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domingo, 29 de diciembre de 2013

04.TESTIGOS DE JEHOVA BAJO LA LUPA COMO UNA DE LAS DOCTRINAS FALSAS


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Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo.  Juan 2:19-21
Capítulo 7 La Resurrección de Jesús
Los testigos de Jehová enseñan que Jesús resucitó, pero que lo hizo "como espíritu". En forma más específica, enseñan que en la resurrección Su cuerpo permaneció muerto, pero que la tumba quedó vacía porque Dios escondió el cuerpo en otro lugar.
Jesucristo Declaró que El Levantaría Su Cuerpo
Note el contraste entre la enseñanza de Cristo, cuando dijo que El resucitaría Su cuerpo, y la doctrina de los testigos de Jehová:
"Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho" (Juan 2:19-22).
Cristo profetizó que levantaría Su cuerpo. ¿Hubieran creído los discípulos si la profecía del Señor hubiese estado errada, y no hubiera resucitado Su cuerpo, sino únicamente Su Espíritu?
La opción es clara. Tenemos que creer en la poderosa enseñanza de la Biblia -que Cristo anunció que resucitaría Su cuerpo y lo hizo-, o en el débil razonamiento de hombres que afirman que El no lo hizo.
Si Cristo no hubiera resucitado en la forma en que había dicho, una buena ocasión para explicar lo que realmente sucedió hubiera sido cuando las mujeres fueron a la tumba, la encontraron vacía y vieron a un ángel que les explicó: "No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto". Si el Señor no hubiera resucitado como había dicho, ¿por qué dijo el ángel: "Ha resucitado, como dijo"?
Ese hubiera sido el momento oportuno para explicar: "El fue resucitado espiritualmente, luego Dios tomó Su cuerpo y lo escondió". La doctrina antibíblica de que el cuerpo de Cristo no resucitó de entre los muertos, sino que fue sacado y escondido, se originó en la mente de hombres y contradice la Palabra de Jehová.
Para leer profecías del Antiguo Testamento que enseñan que Cristo resucitaría de entre los muertos, vea Salmos 16:10 e Isaías 53:10-12.
Después de la Resurrección, Jesús Afirmó que Su Cuerpo Había Sido Levantado y lo Demostró
Los discípulos tenían la tendencia a creer en fantasmas, es decir, en espíritus que a veces se materializaban en cuerpos para que la gente pudiera verlos. Antes, cuando los discípulos vieron a Cristo caminando sobre el agua, pensaron que habían visto un fantasma (Mateo 14:26; Marcos 6:49). Puesto que El sabía que en esta ocasión estaban pensando lo mismo, hizo lo necesario para probarles que ese era realmente Su cuerpo:
"Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos" (Lucas 24:37-43).
Note que primero Jesús dijo: "Yo mismo soy", y luego demostró que poseía carne y huesos reales.
Cuando personas que no estuvieron allí contradicen este relato, y afirman que los discípulos vieron una criatura espiritual, usted debe decidir si creerá en la palabra de ellos o en la Palabra de Jehová.
Aunque al principio les pareció irreal, después de ver y tocar el cuerpo de Cristo, con las heridas en Sus manos y pies, los discípulos creyeron y "volvieron a Jerusalén con gran gozo" (Lucas 24:52). Cuando pensaron que estaban viendo un espíritu, se sintieron "espantados y atemorizados". Cuando supieron que era Cristo mismo, que tenía carne y huesos, y que podía comer, experimentaron "gran gozo". El gozo de creer en la resurrección de Cristo es una bendición que usted puede y debe sentir.
Tomás no estuvo presente cuando Jesús mostró a los discípulos Su cuerpo resucitado, y él no creyó en el testimonio de ellos. Incluso, a los que habían estado allí, les dijo que él no creería a menos que pudiera tocar las heridas. Jesús visitó otra vez a los discípulos y, lo que le dijo a Tomás, le ayudará a usted también:
"Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron" (Juan 20:27-29).
Ver y tocar el cuerpo y las heridas de Cristo convenció a Tomás; sin embargo, por medio de este pasaje, Jesús también le habla a usted: "Felices son los que no ven, y creen". ¿Le es difícil creer? No dé por sentado que Jesús estuvo equivocado porque Sus palabras contradicen lo que le han dicho personas que usted respeta. ¡Pruébelo! Crea que El es su Señor y su Dios, quien realmente resucitó de entre los muertos. "Bienaventurados los que no vieron, y creyeron".
