dios la
hizo para todos los seres humanos, toda
persona tiene la capacidad de decidir y escoger la salvación que Dios nos
brinda cuando él se revela a nosotros y nos llama, lamentablemente no todos la
escogen. Aquellos que si decidieron en sus corazones aceptar el precioso regalo
de salvación, Dios los conoció y los predestinó y fueron parte de su plan
perfecto por tanto la obra de salvación es completamente suya, ya que si Dios
no hubiese hecho el llamado inicial ni uno de nosotros le hubiere buscado. Así
que la obra es completamente suya, ni siquiera la fe para ser salvos es nuestra
Efesios 2.8. Por lo tanto podemos estar seguros de que la salvación es obra de
Dios.
La salvación tiene
un orden, y se le llama “El orden de la Salvación” Teológicamente, es el
orden de los decretos de Dios al traerles salvación a los individuos.
1. Elección: Dios escogió a TODOS los seres humanos para
su alabanza, cuando nos creó su intención era que nosotros fuéramos perfectos
delante de él. Dios no nos creó con la
intención que fuéramos una manada de robots manejados por su creador, sino mas
bien que nosotros tuviéramos el libre albedrio que es la capacidad de decidir
el camino que nosotros queramos para nuestra vida. Desde el principio Dios nos
eligió a todos por igual, Dios no hace acepción de personas, pero, son las
personas quienes tendrán la libertad de decidir si vivir con El o ausentes de
Él. Ejemplo. Cuando nosotros estamos cerca de alguien disfrutaremos de su
presencia, pero cuando esa persona no está, vives ausente de él. Es decir vivir
ausentes de Dios es vivir lo contrario a lo que Él es.
2. Pre conocimiento: Si bien es cierto que Dios nos
escogió a TODOS para salvación, también es cierto que a Dios nada le toma por
sorpresa. él ya sabía todo lo que iba a acontecer con el ser humano y con
satanás aun antes de crearlos. Todas las cosas que han pasado ya Dios las sabía
de antemano porque ese era su plan perfecto, para mostrarle a su creación quien
era El. Él quiere que su creación lo conozca tal cual como es. El dió la vida y
la muerte en las manos de su creación y
su creación ha de escoger qué camino tomar. Dios aunque TODO lo sabe no
interferirá en las decisiones que tomemos. Él nos guía a toda verdad siempre y
cuando el ser humano decida responder a su llamado. Desde antes de la fundación
del mundo Dios sabia quienes en su libre albedrio atenderían su voz y a esas
personas les llamo OVEJAS. A aquellos que de antemano Dios sabía que lo
rechazarían también les dio vida y ellos escogieron la muerte, Dios alumbró
sobre ellos la verdad pero ellos no decidieron seguirla. La voluntad de Dios es
que TODOS los seres humanos fueran salvos, pero no todos querrán la salvación
que Dios ofrece sino vivir en sus propios caminos. Pero todo esto fue necesario
para que la creación de Dios conociera completamente a Dios en toda su esencia.
Que conociéramos a PLENITUD la esencia TOTAL de su Justicia, Misericordia, Paz,
Gozo, Poder, Amor, pero también su Ira y su Juicio para aquel que desea vivir
alejado de su creador que lo ama. Para conocer completamente a Dios era necesario
que conociéramos lo que es vivir contrario a Dios y lo que eso acarrea. Si no
deseas vivir en amor, DIOS ES AMOR, vivir ausente del amor es vivir contrario
al amor. Si DIOS ES PAZ vivir contrario a la paz es vivir sin paz. El mundo
creado aún no conoce lo que es vivir completamente ausente de Dios, porque aun
Dios vela por su creación. Vivimos sujetos a las cosas que él nos brinda por su
amor, vemos su amanecer, tenemos un sol, una luna, animales, tierra para
sembrar y cosechar y subsistir, lluvias, vientos etc. Los ángeles están al cuidado del planeta, aún
hay redención de parte de Dios para con los seres humanos. Pero llegará un día
donde Dios se irá completamente de aquellos que lo rechazaron y vivirán
completamente ausentes de Él. Ese lugar se llama El Lago de Fuego, donde ya no
existirá DIOS para ellos, buscad a Dios mientras pueda ser hallado.
3. Predestinación: Dios de antemano conoce nuestras decisiones,
aunque él no interviene en ellas, Dios toma ventaja para el bien de su pueblo y
así demostrar su poder y llegar a revelarse a los seres humanos. Muchos que
rechazan a Dios dicen que Dios no se manifiesta a los seres humanos, pero eso
está muy lejos de ser verdad, porque Dios día y noche está buscando a aquellos
que son sus ovejas, ellas oirán su voz y le seguirán, y él les dará vida, como lo ha hecho hasta
ahora. Los que opinan de una manera incorrecta de parte de Dios no lo conocen
como deberían conocerlo. Así que; de todas las personas que habrían de existir
en toda la era humana, Dios predestinó unos para vida eterna e instrumentos de honra
para llamar a sus otras ovejas. Y a otros los predestinó para condenación e
instrumentos de deshonra. Quiere decir esto que ¿fue injusto Dios? Claro que
no, porque Dios solo tomó ventaja de las decisiones que tomó cada persona para
predestinarla. Dios respeto tus decisiones de seguirlo o rechazarlo, no violó
tu voluntad forzándote a decidir lo que él quería, sino que dejó que tú mismo
con tus capacidades de libre albedrio decidieras tu propio camino. El simplemente
aprovechó tus decisiones para predestinarte de tal forma que estuvieras en el
lugar que él quería que estuvieras para que su perfecto plan se llevase a cabo,
que era que sus ovejas lo conocieran tal cual como es el. Porque no hay nada
que se le escape a Dios ni aun una hoja de un árbol cae sin su consentimiento. Existen
dos descendencias espirituales de hijos en esta tierra, cada persona decide en
cual de ella estar. La primera es la simiente de la mujer, que representan a
los hijos de Dios y la segunda está la simiente de la serpiente, que representan
los hijos de satanás, en este grupo se encuentran a aquellos que rechazan
absolutamente a Dios. Ejemplo: en el Antiguo Testamento las Escrituras nos
hablan de un hombre que fue el Faraón de Egipto que no fue complaciente a la
hora de dejar ir al pueblo de Dios en libertad. Este hombre tenía un corazón
duro, el faraón en su libre albedrio lo decidió así. Dios conocía a este
personaje antes de la fundación del mundo y conocía lo que el mismo iba a
decidir ser, entonces Dios lo vio como un excelente vaso de deshonra de entre
la simiente de los hijos de la serpiente y lo escogió a él para demostrar su
poder y tras de eso como ya Dios sabia la clase de persona que era y que nunca
cambiaría le endureció más el corazón para demostrarle al mundo entero que Él
era el Dios de Israel y que los libertaba de la esclavitud de Egipto. Otro vaso
de deshonra fue Judas el que entregó a Jesucristo, Dios sabía desde un
principio que este iba a decidir ser parte de la simiente de satanás y que
tenía el coraje de entregar y traicionar al Hijo de Dios, así que él fue el
vaso correcto escogido de entre los hijos del diablo para llevar a cabo tal
fin. Dios nos escoge para un propósito conforme a lo que nosotros somos y
decidimos ser en nuestro libre albedrio. Judas nunca fue de Dios, así mismo lo
expresaba Jesucristo. Judas nunca nació de nuevo, nunca fue salvo, así que
nadie puede perder lo que nunca tuvo. ¿ Es Dios injusto con esto? Claro que no
mis queridos amigos, Dios solo saca ventaja de tus propias decisiones que ya él
sabe de antemano, porque Dios es TODOPODEROSO para usarte como él quiere. Si Faraón
o Judas no hubiesen sido malos desde el principio, Dios nunca los hubiese usado
para eso. Dios a TODA su creación le doto con cierto grado de fe, para creerle
y aceptarlo. NINGUN ser humano tendrá excusa en el día del juicio de lo que
hizo o no hizo, porque por cada acto que hayamos hecho en esta tierra corre
bajo nuestra propia voluntad, sea mala la obra o buena, de todas ellas daremos
cuentas. Si violaste, si mataste, si robaste, si torturaste y moriste escrito
en el libro de los inicuos, no será culpa de Dios sino culpa tuya y entonces
tendrás que prepararte para el castigo que te espera. Dios no puede ser burlado
y tarde o temprano daremos cuenta a Dios hasta de cada palabra ociosa que salió
de nuestras bocas. Pero si eres de Dios
escucharas la voz de tu Pastor Jesús que te llama. Porque sus OVEJAS oirán su
voz y correrán a Él.