¿Cuál Debe ser Nuestro Testimonio?
En el capítulo anterior vimos que, los que seguían a Dios en los tiempos del Nuevo Testamento, debían ser testigos de Cristo. Ahora veremos que nuestro testimonio acerca de Cristo debe estar enfocado en Su muerte por los pecados, y particularmente en Su resurrección, porque Su muerte y resurrección son vitales para la salvación.
Antes de volver al cielo, Jesús dijo:
"... así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas" (Lucas 24:46-47).
¿Da usted testimonio a otros acerca del poder de la muerte y resurrección de Cristo para proveer el perdón por los pecados?
¿Cuál fue el Testimonio de los Apóstoles?
Un ejemplo del testimonio de Pedro se encuentra en un sermón que él dio y que encontramos en Hechos 2. El cita Salmos 16:8-10, explicando que habla de Jesús. En Hechos 2:27 llega al punto en donde el salmo que cita dice lo siguiente acerca de Cristo:
"Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción".
Luego Pedro explica lo que dice David:
"Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos" (Hechos 2:31-32).
Pedro declaró que la carne de Jesús no sufrió corrupción, justamente lo que se profetizó en el Antiguo Testamento.
Aquellos primeros creyentes dieron testimonio de esto, como debe hacerlo todo el que sigue a Jehová y cree en Su palabra. No se deje engañar; la resurrección de Cristo no fue sólo espiritual, ni Su cuerpo fue escondido como el de Moisés en algún otro lugar donde, revelando un milagro, vería corrupción. Las personas que enseñan que Dios escondió el cuerpo tienen que afirmar que Su cuerpo sí vio corrupción, o formular un nuevo tipo de milagro: la conservación perpetua del cuerpo. ¿Por qué hemos de rechazar el milagro bíblico de la resurrección para crear uno más difícil? Nuestro testimonio debe ser el que dieron los apóstoles: "Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús" (Hechos 4:33; vea también Hechos 3:14-15; 5:30-32; 10:40-41; 1 Corintios 15:1-4).
Su Salvación Depende de la Resurrección de Cristo
"Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados" (1 Corintios 15:17; vea también 1 Corintios 15:16-21; Colosenses 2:12-13).
"Además os declaro, hermanos, el evangelio... por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos... Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras" (1 Corintios 15:1-4).
Después de ver que su salvación depende de que crea que Cristo murió, y que resucitó de acuerdo con las Escrituras, está listo para leer Hechos 13:32-39, un pasaje similar al que leímos en Hechos 2. Lea todo el pasaje en su Biblia, puesto que aquí sólo hay espacio para incluir algunas porciones:
"Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús... para nunca más volver a corrupción... No permitirás que tu Santo vea corrupción... por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree".
Usted puede creer en la Palabra de Dios y ser declarado sin culpa, o puede creer las ideas de otras personas, ideas que son contrarias a las Escrituras. Sin embargo, usted no será salvo a menos que crea en el Cristo verdadero, quien murió por sus pecados y resucitó en cuerpo y espíritu.
"... y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados" (1 Corintios 15:17).
La buena noticia es que Cristo resucitó, y el Cristo resucitado salva a aquellos que creen en El. ¿Por qué no cree en El ahora para ser salvo? ¿Por qué ha de arriesgarse a permanecer otro minuto más en sus pecados?
Argumentos en Contra
Los que sostienen la teoría de que el cuerpo de Cristo no resucitó, citan pasajes que pueden entenderse en más de una forma. Uno dice: "... la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción". Sin embargo, el pasaje luego declara: "No todos dormiremos; pero todos seremos transformados... Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción..." (1 Corintios 15:50-53). ¡Transformados! Nuestro cuerpo corruptible se vestirá de incorruptibilidad. El versículo ni siquiera infiere que el cuerpo de Cristo se sustituyó con un nuevo cuerpo materializado, o que ese pudiera ser nuestro destino. El cuerpo será transformado, vestido de incorruptibilidad. No lo remplazará un cuerpo materializado, como pudiera entenderse si no se lee hasta el versículo 53. Siempre lea todo el pasaje.
Algunas personas también citan:
"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados" (1 Pedro 3:18-19).
Este pasaje se ha usado para enseñar que, después de la resurrección, Cristo estaba vivo sólo espiritualmente. Aunque la Traducción del Nuevo Mundo dice que Cristo fue hecho vivo "en el espíritu", otros usan la traducción que es igualmente correcta, "por el Espíritu", que no indica nada acerca del estado de Su cuerpo.
Sin embargo, ¡lo importante es el tiempo! ¿Cuándo predicó El a los espíritus encarcelados? Lo más probable es que ocurrió mientras Su cuerpo estaba en la tumba, y no después de la resurrección. De hecho, unos versículos después, el pasaje dice a dónde fue El después de la resurrección y ascensión: "quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios" (1 Pedro 3:22).
¿Cómo Resucitó Cristo a Otros?
La idea de que Dios se llevó el cuerpo del Señor Jesucristo para enterrarlo, como el de Moisés, es una doctrina inventada por hombres y sin fundamento bíblico. Tal idea no sólo contradice los pasajes recién citados, sino que es sumamente improbable cuando recordamos a las otras personas que resucitó Cristo. A Lázaro y a todos los demás, El los resucitó físicamente. Cristo nunca resucitó a alguien sólo en espíritu, como la Sociedad Watchtower declara que resucitó El (Juan 11:43-44; Mateo 9:25; Lucas 7:14-15).
¿Cómo Puede ser Resucitado su Cuerpo?
"Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros" (Romanos 8:11).
Según el razonamiento de los testigos de Jehová, muchas de las personas que recibieron primeramente esta carta habrían estado entre los 144,000. Puesto que ellos pueden vivir en el cielo con cuerpos resucitados, la línea de razonamiento que afirma que Cristo no podría hacer eso, obviamente es falsa.
Si usted confía en Cristo como Salvador y recibe Su Espíritu, cuando muera, su cuerpo mortal será resucitado como el de Jesús.
Los Líderes de los Testigos de Jehová Creen en la Resurrección Corporal
Usted recordará, como vimos en el segundo capítulo, que los líderes de los testigos de Jehová creen firmemente que: "... los hombres fieles de la antigüedad pronto serán resucitados por el Señor, volverán a la tierra y se harán cargo de los asuntos visibles de la tierra". Como testimonio de su fe, alrededor de 1929 construyeron una casa para que los patriarcas del Antiguo Testamento vivieran allí cuando regresaran a la tierra. (Vea la cita al final del capítulo 2). Ellos construyeron la casa a pesar de que la Sociedad Watchtower había errado antes, al predecir que el retorno de los fieles del Antiguo Testamento ocurriría en 1914, 1915, 1918 y 1925.
¡Los espíritus no necesitan casas! ¡Son los cuerpos los que las necesitan! Los líderes de la Sociedad Watchtower construyeron una casa porque sabían que Dios resucita los cuerpos de las personas. Creían que "los hombres fieles de la antigüedad" serían resucitados con sus cuerpos. Pero, al mismo tiempo rehusaron admitir esta realidad respecto a Cristo, a pesar de la clara enseñanza de la Palabra de Jehová:
"... Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras" (1 Corintios 15:3-4).



¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 1 Corintios 3:16
Capítulo 8 El Espíritu Santo
Los testigos de Jehová creen lo siguiente: "El espíritu santo no es una persona; es la fuerza activa de Dios".1
Puesto que no creen que el Espíritu Santo sea una persona ni Dios, sino sólo una fuerza, ellos no escriben "Espíritu Santo" con mayúsculas, incluso cuando traducen las Escrituras. Otros traductores lo consideran Dios y lo escriben con mayúsculas. Este ha llegado a ser el uso correcto en nuestro idioma, como podemos comprobarlo al verlo en los diccionarios.
Después de leer los pasajes que tratan de este tema, creo que estará de acuerdo en que el Espíritu Santo es una persona divina y es Dios. En primer lugar, veremos que Sus acciones no son tan sólo las de una fuerza, sino que hace lo que una persona puede hacer. En segundo lugar, hablaremos de Su divinidad.
El Espíritu Santo es una Persona, no Sólo una Fuerza
El Hace Todo lo que Distingue a una Persona de una Fuerza
Una fuerza empuja, jala o ejerce presión de alguna forma. Las personas pueden ejercer fuerza, pero también lo hacen el agua, el viento y la gravedad. Las personas poseen muchas otras facultades que las fuerzas no poseen. A continuación mencionaremos algunas de ellas. Aparte de los títulos, no incluiré mayor comentario. Espero que las Escrituras hablen a su corazón a medida que las interprete por usted mismo.