4. Llamamiento: Todas las cosas y personas Dios las
predestinó de esta manera como la hemos vivido, porque era la manera que Dios
vio para que la humanidad que lo escogió a Él pudiera ser salva. Por eso en
Dios, cada cosa en nuestra vida sea buena o mala ha obrado a favor nuestro.
Porque estas tribulaciones no se compararan a lo que Dios tiene preparado para
nosotros en el reino de los cielos, sus pensamientos no son los mismos que los
nuestros, mientras nosotros pensamos decidir algo, Él ya está pesando como esa
decisión puede hacerte cambiar y llevarte hacia Él. Para que tú pudieras ser
llevado a Dios fue necesario lo vivido, el tiempo justo y la hora justa para
que lo aceptaras. Él sabe de antemano tus decisiones pero también sabe la UNICA
manera que tienes para llegar a Él. Por eso su tiempo es perfecto y todo acurre
en el tiempo y la hora precisa. No hay quien busque a Dios ni aun uno, por eso
Dios sabía en qué momento llamarte bajo qué circunstancias, bajo que excusas,
porque te ama, y él sabía que esa era la UNICA forma como tu atenderías a su
voz, si no fuera así entonces El no sería Dios Omnipotente. Él está en TODO
tiempo y Lugar. El conoce la infinita probabilidad de tus decisiones y tomó el
momento justo y el lugar justo, preciso y exacto para llamarte y decirte
<<ha llegado tu hora de ser salvo>>, Él sabía que en ese momento tú
contestarías: HEME AQUI. Si tú hoy día conoces a Dios es porque tu hora de ser
transformado llegó. Mis hermanos la oracion mueve la mano de Dios asi que sigue orando por tu familia que en el día escogido por el Señor sera derramada la copa de oracion sobre ellos y la conversion llegará. Nuestro trabajo es orar y trabajar en la predicación de la
palabra para que el reino de Dios avance a favor de los hijos de Dios, una vez
que Dios nos ha llamado ya sea directamente o por medio de alguien, Dios usa un
medio para llevar la verdad y llamar a aquellos que han de ser salvos, pues
bien Dios nos usa a nosotros para llamar a sus ovejas por medio
de la predicación de la palabra y la oración. TODAS las ovejas son responsables de llevarles la
verdad de Dios a aquellos que aún no conocen de Dios, porque a Dios le ha
placido usarnos a nosotros para cumplir sus propositos en esta tierra, asi que cada uno es responsable de ser usado como vaso de honra y no de deshonra. Así le
ha placido a Él. Aquella oveja que no cumpla el mandato, pues sus recompensas
en el reino de los cielos no serán como aquellos que si dieron su vida para ser
parte del llamamiento de sus hermanos que aún siguen en condición de
inconversos. Dios buscó la infinidad de probabilidades para que nosotros como
sus ovejas trabajemos también en el llamamiento de las almas de Dios y a TODOS
los seres humanos, para que nadie tenga excusas en el día del Juicio. Si una
oveja no hizo el mandato de Dios pondrá una que si lo haga, ya Dios lo sabe. Dios
cumplirá su voluntad con los instrumentos que Él sabe que lo llevaran a cabo,
para que nadie se jacte en su presencia, por eso nadie se debe gloriar en sí
mismo. Lo que Dios te ha mandado a hacer, Dios sabe si lo cumplirás o no, y lo
que tú no haces por la obra de Dios, lo hará otro, y el otro se llevara el
galardón. Ahora bien, tu salvación no dependerá de ello, si bien eres oveja
serás salvo, pero los galardones lo determina lo que hayas hecho para el Señor en
esta tierra. Por eso debemos decidir que Dios sea quien nos guie y ser unos
instrumentos valiosos en las manos del Señor, ya que en vida decidirás que tipo
de instrumento eres, si ya Dios lo sabe, eso no es nuestro problema, de todas
formas tú mismo escribiste tu vida, con las decisiones que has tomado y tomarás,
es hora que empecemos a direccionar nuestra vida, para que cuando todo termine
hayamos sido instrumentos valiosos en
las manos del Señor, aun estas a tiempo de serlo, EL HECHO DE QUE Dios conozca
tu futuro no te quita en ningún momento responsabilidad de hacer con tu vida lo
que has decidido hacer con ella, es tiempo de hacer con tu vida algo grande en
las manos del Señor para que él te tenga de instrumento de honra guiado por su
presencia. Quiero que sepas también que si Dios no llama aun a las ovejas,
tampoco ellas lo buscarían, porque no hay quien busque a Dios, por eso es importante
su intervención para poder ser salvos, por eso nadie puede jactarse de haber
decidido seguir a Dios sin primero el Señor no haber intervenido en llamarnos.
Sin el llamado de Dios ni uno de nosotros, NADIE hubiese buscado a Dios, por
eso la salvación es un don gratuito. Si Dios no nos hubiese llamado primero,
jamás le hubiésemos conocido, porque el pecado nos apartó de él, y al pecado no
le interesa Dios. Así que la infinita misericordia de Dios para usar un medio
para salvarnos proviene TODO de Él.
5. Fe: Tanto para buenos como a malos Dios no da la fe para ser
salvos, pero cada quien decidirá si la rechaza o la acepta.
6. Arrepentimiento: Dios
a TODO ser humano le da la oportunidad y el momento de arrepentirse pero solo
la persona decidirá si lo acepta o no. Aquellos que aceptan el don que Dios
ofrece serán sus ovejas. Solo Dios sabe quiénes son los que aceptan este don y
el momento cuando Dios lo dará. Nosotros no podemos determinar si una persona
es salva o no porque eso es algo que
solo Dios conoce. Dios nos manda a predicar a TODA criatura, él se encargara de
hacer la siega y tomar de la iglesia a aquellos que verdaderamente son de Él.
Cuidémonos de decir si una persona es salva y otra no porque eso es algo que
solo Dios sabe, ya que solo Dios conoce su corazón como debería. Porque
mientras que nosotros miramos lo externo, el mira mucho más que eso, y de lo
más vil y menospreciado por los seres humanos Dios también sabe que en ese tipo
de personas muy internamente hay una de sus ovejas a la que tarde o temprano le
llegará el momento de conversión. Un ejemplo de ello fue el apóstol Pablo, que
siendo un enemigo de Dios, se convirtió en el instrumento elegido por Dios para
elaborar catorce epístolas del nuevo testamento. Así que no podemos determinar
quién es un hijo de Dios o del diablo hasta el fin de los tiempos, donde todas
las cosas se nos sean reveladas en definitiva. Dios nos manda amar a TODOS los
seres humanos sin acepción, y si el determina venganza entonces será El y no
nosotros.
7. Regeneración: Es el nuevo nacimiento dado por Dios que nos hará cambiar esta naturaleza pecaminosa por una que tenga la capacidad de obedecer a Dios, es la misma naturaleza que tuvo Cristo como ser humano. Con esta nueva naturaleza podrás tener al Espíritu Santo que te guiara en el camino de santidad.
7. Regeneración: Es el nuevo nacimiento dado por Dios que nos hará cambiar esta naturaleza pecaminosa por una que tenga la capacidad de obedecer a Dios, es la misma naturaleza que tuvo Cristo como ser humano. Con esta nueva naturaleza podrás tener al Espíritu Santo que te guiara en el camino de santidad.
8. Justificación: Una vez que eres un hijo de Dios no eres proclamado
justo porque decidiste aceptar el llamado de Dios, sino que fuiste justificado
porque Cristo pago por tu justificación en la Cruz del calvario. No había
manera para salvar a las personas sino por alguien que fuera libre de pecado,
por eso el mismo Dios, la deidad hijo vino a pagar ese precio por nosotros.
Cada uno de nosotros es llamado justo por la sangre rociada que nos libró de
todo pecado y acercarnos así limpios delante del Señor. En el antiguo
testamento las personas eran proclamadas justas al creer en la promesa de Dios
de que enviaría un salvador y así creer que Dios es poderoso para cumplir sus
promesas. Toda la escritura se resume en Jesús nuestro salvador y en su
sacrificio a favor de nuestras vidas. El misterio de justificarnos vino por
voluntad Divina para demostrarnos a plenitud su eterno amor por su creación.
Dios lo hizo así para demostrar el infinito Amor que él tiene y así conocerlo.
No hay mayor amor que aquel que da la vida por sus amigos.
9. Santificación: Una vez eres salvo se podrá decir que has
nacido de nuevo, la UNICA señal de que has nacido de nuevo es por medio de los
frutos de Dios que generas después de un arrepentimiento genuino. Los frutos
del Espíritu Santo, son cualidades espirituales que solo posee aquel que ha
nacido de DIOS. Ningún ser humano puede dar estos frutos sino ha sido
engendrado de Él. Así que la única manera que nosotros los seres humanos
tenemos para saber quiénes son los hijos de Dios serán por los frutos que estos
manifiesten, ya sea al 30, 60 o al 100 por ciento. Un fruto de ello es apartase
del pecado, alguien que ha nacido de la simiente de Dios aborrecerá lo que Dios
aborrece y amara lo que Dios ama, porque ha nacido de Dios. ¿Un nacido de nuevo
puede apartarse de Dios? vemos el ejemplo de la parabola del Hijo prodigo, y la oveja perdida, miren que hablan de hijos y ovejas, esta natulareza es la de la simiente de Dios, vemos que en ambas parabolas se explica que un nacido de nuevo si puede que se aparte de Dios, pero de 100 solo 1, dando a entender que no es muy frecuente en mayoria, pero cuando suele suceder SIEMPRE volverá a los brazos de Dios, y el hijo apartado en su tormenta sentira deseos de volver con su Dios y de hecho volverá arrepentido para nunca mas irse, el volver para nunca mas irse es un fruto de que aunque se fue lejos volvió al redil de las ovejas donde pertenece. Si alguien que se aparto nunca vuelve y se pierde NUNCA fue de Dios, nunca fue salvo. Dios tiene
para cada uno de nosotros un proceso para que lleguemos a ser a la imagen de su
Hijo Jesucristo, Dios conoce de qué manera hacerte entender de tal manera que cambies, esa obra la hace el Espíritu
Santo. La función que tiene la oveja es negarse a las cosas que le hacen mal y
el Espíritu Santo habrá de colocar el deseo correcto en cada vida. Ahora en este nivel empiezas a ver los
resultados internos y externos de apartarte solo para El. Veras como tu deseo
empieza a cambiar inclinándose a las cosas de Dios, tu mentalidad, tu forma de
pensar, tus temores empiezan a desaparecer y tu vida empieza a hacer una
imitación de Cristo en esta tierra. Vives en un nivel de renovación y cambio
cuan nunca lo has vivido, empieza a regenerarse tu vida tal cual como debió ser
antes de la caída de Adán y Eva. Es algo que TODOS deberíamos pero pocos lo
alcanzan.
10. Glorificación: Nuestra
Glorificación no empieza cuando en un futuro resucitaremos en cuerpos
celestiales, esa es parte de nuestra glorificacion, empieza mas bien en el momento en que nos convertimos a Dios. Dice su
palabra que nuestra vida va de gloria en gloria y de victoria en victoria. Dios
desea que veamos su gloria a plenitud en esta tierra en la venidera.
En todo este proceso
del orden de la salvación, Dios no puede cambiarlo pues ha sido diseñado por el
mismo desde antes de la fundación del mundo. Y ninguno podrá gloriarse porque
todo es diseñado por Dios para salvarnos.
Pruebas de
que la salvación no se pierde
Lo tenemos en la
parábola del Hijo Pródigo.
El hijo se había ido
lejos, se había ido a gastarse todo y a perderse en los pecados del mundo, pero
cuando regresa, como hijo que era, le es restituido todo por su padre y dice una
frase clave, <<ha revivido>>, es decir que un día estuvo vivo,
avivado por el Señor y ahora ha VUELTO nuevamente a vivir, los hijos de Dios
estamos llenos de la vida de nuestro Padre celestial. En esta parábola no solo
lo perdona, sino que le hace fiesta (bodas del cordero). Un hijo sigue siendo
hijo, no importa que se haya ido lejos y se halla apartado de todo lo bueno que
el padre le había enseñado. La Biblia dice que hay fiesta en el cielo cuando un
pecador se arrepiente. Esto lo podemos tomar como uno que nunca había recibido
a Cristo como su Señor, y también de aquellos que siendo hijos se habían
apartado y regresan arrepentidos. En la parábola ya sabemos que el padre es
Dios, lleno de amor y misericordia. El Padre que siempre está dispuesto a perdonar.
Si no acordémonos del pueblo de Dios, cuantas veces se extraviaron y se fueron
tras otros dioses y el Padre siempre los perdonó.
Romanos
2:3-4 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal
hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O
menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y
longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
Quiere decir que si
nos arrepentimos Dios con su misericordia nos perdona. Dios no es un Dios de
rencor, al contrario, es un Dios misericordioso. Además él sabe que por nuestra
naturaleza carnal Satanás siempre nos está incitando al pecado, y sería casi
imposible que no caigamos en pecado. Solo Uno ha podido vivir en esta tierra
sin pecado, y este es nuestro Señor Jesús. El Cordero sin mancha.
Otra prueba de que
la salvación no se pierde es la Parábola de la Oveja perdida. Las Escrituras
son muy claras que la única naturaleza espiritual con la que Dios nos
identifica como sus hijos son a las OVEJAS y Él es nuestro PASTOR. Dios no es
pastor de CABRAS (rebeldes); PERROS (Falsos obreros), CERDOS (Falsos maestros),
ZORRA (Inmorales) o cualquier otro ejemplo espiritual de animal. Una naturaleza
espiritual diferente al pueblo de Dios y que no se identifique como las OVEJAS
(pueblo de Dios), es imposible que sean salvos, que han nacido de nuevo o que
pertenecen al mismo redil del pueblo de Dios. Una OVEJA es alguien a quien
reconoce como un hijo. Pero vemos en esta parábola que la oveja se pierde de
las otras y Jesús va y deja las noventa y nueve y busca la ovejita que se
perdió. Por eso la palabra es clara mis hermanos que ninguna que es OVEJA
genuina del Señor será arrebatada de las manos del Señor. Esta ovejita en la
parábola se refiere a una oveja ya CAMINANDO con su pastor, era parte del redil
de Dios. Y El Señor en su infinita misericordia los busca hasta HALLARLO
nuevamente. La Señal de que somos hijos de Dios en estas dos parábolas lo
explica claramente y es: No importa cuánto se aparte o se extravié del camino
un Genuino hijo de Dios, este, siempre regresará a la casa de su Padre, si no
lo hace nunca fue hijo, sino que fue un bastardo, nunca nació de nuevo, nunca
fue salvo.
Ser salvos
no significa licencia para pecar.
Romanos 2:6-11
el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que,
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8
pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad,
sino que obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobre todo ser
humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,
10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío
primeramente y también al griego; 11 porque no hay acepción de personas
para con Dios.
1
Timoteo 5:20 A los que persisten en pecar, repréndelos delante de
todos, para que los demás también teman.
Lo que Pablo le dice
a Timoteo es que reprenda a los que persisten en pecar para que los demás teman
y se aparten del pecado y puedan tener una vida en santidad y sepan que el ser
cristianos es un trabajo de toda la vida. Además si la salvación se perdiera
por nuestros pecados, nadie sería salvo pues todos pecamos todos los días de
nuestra vida, Y PASARIA A SER POR OBRAS, pues entonces seríamos salvos por
nuestros propios méritos y no por la misericordia de Dios. Pues seríamos
nosotros los que contribuiríamos a la salvación por no pecar, y ya no
sería por gracia, y la Biblia dice que no es por obras:
Efesios
2:8-9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe.
Además nuestro
trabajo como cristianos es luchar para vivir en santidad y dar frutos dignos de
arrepentimiento. Esta es una lucha diaria del cristiano.
Efesios
2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas.
Nuestro trabajo es
seguir edificando sobre el fundamento de los apóstoles, cuya base es Cristo
mismo.
Efesios
2:20-21 “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en
quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un
templo santo en el Señor”
El que se
desvía y hace lo malo hasta la muerte es que nunca fue salvo.