Las Fuerzas no Saben ni Enseñan - El Espíritu sí lo Hace
"Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu" (1 Corintios 2:10-13).
"Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir" (Lucas 12:12; vea también 1 Corintios 2:10, 13; Juan 14:26).
l Espíritu Tiene Emociones - Las Fuerzas no las Tienen
El ama: "Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu" (Romanos 15:30).
Siente tristeza: "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención" (Efesios 4:30).
Se siente insultado: "... hiciere afrenta al Espíritu de gracia" (Hebreos 10:29).
El Espíritu Habla
"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" (Apocalipsis 2:7; vea también Apocalipsis 2:11, 17; 3:6, 13, 22; Hechos 1:16; 8:29; 10:19; 11:12; 2 Pedro 1:21).
Habla en primera persona: "Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo... Y yo los sane" (Hechos 28:25-27).
Habla del futuro, lo cual una fuerza no puede hacer: "... el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas" (Hechos 1:16; vea también 20:23; Juan 16:13-14).
Da testimonio: "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí" (Juan 15:26).
El Espíritu dio la Capacidad Para que Hablaran Lenguas Extranjeras
"Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen" (Hechos 2:4).
El Espíritu Guía
"Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad" (Juan 16:13).
"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios" (Romanos 8:14).
El Espíritu Ordena
Envía misioneros: "... dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado... Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia" (Hechos 13:2-4).
Nombra obispos: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor" (Hechos 20:28).
¿Qué más Podría Hacer una Persona?
Consuela:"Mas el Consolador, el Espíritu Santo..." (Juan 14:26; vea también 14:16-17; 15:26).
Ayuda: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad" (Romanos 8:26).
Investiga: "... el Espíritu todo lo escudriña..." (1 Corintios 2:10).
Revela:"Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu" (1 Corintios 2:10).
Intercede: "... el Espíritu mismo intercede por nosotros" (Romanos 8:26).
Es posible blasfemarlo: "... la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada" (Mateo 12:31).
Es posible mentirle: "Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo...?" (Hechos 5:3).
Argumentos en Contra
Alguien podría responder: "Es cierto que el Espíritu posee todas las características de una persona, pero aún así no es persona porque no tiene cuerpo".
Recuerde, Dios el Padre tampoco posee cuerpo. Si no tener cuerpo reduce al Espíritu Santo a una fuerza sin personalidad, ¿cómo afecta eso al Padre?
El Espíritu Santo es Dios
Se Declara Su Divinidad
"Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad" (2 Corintios 3:17). Note quién es el Espíritu Santo de acuerdo a la Traducción del Nuevo Mundo: "Ahora bien, Jehová es el Espíritu; y donde está el espíritu de Jehová, hay libertad". o
"... exactamente como lo hace Jehová [el] Espíritu" (2 Corintios 3:18, Traducción del Nuevo Mundo).
Se Demuestra Su Divinidad
Al mismo Espíritu Santo se le llama el Espíritu de Jehová, el Espíritu de Dios y el Espíritu de Cristo. Lo que le hacemos al Espíritu de Dios, se lo hacemos a Dios mismo:
"Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo... No has mentido a los hombres, sino a Dios" (Hechos 5:3-4).
"¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (1 Corintios 3:16).
"Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!" (Gálatas 4:6; vea también Romanos 8:9; 1 Pedro 1:11).
El Espíritu de Dios es el Espíritu de Cristo y Sólo Aquellos en Quienes El Mora son Salvos
"Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él... Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros" (Romanos 8:9, 11).


La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.   2 Corintios 13:14
Capítulo 9 La Trinidad
La palabra "trinidad" no se encuentra en la Biblia. Se empezó a usar más tarde, para describir con una palabra la enseñanza de las Escrituras de que hay un Dios con tres personalidades, o como se declara generalmente, "en tres personas".
Aunque la Biblia claramente da como un hecho que existe esta relación, los líderes de los testigos de Jehová han desarrollado una doctrina que degrada al Espíritu Santo, reduciéndolo a una fuerza, y degrada a Cristo, afirmando que fue sólo hombre o un dios, con "d" minúscula, negando que Dios es uno en tres personas.
La Biblia nos Muestra la Trinidad Cuando Habla del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en el Mismo Nivel y en el Mismo Pasaje
"La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros" (2 Corintios 13:14).