Mateo
7:16-23 Por sus frutos los
conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los
abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el
árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos,
ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen
fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus
frutos los conoceréis. 21 No todo el que me dice: Señor,
Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día:
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad. 24 Cualquiera, pues, que me oye estas
palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que
edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron
ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y
no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera
que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre
insensato, que edificó su casa
sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y
cayó, y fue grande su ruina.
Muchos creen que
porque hicieron una profesión de fe ya son salvos, no, no es así, para ser
salvos tiene que haber un “nuevo nacimiento”. Tiene que haber un verdadero
cambio. El nuevo nacimiento implica un proceso, un cambio de verdad, una
regeneración, fe y arrepentimiento. La persona tiene que haber experimentado un
giro de ciento ochenta grados en su vida. Significa un cambio de rumbo, el
pecado que antes era placentero, ya no es agradable hacerlo. No significa que
no seguirá pecando, no, lo que si es que cuando la persona peca ya no se
siente a gusto como antes de recibir a Cristo. Por eso Jesús dijo “Os es
necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7).
Solo quien ha nacido
de nuevo es un verdadero cristiano. Y el que es nacido de nuevo no puede perder
la salvación. Por eso la Biblia dice que es Cristo mismo el que intercede por
los que han pecado. Además que Él conoce a sus ovejas ellas lo conocen a Él, y
no perecerán jamás.
1Juan
2:1-5 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no
pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo. 2 Y él es la propiciación por
nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por
los de todo el mundo. 3 Y en esto sabemos que nosotros le
conocemos, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le
conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y
la verdad no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en éste
verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que
estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe andar como
él anduvo.
Solo un verdadero
cristiano lucha para andar como Cristo anduvo.
Juan
10:27-29 Mis ovejas oyen mi
voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida
eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las
puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Así es hermanos y
amigos, si realmente hemos nacido de nuevo no podemos perder la salvación, pues
el Señor Jesucristo mismo lo dice que nadie nos puede arrebatar de su mano. Si
usted no ha tenido un encuentro con el Señor, hoy le invito a que acepte a
Cristo como su salvador personal y pueda tener la oportunidad de nacer de
nuevo.
Mas
yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación (Salmo 13: 5)
A lo largo de la historia, calvinistas (1) contra arminianos (2) y viceversa, han debatido sobre este tema, y actualmente, muchos de nosotros como creyentes no sabríamos cómo definirnos por título teológico al respecto. Pero a decir verdad en este estudio no nos apoyamos para decir que somos calvinistas o arminianos, nosotros somos creyentes fieles en la palabra de Dios y no nos apoyamos en lo que dijo Calvino o lo que dijo Arminio, sino lo que dice la palabra de Dios.
Unos dicen: “Una vez salvo, siempre
salvo”.
Otros dicen: “La salvación se puede
llegar a perder”…
¿Quién tiene razón?
Este estudio pretende, con reflexión y con
el apoyo de la infalible Palabra de Dios, aportar luz sobre este asunto.
El posicionamiento
de Dios, y el posicionamiento humano
Acerca de si la salvación se puede llegar a
perder o no, hay que partir de dos posicionamientos muy diferenciados el uno
del otro. El primero es el posicionamiento de Dios. El segundo es el del
hombre.
Seguidamente pasaré a elaborar ambos
posicionamientos.
El posicionamiento
de Dios
“Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda” (Salmo 139: 3, 4)
“Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda” (Salmo 139: 3, 4)
Empezaré haciendo una pregunta muy simple. ¿Sabe
Dios quien es salvo? Parece
una pregunta fácil de responder, y de hecho así es, pero en su respuesta radica
toda la cuestión del asunto que ocupa este ensayo.
Podríamos emitir esa respuesta en dos partes
y su conclusión:
1) Dios lo sabe todo.
2) Dios lo sabe todo desde siempre (Él es eterno), por lo tanto,
3) Dios sabe quién es salvo.
2) Dios lo sabe todo desde siempre (Él es eterno), por lo tanto,
3) Dios sabe quién es salvo.
Partiendo de aquí, la
salvación no se puede perder porque el que es salvo conforme a Dios, es
porque lo es por siempre y desde siempre (hablo en términos de eternidad), y
Dios lo sabe desde siempre. Veamos algunas escrituras que nos hablan de ello.
“en amor habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de
su voluntad” (Efesios 1: 5)
“En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido
predestinados conforme al propósito
del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (Efesios 1: 11)
“Porque a los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de
su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que
predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó;
y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8: 29, 30)
Esa predestinación, no sólo implica la
explícita voluntad de Dios de salvar al individuo en concreto, sino que también
significa el conocimiento anticipado o presciencia de Dios. Diciéndolo en
términos naturales, Dios siempre ha sabido quien es salvo.
Dicho en términos más comunes, a Dios nada
le coge ni le puede coger por sorpresa. Esa es una de las diferencias entre el
Creador y la criatura.
“El que es
verdaderamente salvo, lo es, lo ha sido y lo será, conforme a la perspectiva
divina; desde la eternidad”
Más verdades en
cuanto al llamamiento a salvación
Veamos más escrituras. Dios escogió a los que serían salvos desde el principio:
Veamos más escrituras. Dios escogió a los que serían salvos desde el principio:
“Pero nosotros debemos dar siempre
gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya
escogido desde el principio para salvación, mediante la
santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2 Tesalonicenses 2:
13)
El principio aludido en esa
escritura, siempre hay que entenderlo como conforme a Dios, es decir, en
términos de eternidad, y no de transitoriedad.
Seguimos. La salvación es cosa exclusiva del
Padre:
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre
que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6: 44)
Fuimos salvos según Su propósito (Su
voluntad), antes de la creación del tiempo, es decir de la existencia que nos
rodea, como la vemos y entendemos:
“[Dios] quien nos salvó y
llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el
propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los
tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1: 9)
Por lo tanto, hasta aquí podemos señalar y
también asegurar, que Dios sabe quiénes son Sus salvados. Fíjense en la
siguiente declaración escritural, la cual no deja margen de duda alguna:
“aun estando nosotros muertos en pecados,
nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y
asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2: 5, 6)
Aquí vemos con claridad meridiana que para
Dios, los salvos ya estamos resucitados y estamos sentados (lo cual implica
actitud de descanso o reposo) en el cielo con el Señor Jesús. En otras
palabras, Dios no sólo sabe, sino ve a los salvos, gozándose con ellos. Esto es
así porque en la eternidad no existe el tiempo, sino que toda la realidad
natural de todos los tiempos, pasado, presente y futuro, está cabalmente
cumplida ante Él, y esto antes de que Dios creara las cosas visibles, de las
que no se ven (He. 11: 3).
Por eso la Escritura también nos asegura que
Dios sabe quiénes son los suyos:
“Pero el fundamento de Dios está firme,
teniendo este sello: Conoce el Señor a
los que son suyos…” (2 Timoteo 2: 19)
Por lo tanto esa salvación conforme Dios
siempre la ha visto, no se
puede perder.
Insisto, conforme a Dios, la salvación no se puede perder.
“La salvación es el más precioso regalo de
Dios al hombre, y sólo se recibe por la fe, la cual también la da Dios. Dios
desea que todos sean salvos (1 Ti. 2: 4), aunque Dios salva a aquellos que
quiere salvar (Ef. 2: 8)” en este caso el único pecado imperdonable que no
tiene salvación es el rechazo a Dios, a Dios le plació salvar solo a quienes
quieren estar con Él.
¿El que se dice
nacido de nuevo puede pecar de forma fría y voluntaria?
“…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil. 2: 12)
“…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil. 2: 12)
Digo: ¿El saber que Dios sabe que soy salvo,
me ha de hacer relajar hasta el
punto de apartarme por el engaño del pecado (He. 3: 13)? Si así fuera, me estaría engañando a mí mismo creyendo que soy salvo.
B. El posicionamiento del hombre
“Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses, o el hijo de hombre, para que lo estimes?” (Salmo 144: 3)
Las pruebas de Dios
son para revelar la realidad en la que vive el cristiano profesante
punto de apartarme por el engaño del pecado (He. 3: 13)? Si así fuera, me estaría engañando a mí mismo creyendo que soy salvo.
Jesús dijo que los íbamos a conocer por el
fruto (Mt. 7: 16). El fruto determina o muestra la realidad al respecto.
El que yendo a la iglesia con regularidad,
llamándose a sí mismo cristiano, y habiendo recibido la luz de la verdad del
Evangelio en su corazón – con todo ello – no muestra FRUTOS de Dios y peca a
conciencia y de forma habitual, en realidad es un apóstata. A Dios no se le
puede burlar (Gl. 6: 7)
Como dice MacArthur, “Judas Iscariote es un buen ejemplo de un
discípulo a quien no le faltaba conocimiento pero que carecía de fe verdadera,
y llegó a convertirse en el peor apóstata”. Judas Iscariote nunca fue salvo, siempre fue del
diablo.
Leemos en Hebreos 3: 14; “Porque
somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin
nuestra confianza del principio”
De ahí deducimos que los únicos que
realmente han sido hechos participantes de Cristo conforme Dios lo entiende,
son los que retienen firme hasta el fin la confianza del principio.
B. El posicionamiento del hombre
“Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses, o el hijo de hombre, para que lo estimes?” (Salmo 144: 3)
Empezaré este punto haciendo otra pregunta
muy simple: ¿Sabe el hombre quien es salvo? Pues a excepción del individuo en
relación a sí mismo, obviamente, no.
La enorme diferencia entre la criatura (el
hombre) y el Creador (Dios), es la limitación del primero, y la infinidad del
Segundo.
Hay ministros que desde el púlpito se
dirigen a todos sus oyentes asegurándoles que son salvos. Eso es necedad y
engaño. No podemos presuponer que los participantes en la asamblea cristiana
son todos de Cristo (cp. 2 Jn.10, 11).
“Dice la Biblia que
el corazón del hombre es engañoso (Jer. 17: 9). No solamente a causa de la
caída, sino que también podría serlo a causa de la propia limitación como
criatura”
El hombre sólo ve y
entiende hasta un límite
El hombre - incluso el más espiritual y rendido a Cristo de los hombres – puede llegar a estar convencido de algo, puede estar creyendo entender algo, puede estar seguro de algo, resultando estar equivocado; porque excluyendo la misma Palabra de Dios, todo lo demás está expuesto al error y al engaño. Esta es la realidad en lo natural que nos está tocando vivir en esta dispensación actual.
El hombre - incluso el más espiritual y rendido a Cristo de los hombres – puede llegar a estar convencido de algo, puede estar creyendo entender algo, puede estar seguro de algo, resultando estar equivocado; porque excluyendo la misma Palabra de Dios, todo lo demás está expuesto al error y al engaño. Esta es la realidad en lo natural que nos está tocando vivir en esta dispensación actual.
¿Podríamos extrapolar este mismo concepto al
asunto de la salvación, en cuanto al hombre y su precariedad? Por supuesto que
sí.
Diríamos que así como Dios conoce a los que
son Suyos, el verdadero creyente (por tanto, salvo) no conoce necesariamente a
los que dicen ser salvos, si lo son o no. Nadie nosotros podría condenar en
vida a alguien porque sencillamente no podríamos saber a ciencia cierta quienes
al final serían los salvos o no.
Me explico. Tantos de nosotros, los
cristianos ya de años, hemos experimentado tantas sorpresas, alguna de ellas
desagradable, como la de ver a queridos hermanos en la fe, que un buen día se
apartan – ya no de la iglesia o de los hermanos – sino de Dios mismo y que a la
larga a este hermano no se le vieron frutos de Dios sino solo apariencias
humanas de bondad , llegando claramente a apostatar de la fe, por negarla no
sólo con sus palabras, sino con sus hechos de práctica pecaminosa y voluntaria.
Llegados a ese punto, desde el
posicionamiento del hombre, diríamos con toda naturalidad que tal hermano, ha
perdido la salvación; concluyendo que la salvación se puede llegar a perder.
Eso es lo que nuestros ojos han visto y ven;
esa es la evidencia; esa es la realidad. Indudablemente, es así…pero sólo según
nuestro entendimiento, conforme a nuestra desmesurada incapacidad.
Respecto a ese “hermano” que ha visiblemente
apostatado, si le preguntáramos a Dios, seguramente Él nos traería a la mente
el siguiente pasaje de la Escritura:
“No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos… entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad” (Mateo 7: 21, 23)
Esto en cuanto a los que evidencian una
apostasía, pero también los hay que no:
“Entonces comenzaréis a decir: Delante de
ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 7 Pero os dirá: Os digo
que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad” (Lucas 13: 26, 27)
Son todos aquellos (y sólo el Señor sabe
cuántos) que están en las iglesias de Cristo, y que a ojos nuestros son
hermanos, pero no para Dios. Jamás fueron salvos.
Pongo estos ejemplos aquí para que podamos
entender que en nosotros no está el saber todas las cosas, y que por tanto,
nuestro posicionamiento en cuanto a saber si la salvación se pierde o no se
pierde, nada tiene que ver con el posicionamiento de Dios, que es el que
realmente cuenta. Otra vez: conoce el Señor a los que son suyos (2 Tim. 2: 19)
“Delante de ti hemos
comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 7 Pero os dirá: Os digo
que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad” (Lucas 13: 26, 27). Ir
a la iglesia no es sinónimo de ser salvo; pero ir a la iglesia es mandamiento
según la Ley de Cristo para todos los salvos (He. 10: 25)”
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…os es necesario nacer
de nuevo” (Juan 3: 3, 7)
La Biblia muy claramente nos dice que el que
ha nacido de nuevo, verá el reino de Dios.
“Ahora, pues, ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús…Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8: 1, 2)
El hombre antiguo está crucificado con
Cristo: “Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2: 20)
Hay quienes enseñan que la persona que ha
nacido de nuevo nunca puede pecar y se apoyan en 1 Juan 3:9.
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el
pecado,
porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de
Dios” (1 Juan 3: 9)
Este
versículo nos presenta un problema cuando lo comparamos con algunas otras cosas
que ya ha dicho Juan acerca del pecado. Pongamos este versículo tal como se
encuentra en la versión Reina-Valera '95:
Todo
aquel que es nacido de Dios no práctica el pecado, porque la simiente de Dios
permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
Tomándolo
en su valor facial, esto quiere decir que es imposible que peque el que es
nacido de Dios. Ahora bien, Juan ya ha dicho: "Si decimos que no hay
pecado en nosotros, nos engañamos a nosotros mismos y en nosotros no está la
verdad;» y «Si decimos que no hemos hecho nunca nada malo, Le dejamos a Él por
mentiroso;» y nos exhorta a confesar nuestros pecados (1Jn_1:8-10 ).
Luego pasa a decir: «Si pecamos, tenemos un abogado con el Padre en la persona
de Jesucristo.» Según parece, aquí hay una contradicción. En un lugar, Juan
está diciendo que el hombre no puede ser nada más que pecador, y que hay una
expiación por su pecado. En el otro lugar está diciendo, lo mismo de claro, que
el hombre que es nacido de Dios no puede pecar. ¿Cuál es la explicación?
(i)
Juan pensaba en categorías judías, porque no podía hacer otra cosa. Juan
conocía y aceptaba el esquema judío de las dos edades, esta edad presente, y
la edad por venir. Juan creía que,
fuera como fuera el mundo, los cristianos, en virtud de la obra de Cristo, ya
habían entrado en la nueva edad. Era precisamente una de las características de
la nueva edad el que los que vivieran en ella estarían libres del pecado. En Henoc
leemos: «Entonces también se concederá sabiduría a los elegidos, y vivirán
todos sin pecar jamás otra vez, ni por ignorancia ni por orgullo» (Henoc
5:8). Si eso es cierto de la nueva edad, debería ser verdad de los
cristianos que ya estamos viviendo en ella. Pero, de hecho, no es todavía
cierto, porque los cristianos no han escapado todavía del poder del pecado.
Podríamos entonces decir que en este pasaje Juan está estableciendo el ideal
de lo que debería ser, y en los otros dos pasajes reconoce la actualidad
tal como es. Podríamos decir que conoce el ideal y confronta con él a 'los
hombres; pero también encara los Hechos, y ve la cura que hay en Cristo para
ellos.
(ii)
Eso puede que sea así; pero hay más en ello. En el original griego hay una
diferencia sutil en los términos que introduce una gran diferencia en el
sentido. En 1Jn_2:1 , la exhortación de Juan es que no pequéis. En
ese versículo pecar está en el tiempo aoristo, que indica un
hecho particular y definido. Así que lo que Juan está diciendo claramente es
que los cristianos no deben cometer pecados concretos; pero si resbalan en
algún pecado, tienen en Cristo un abogado Que defiende su causa, y un
sacrificio que les otorga el perdón. Por otra parte, en este pasaje, pecar está
en el presente, e indica una acción habitual.