"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19; vea también Juan 14:26; Lucas 3:21-22). Puesto que la Biblia dice que hay sólo un Dios, sabemos que no tenemos que bautizar en el nombre de tres dioses; sin embargo, el pasaje claramente habla de tres personas. "Nombre" en hebreo se refiere a la naturaleza de la persona, así como a la forma en que se le llama. Debemos bautizar en el nombre (singular) de las tres personas de Dios.
"Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!" (Gálatas 4:6).
Cristo y el Padre no son Dioses Separados, Ambos Poseen el Mismo Espíritu
"Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él... Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros" (Romanos 8:9-11).
Aquí vemos que al mismo Espíritu se le llama Espíritu de Dios y Espíritu de Cristo. Ese único Espíritu es el Espíritu del Padre así como del Hijo. Eso nos muestra que no son Dioses separados. Si lo fueran, no tendrían el mismo Espíritu. En este pasaje vemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, las tres personas del único Dios, actuando juntas para resucitar los cuerpos de los muertos.
Los Atributos (o Características) de DiosPertenecen al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Eternidad (Salmos 90:2; Miqueas 5:2; Hebreos 9:14)
Omnisciencia (Jeremías 17:10; Apocalipsis 2:23; 1 Corintios 2:11)
Omnipresencia (Jeremías 23:24; Mateo 18:20; Salmos 139:7)
Santidad (Apocalipsis 15:4; Hechos 3:14; 1 Tesalonicenses 4:8)
Las Obras de Dios se Atribuyen Igualmente a las Tres Personas
a creación es sólo un ejemplo (Salmos 102:25; Colosenses 1:16; Job 33:4).
Dios Habla en Plural
En el Antiguo Testamento a veces Dios habla en plural, indicando probablemente la Trinidad:
"Entonces dijo Dios (Elohim, nombre plural): Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" (Génesis 1:26). Vea también Génesis 3:22.
"Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua" (Génesis 11:7). La Traducción del Nuevo Mundo especifica quién dijo estas palabras: "A continuación dijo Jehová... ¡Vamos! Bajemos y confundamos allí su lenguaje..." (Génesis 11:6-7).
"Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria" (Isaías 6:3). "Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?" (Isaías 6:8).
Cada una de las Tres Personas es Dios
En los capítulos acerca de Cristo y del Espíritu Santo, mostramos ya numerosos pasajes que presentan a Jesucristo como Dios y al Espíritu Santo como Dios. Lea esos versículos otra vez, uniéndolos a los pasajes que muestran al Padre como Dios, y verá la Trinidad.
Gustad, y ved que es bueno Jehová. Salmos 34:8
Capítulo 10 El Nombre "Jehová"
En la Biblia, los nombres tienen significado. Dios recibe diferentes nombres y cada uno enfatiza un aspecto particular de Su carácter: Su divinidad, Su poder, etc.
El Significado de "Jehová"
"Jehová" es el nombre hebreo que equivale a "Yo Soy". En algunos idiomas se traduce como "El Eterno" porque describe Su eternidad y autoexistencia. Proviene de la misma raíz del verbo "ser". A menudo se usa cuando existe una estrecha relación entre Dios y una persona.
"Yo Soy" y "Jehová" se Usan Indistintamente
Dios expresó Su eternidad en otra forma cuando se llamó a Sí mismo "Yo Soy". Cuando El estaba enviando a Moisés a liberar de Egipto a Su pueblo, Moisés le preguntó:
"He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros" (Exodo 3:13-14).
El siguiente versículo usa el nombre Jehová:
"Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos" (Exodo 3:15).
En este pasaje, el nombre de Dios se expresa con dos palabras hebreas diferentes: una se traduce "Yo soy" y la otra "Jehová". Se dice que ambos son nombres de Dios y ambos expresan la idea de que Dios es el eterno.
Jesús se Identificó con Jehová
Para identificarse con Jehová, Jesucristo se aplicó el nombre "Yo soy", usando los términos griegos ego eimi, que significan "yo soy": "Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy" (Juan 8:58). El próximo versículo indica claramente que los judíos incrédulos supieron que Cristo estaba dando a entender que El era igual a "Yo soy", es decir, a Jehová. Ellos pensaron que Su declaración era una blasfemia, así que trataron de matarlo.
Las Profecías del Antiguo Testamento Equiparan a Jehová con Cristo
En Zacarías 12:10, una profecía que ya ha indicado que es Jehová quien habla (12:1, 4), El dice:
"... y mirarán a mí, a quien traspasaron".
Esta es una referencia a la crucifixión. ¿A quién traspasaron en la crucifixión? En este pasaje se le llama Jehová.