Lo
que Juan está diciendo se puede colocar en cuatro etapas. (a) El ideal
es que en la nueva edad el pecado haya desaparecido para siempre. (b) Los
cristianos deben tratar de hacer eso realidad, y con la ayuda de Cristo luchar
para evitar actos individuales de pecado. (c) De hecho todos tenemos recaídas,
y cuando nos sucede esto debemos humildemente confesárselo a Dios, Que siempre
perdonará al corazón contrito y humillado. (d) A pesar de eso, ningún cristiano
debe ser un pecador deliberado y constante. Ningún cristiano debe vivir una
vida en la que el pecado domine sus acciones, si esto le pasa a un cristiano al
que Dios reconoce como hijo, Dios lo encaminará a que acepte sus errores en
arrepentimiento genuino ya sea con disciplina, corrección, látigo o castigo,
Dios al que tiene por hijo reprende y castiga. Los hijos tibios no se irán en
el arrebatamiento de la iglesia, si bien serán salvos en la dispensación de la
gran tribulación ya no lo serán como la esposa de Jesucristo. Algunos recibirán
la reprensión de Dios fuerte, pero esto les servirá para volver al camino de
santidad al que Dios desea que todos sus hijos caminemos.
Juan
no está colocando delante de nosotros un perfeccionismo aterrador; pero está
demandando una vida que esté siempre vigilante contra el pecado, una vida en la
que el pecado no sea normalmente aceptado, sino que se produce a veces en un
momento anormal de debilidad. Juan no está diciendo que el que mora en Dios no
pueda pecar; pero está diciendo que el que habita en Dios no puede seguir
siendo un pecador consciente y voluntario. Si muere y se va al infierno de esa
manera es una señal de que nunca fue hijo de Dios, nunca fue un nacido de nuevo
y por consiguiente salvo.
El que ha nacido de nuevo, ha pasado de
muerte a vida. Para el nacido de nuevo no es normal pecar voluntariamente pero
si llega a pasar por un momento de debilidad, Dios es misericordioso para
levantarlo no sin antes enseñarle las consecuencias de haber pecado
voluntariamente. No podemos pensar que Dios va a pasar por alto un pecado
voluntario sin antes enseñarnos a no volverlo a hacer.
Por tanto, insistimos en este punto que es
crucial: no el que dice ser creyente. No el que dice ser cristiano. No el que
dice haber tenido una experiencia con Dios. No el que ha tenido una experiencia
con Dios. No, sino el que verdaderamente ha nacido de
nuevo, este es el salvo a los ojos de Dios; es salvo conforme a
Dios, y está por tanto sentado en los lugares celestiales junto con Cristo (Ef.
2: 6). Dios por Su Espíritu le revela que es salvo:
“El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8: 16)
El que es salvo, lo sabe.
“¿Cómo puede estar usted seguro de que
realmente alguien ha nacido de nuevo?”
Respuesta: “Usted no puede
estarlo” sino solo por los frutos de Dios. Un inconverso jamás podrá dar los
frutos de El Espíritu Santo. Porque sencillamente no podrá producirlos sin el
que los hace producir.
Primer caso
a) Muchos hacen confesión de recibir a Cristo – pero sólo es una confesión de labios para afuera:
a) Muchos hacen confesión de recibir a Cristo – pero sólo es una confesión de labios para afuera:
“Este pueblo de labios me honra; mas su
corazón está lejos de Mí” (Mateo 15: 8)
b) Muchos lloran por sus pecados, pero sólo
“lloran”, no se arrepienten y se apartan,
muchos se encuentran cómodos en las iglesias, donde reciben amor,
aceptación, cariño, etc.
“Entonces
comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas
enseñaste. 7 Pero
os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros,
hacedores de maldad” (Lucas 13: 26, 27) Por
lo tanto, toda su manifestación espiritual fue sin duda conforme a apariencia
externa. “Las lágrimas no siempre hablan de lo que hay en el corazón” en las iglesias abundan los que se creen
cristianos pero no han nacido de nuevo porque nunca han mostrado frutos de Dios
en sus vidas, si estas personas que se hacían creyentes no fueron salvos al
final, tampoco lo fueron al principio.
“El que está sellado con el sello del
Espíritu Santo (Ef. 1: 13), en la economía de Dios lo está desde el momento en
que antes de la fundación del mundo Él determinó que así fuera”
Las pruebas de Dios
son para revelar la realidad en la que vive el cristiano profesante
“Salieron de nosotros, pero no eran de
nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con
nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2: 19)
Aquellos que salen de nosotros y nunca
vuelven al final, nunca fueron de DIOS. ¿Por qué salieron de nosotros? Porque
no eran de nosotros. Las pruebas que Dios permite o envía, les hicieron sucumbir
de su falsa profesión de fe. ¿Saben porque la Palabra dice que nuestro Dios es
justo que prueba la mente y el corazón, (S. 7: 9)? Justamente para que
discernamos quien es quien, quien es qué y quién soy yo, o usted, y todo ante
Dios.
Veamos la siguiente porción de la Escritura:
“¿Quién nos separará
del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o
desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”(Romanos 8: 35-39)
36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”(Romanos 8: 35-39)
La Biblia dice que el que ha nacido de nuevo
es más que vencedor (Ro. 8: 37) ¿Saben por qué lo dice?, pues porque a través
de las diferentes pruebas, venciéndolas (y sólo eso se puede hacer con y por la
gracia de Dios), se muestra lo que uno es en Dios: una nueva criatura. El fruto
de que alguien es de Dios es que no importa la circunstancia el regresará tarde
o temprano a su DIOS. Por las pruebas se puede atisbar quién es realmente
nacido de nuevo, de quien no lo es. Un hijo genuino de Dios se acuerda de Dios en
la peor de sus pruebas (Parábola del Hijo Prodigo), en su momento más difícil
regresará arrepentido a Dios. Y Dios lo aceptara porque es su Padre.
“Es por pasar por
las dificultades propias de la vida, más las que Dios permite, que el creyente
levanta sus manos a Dios, esperando sólo en Él”
Como hemos visto y entendido, para Dios la
salvación no se puede perder ya que Él lo ve todo desde la perspectiva eterna,
no obstante, según el mero entendimiento humano, sí.
Dios es el único que puede ver en el corazón
del hombre. Dios es el único que conoce íntimamente al hombre.
El “una vez salvo, siempre
salvo”,
desde la perspectiva de Dios es correcto, pero desde la perspectiva del hombre
hacia el hombre, no. Ya que no podemos saber quién es realmente un nacido de
Dios sino es por los frutos de Dios que este produce.
La parábola del Hijo
Prodigo.
Un hijo puede
alejarse de su padre por un tiempo indeterminado, pero la verdad que sigue
siendo hijo. No por eso podemos decir que un hijo por malo que sea, ya no siga
siendo nuestro hijo, al contrario, cuando un hijo perdido regresa hay hasta
fiesta por la alegría de que ese hijo regresó. Así es nuestro Padre celestial,
él no nos deja abandonados, a pesar de que muchas veces nosotros nos alejamos
de Él. Pero todo lo que tenemos que hacer para ser recibidos por Él es
simplemente regresar arrepentidos, habiéndonos alejado completamente del pecado
o del mundo que habíamos escogido para perdición.
Podemos encontrar
innumerables citas que confirman que somos hijos de Dios.
1. En que hemos nacido de nuevo:
Juan
3:5-7 Respondió Jesús: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no
puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne
es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles
de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
2. Por fe:
Romanos
3:22-25 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para
todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe
en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado
por alto, en su paciencia, los pecados pasados.
Romanos
8:24-25 “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que
se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué
esperarlo? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo
aguardamos.
3. Porque el Espíritu Santo le da testimonio
a mi espíritu:
Romanos
8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el
que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,
porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
4. Por su amor:
Romanos
5:8-11 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Pues mucho más,
estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la
muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos
salvos por su vida. 11 Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos
recibido ahora la reconciliación.
5. Cuando hemos
nacido de nuevo amamos a Dios, porque sabemos que hemos sido llamados:
Romanos
8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados.”
Dios que escudriña
los corazones sabe por medio de su santo Espíritu quienes somos sus hijos.
6. Cuando hemos
nacido de nuevo nos convertimos en sus discípulos y amamos a nuestros hermanos:
Juan
13:35 “En esto conocerán
todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”
7. En que guardamos
sus mandamientos
1 juan 2:3: y en esto sabemos que
nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.
8. Nos da lo que le
pedimos porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que le son
agradables a Él.
1 Juan 3:22 “Y cualquiera cosa que
pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos
las cosas que son agradables delante de él.”
1 Juan 5:2: En esto conocemos que
amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus
mandamientos.
VERSÍCULOS CLAVES QUE DEMUESTRAN QUE LA SALVACIÓN NO SE
PIERDE.
2 Samuel 11:1-25, 12:9, y
24:1-17 comparado con 1 Reyes 3:14, 11:12- 13 y 11:31-33, y 2 Reyes 19:34
El Libro
de 2 Samuel demuestra que el Rey David mintió (2 Samuel 11:14, 11:18-20, y
11:24-25), asesinó (2 Samuel 11:14-17 y 12:9), se enorgulleció (2 Samuel
24:1-17), adulteró (2 Samuel 11:1-5), y cometió otros pecados más. Pero, en 1
Reyes 3:14, 11:12-13, y 11:31-33, y 2 Reyes 19:34, Dios claramente aprobó a
David como gran y fiel siervo suyo.
Entonces, el Rey David nunca perdió su salvación. Sí, el Rey David le pedía perdón a Dios. Aun así, su vida estuvo llena de castigos que
recibió como paga de sus pecados (2 Samuel 19:1-10 y 21:15-22), así que mi
querido hermano si usted desea cometer los mismos pecados que tuvo el rey
David, también espere los castigos que tuvo él por haberlos cometido, el que
desee pecar voluntariamente después que se es salvo pues lleve todo el paquete
que incluye la desobediencia, que es el castigo y la disciplina, porque
recuerde que DIOS no puede ser burlado, y a quien tiene por hijo disciplina y
castiga hasta que este se vuelva de su error y aprenda a caminar verdaderamente
en santidad, como es su eterna voluntad para con sus hijos. Que no te alcance
el
arrebatamiento de la iglesia en un momento de debilidad porque te podrías perder este evento que solo verán los que estén caminando con Dios, si eres nacido de nuevo y te quedaste por desobediente, inmaduro o carnal, en la gran tribulación serás salvo, pero te iras al cielo con el mayor sufrimiento de toda la historia. Ocúpate de la salvación que Dios te ha provisto, para que estés listo, vigilando y examinando tu condición con Dios para que cuando llegue ese día estés preparado.
arrebatamiento de la iglesia en un momento de debilidad porque te podrías perder este evento que solo verán los que estén caminando con Dios, si eres nacido de nuevo y te quedaste por desobediente, inmaduro o carnal, en la gran tribulación serás salvo, pero te iras al cielo con el mayor sufrimiento de toda la historia. Ocúpate de la salvación que Dios te ha provisto, para que estés listo, vigilando y examinando tu condición con Dios para que cuando llegue ese día estés preparado.
Salmo 18:2 Si la
salvación se pudiera perder, entonces Dios sería “arena movediza, mal escudo, y
salvación dudosa”. Pero este Salmo dice
que Dios es “la Roca, el Escudo, la fuerza de la Salvación”. Igualmente, una
salvación por “nuestra fuerza” sería una salvación dudosa y temporaria. Pero una salvación sostenida por la “fuerza
de Dios” es permanente, ya que Dios es Omnipotente.
Salmo 62:6-7 Los
creyentes nunca serán arrebatados de Dios.
Salmo 95:1 Dios es
la “Roca de Salvación”. Dios no es la
“Arena Movediza de Salvación”. La
salvación está basada en la Roca Eterna, Inmovible.
Isaías 45:17 La
salvación es eterna (no por sólo un tiempo hasta el momento en que se
pierde—entonces no sería eterna).
Isaías 45:22 El que
“mira a Dios” (o sea que confía en Dios), es salvo. No hay más condición que creer en Él.
Isaías 51:6 Dice
Jehová, “Mi salvación será para siempre”. Si se pudiera perder, entonces no
sería para siempre. Pero como no se
pierde, entonces verdaderamente es para siempre. Si Dios fuera un “diosito”, su salvación no
podría ser para siempre. Pero Jehová de
los Ejércitos es el Altísimo Todopoderoso, y por tal motivo, su salvación
perdura por los siglos de los siglos.
Isaías 51:8 Dijo
Jehová, “…y mi salvación por siglos de siglos”.
¿Por qué dudar la Palabra de Dios, creyendo que hay salvaciones que no son
“por los siglos de los siglos”?
Miqueas 7:18 Dios
“olvida el pecado del remanente de su heredad”.
“El remanente de su heredad” se refiere al pequeño rebaño de Dios que
hereda el Cielo. Dice la Palabra de Dios
que Él olvida (perdona) los pecados de su rebaño. Además, Dios “no retiene para siempre su
enojo, porque se deleita en misericordia”.
Si en verdad se perdiera la salvación, Dios no olvidaría los pecados de
su “remanente que hereda” y Dios tuviera enojo que nunca termina contra ellos,
y no tuviera misericordia.
Malaquías 3:6 Dijo
Jehová, “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido
consumidos”. Los “hijos de Jacob” se refieren a los que son los creyentes
verdaderos. Y, porque Dios no cambia,
los creyentes no serán consumidos en el infierno.
Mateo 26:52, Marcos
14:66-72, Juan 18:10-11, y Gálatas 2:11-13 comparados con Mateo 16:13-20 y Juan
21:15-17. El Apóstol Pedro confesó a Cristo en Mateo 16:13-20. Pero mintió tres veces que conocía a Cristo y
dijo groserías (Marcos 14:66-72). Después, quiso matar al siervo de un soldado
(Juan 18:10-11 y Mateo 26:51-52).
Además, el Apóstol Pedro fue racista e hipócrita (Gálatas 2:11-13). Sin embargo, en Juan 21:15-17, Cristo le dijo
que si en verdad le amaba, que pastoreara la Iglesia. ¿Para qué fuera Cristo a pedirle a Pedro que
pastoreara su Iglesia si es que Pedro ya había perdido su salvación por tantos
pecados?
Juan 3:7 La Biblia explica que
toda persona tiene que nacer de nuevo para entrar al cielo. Pero lo Biblia nunca dice que el creyente
tiene que nacer de nuevo vez tras vez, cada vez que peca. ¿Cuántas veces se
tiene que crucificar a Cristo? (Hebreos 6:6, 9:24-28, 10:10, y 10:12) Juan 3:16 Tanto amó Dios al mundo que
le dio al Hijo para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna (no dice
que “tal vez tenga vida eterna”, o que a la mejor un día “no la tenga”. Dice “tenga”, que quiere decir “no se acaba”,
que siempre la tiene.
Juan 3:36 Cristo da vida
eterna, o sea da vida que nunca termina, aun cuando el creyente hubiere pecado
(por eso el creyente le pide perdón a Dios en la oración del Padre Nuestro).
Juan 5:24 Los creyentes han
pasado de la muerte hacia la vida. Creer
que la salvación se pierde diría, “los creyentes han pasado de la muerte a la
vida y otra vez a la muerte y después a la vida y después a la muerte y
después…” hasta formar un cuento de no
terminar. Esta posición es consecuencia
de la falta de fe en la promesa de Dios, que su salvación es para siempre, y
que por tal motivo no va y viene (Isaías 51:6 y 8).
Juan 6:37 Parece que “más claro
no canta un gallo” cuando Cristo dijo, “Todo lo que el Padre me da, vendrá a
mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.” Obviamente, si se perdiera la
salvación, algunos de los que el Padre le dio a Cristo serían echados fuera,
pero Cristo dijo que ni uno sólo (cero) serían echados fuera. Cero quiere decir cero, ¿o será que Dios no
sabe contar?
Juan 6:39-40 Cristo no
perderá ni una sola alma que él salvó. Entonces, ni una sola alma se puede
perder.
Juan 6:47 Los creyentes tienen
“vida eterna”. Eterna quiere decir “sin
final” o “algo que no se acaba” o “algo que no se puede perder”. Eterno quiere decir que “es para siempre”, o
sea que la salvación no tiene fin, la salvación nunca se acaba, la salvación
nunca deja de ser. Esto está en plena
armonía con (Isaías 51:6 y 8).
Juan 10:28 Cristo
mismo dijo que una vez que él le da vida eterna a una persona, “no perecerá
jamás” y que nadie le puede quitar de su mano.
Esta es la seguridad eterna que Dios promete para cualquier alma que
verdaderamente es de Cristo: su alma siempre será de Cristo, porque Cristo no
pierde las almas de los que verdaderamente son de él (y créalo, Cristo sabe
quiénes son).
Juan 10:29 Similar a
Juan 10:28 donde Cristo mismo guarda todas las almas sin perder ni una sola,
así también el Padre pone las almas en su mano y Él tampoco pierde ni una
sola. Mejor garantía de salvación eterna
(sin perdición) no puede haber.
Juan 17:12
"...a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió..." ¡El que crea que Cristo perdió una sola alma
está contradiciendo a Cristo! Tal
actitud demuestra una falta de fe y peca contra Dios, porque le contradice.
Romanos 5:9 El
creyente es salvo de la ira de Dios. Si
no fuera así, entonces sí se podría perder la salvación. Pero porque el creyente es salvo de la ira de
Dios, entonces no se puede perder la salvación.
Romanos 8:1-2 Aquí dice
que el creyente es libre de la ley y del pecado y de la muerte. ¿Entonces, cómo se puede perder la salvación?
Romanos 8:35, 38- 39 Nada ni
nadie puede separar al creyente del amor de Dios que se culmina en el amor que
el Padre da al mundo a través de la salvación (Juan 3:16). ¿Qué mejor promesa
de Dios, que nada nos podrá jamás separar de Él, ni aún cualquier cosa que nos
podamos imaginar?
1 Corintios 1:8 Jesús le
da la fuerza al creyente para llegar al fin de la carrera (o sea que el que
empieza, termina la carrera). Esto no es por la fuerza del creyente (que es
débil, pero porque Dios mismo pone la fuerza necesaria para obtener salvación
eterna (Salmo 18:2).
1 Corintios 3:10-15 El pecado
se manifiesta aún en los que son salvos (esto se demuestra especialmente en la
vidas del Rey David y el Apóstol Pedro).
1 Corintios 5:1-5 En este
relato, el Apóstol Pablo lamentó un caso de fornicación (e incesto) en un
creyente patético. Pero,
interesantemente, el cuerpo de ese infame pecador sería entregado a Satanás
para su destrucción, mas su espíritu no sería entregado al infierno (“…a fin de
que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús”, como dice en 1 Corintios
5:5). ¡Entonces, aunque esa persona fue
duramente castigada hasta llegar a su destrucción, su alma no se perdió! Recuerde que este fue un pecado grave. ¿Por qué él no perdió su salvación? ¿Será porque no se puede perder la salvación?
1 Corintios 11:31- 32 Curiosamente,
Dios juzga y castiga al creyente, con el motivo de que “no seamos condenados
con el mundo”. En otras palabras, Dios
disciplina a los creyentes, pero ellos no serán “condenados con el mundo” y arrojados
hacia el infierno. Por tal motivo, las
almas de los creyentes no se pierden, porque Dios hace lo necesario para que
“no seamos condenados”.
2 Corintios 1:21-22 El
Espíritu Santo sella y garantiza la salvación del creyente. ¿Hay algo u alguien
más fuerte que el Espíritu Santo? Lo que
el Espíritu Santo sella no se puede romper ni perder porque nada ni nadie es
más fuerte que Él. Si hubiera algo u
alguien más fuerte, entonces el Espíritu Santo no sería Todopoderoso.
Efesios 1:13-14 Todo
creyente es sellado por el Espíritu Santo, quien es la garantía (arras) de la
salvación.
Efesios 2:8-9 La
salvación no es por obras, así demostrando que el creyente no puede “seguir
siendo salvo” por sus esfuerzos y obras.
No es por nuestras fuerzas. No es
con espada. No es con ejército. Es con
su Santo Espíritu.
Filipenses 1:6 La
salvación es completa, y no parcial.
Cristo es quien la hace completa, y por tal motivo la salvación no es
parcial (o sea que es por un tiempo hasta que se pierde).
2 Timoteo 1:8-9 Otra vez
más, la salvación se describe como “eterna”, que quiere decir que no puede
perderse porque es para siempre, no por unos días, o meses, o semanas, o años,
o décadas, ni aún siglos. “Eterno”
quiere decir “por los siglos de los siglos” (Isaías 51:8).
2 Timoteo 4:18 El Señor
rescata y lleva a los redimidos con seguridad al Cielo. Si se pudiera perder, Dios “llevaría a los
redimidos con Inseguridad al Cielo”.
Hebreos 6:18-20 La
esperanza en la salvación está garantizada y segura por promesa de Dios, quien
“no es hombre para que mienta, ni se arrepienta” (Números 23:19, 1 Samuel
15:29, Salmo 89:34, Salmo 110:4, Isaías 31:2, Isaías 40:8, Isaías 46:11,
Jeremías 4:28, Oseas 11:9, Malaquías 3:6, Hebreos 7:21).
Hebreos 6:9-12 Dios no
desamparará a los que son salvos. ¿Cómo puede un cristiano amparado por Dios
perder su salvación? ¿Qué no es más
fuerte el que vive en nosotros, que el que vive en el mundo (1 Juan 4:4)?
Hebreos 7:25 Cristo da
vida eterna (vida que no se acaba) porque él siempre está intercediendo por los
creyentes.
Hebreos 9:14 Hebreos
9:14 dice, “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu
eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias
de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” Este versículo aclara que la sangre de Cristo
limpiará al creyente para que sirva a Dios.
¿Si la salvación se pudiera perder, como iba tal cristiano poder servir
a Dios? ¿Buena pregunta, no?
Hebreos 10:12-17 El
versículo clave es Hebreos 10:17, donde dice que Dios “nunca más se acordará de
los pecados y transgresiones” de los creyentes.
Entonces, si todo pecado queda perdonado, ¿cómo es posible perder la
salvación?
1 Pedro 1:3-6 La
salvación no se corrompe ni se destruye, porque el mismo Dios que la da es el
mismo Dios que la cuida: el Padre y el Hijo tienen las almas de los creyentes
en sus manos (Juan 10:28- 29), y todo creyente es sellado por el Espíritu Santo
(Efesios 1:13-14). Entonces, la mano del
Padre, y la mano del Hijo, y el sello del Santo Espíritu son los que garantizan
que la salvación no se pierde. En otras
palabras, la Santa Trinidad asegura y respalda toda salvación, y por tal motivo
no se puede perder.
1 Pedro 1:18-19 Los
creyentes son comprados por algo que no se corrompe—la sangre de Cristo sin
mancha ni defecto. Entonces, tampoco se
puede corromper la salvación.
1 Pedro 1:23-25 La Biblia
dice que los nacidos de nuevo nacieron a través de semilla que no se corrompe
(Isaías 40:6-8). Lo que no se corrompe
no se puede echar a perder.
1 Pedro 3:18 Cristo
padeció una sola vez por todos los pecados: por tal motivo hay una sola
salvación, y nada más. Si se pudiera
perder la salvación, entonces tendrían que haber “más salvaciones”.
1 Juan 4:13-17 En 1 Juan
4:13, dice “…permanecemos en él, y él en nosotros”. En 1 Juan 4:15 aclara como se “permanece”:
“Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y
él en Dios”. Entonces, no se puede dejar
de permanecer una vez que se ha confesado a Cristo como Salvador Personal. Ahora, en 1 Juan 4:16, añade que “el que
permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. ¿Bueno, qué pasaría si alguien dejara de
“permanecer en amor”? ¿Podría perder su
salvación? La respuesta está en 1 Juan
4:17, que dice que Dios ya hizo algo especial por nosotros para que siempre
estemos en ese amor, y por tal motivo, es imposible perder la salvación: “En
esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el
día del juicio”. “Se ha perfeccionado”
es algo que ya pasó, algo que Dios ya le dio a cada creyente para “permanecer
siempre en el amor de Dios”. Un creyente
no podría “tener confianza en el día del juicio” si supiera que iba ser
arrojado al infierno.
Judas 1:24-25 Jesús
preserva y presentará sin fallas al creyente ante Dios. Entonces, está claro que la salvación viene
solamente por Cristo, y que es preservada solamente por Él.