Jeremías 23:6, otra profecía, dice que en Su segunda venida, al renuevo justo de David se le dará el nombre de "Jehová". El versículo dice: "Y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra". La Traducción del Nuevo Mundo añade la palabra "es", lo que oculta el hecho de que se refiere a Cristo, pero elimina toda posible duda de que el nombre hebreo que se usa es "Jehová": "Y este es su nombre con el cual se le llamará: Jehová Es Nuestra Justicia".
No es Erróneo Referirse a Jehová Usando Sus Otros Nombres
El Nuevo Testamento usa varios nombres para Dios. Veamos aquí tres ejemplos:
"Pues no debes postrarte ante otro dios, porque Jehová, cuyo nombre es Celoso, él es un Dios celoso" (Exodo 34:14, Traducción del Nuevo Mundo).
Cuando Jesús clamó a Dios desde la cruz, dijo: "Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46).
Cuando Jesús enseñó a los discípulos a orar, dijo: "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre" (Mateo 6:9).
El Nombre "Jehová" se Puede Traducir
Los traductores de la versión Nuevo Mundo tratan de representar el sonido de este nombre para Dios en hebreo, escribiendo "Jehová". En otras versiones de la Biblia se traduce la palabra hebrea con el término "Señor". Al representar el sonido de la palabra hebrea con "Jehová", se da una idea de cómo sonaba la palabra, pero no es exacta porque el término hebreo empieza con una letra que suena como "I", no como "J".
Algunas personas opinan que es mejor no traducir el nombre como "Señor", como hacen algunas versiones, sino usar el nombre "Jehová". ¿Existe alguna razón que justifique la traducción como "Señor"?
El Nuevo Testamento se escribió originalmente en griego bajo la inspiración de Dios. Cuando el Nuevo Testamento griego -del que se tradujo nuestro Nuevo Testamento- cita la palabra "Jehová" del Antiguo Testamento hebreo, no escribe el nombre hebreo con letras griegas, sino que lo traduce con el término griego Kurios ("Señor"). De este modo, Dios nos permite saber que es correcto traducir "Jehová" en otros idiomas.
Además, el Antiguo Testamento completo se tradujo al griego alrededor del año 200 a.C. Esta traducción, llamada la Septuaginta, también traduce la palabra hebrea para "Jehová" con el término griego Kurios. A veces cuando el Nuevo Testamento cita un pasaje del Antiguo Testamento, lo cita de la traducción griega.
Bajo la inspiración de Dios, el Nuevo Testamento griego se refiere a Cristo con la misma palabra, Kurios ("Señor"), que usa para traducir "Jehová". Por ejemplo, el título completo "Señor Jesucristo" se encuentra 82 veces en el Nuevo Testamento (vea Romanos 5:1). Kurios no es un término específico que siempre significa Cristo; a veces se usa para referirse a la persona que ocupa el lugar de autoridad.
Respecto a la regla de que la Traducción del Nuevo Mundo siempre copia el nombre "Jehová" cuando se usa en el original, existe por lo menos una clara excepción. En este caso, los testigos de Jehová lo traducen como "Señor". ¿Por qué?
La Excepción: Jehová en Salmos 34:8 es Cristo en 1 Pedro 2:3
Como regla, cuando se usa el término Kurios en el Nuevo Testamento griego, la Traducción del Nuevo Mundo siempre lo traduce como "Jehová" cuando se refiere al Padre, y como "Señor" cuando se refiere a Jesucristo. Dondequiera que el Nuevo Testamento cita el Antiguo, los traductores de la versión del Nuevo Mundo sabían si debían usar "Señor" o "Jehová", porque notaban si la palabra hebrea que el Nuevo Testamento citaba era "Jehová".
Sin embargo, en 1 Pedro 2:3 se enfrentaron a un verdadero problema. El pasaje cita Salmos 34:8: "Gusten y vean que Jehová es bueno..." (Traducción del Nuevo Mundo). En 1 Pedro 2:3 lo tradujeron: "con tal que hayan gustado que el Señor es bondadoso". ¿Por qué no siguieron su regla y lo tradujeron: "Jehová es bondadoso"? Siga leyendo 1 Pedro y notará que el pasaje se refiere a Cristo. Para ocultar la realidad de que Jehová del Antiguo Testamento es el Señor Jesucristo, la Traducción del Nuevo Mundo rompió su regla, usando "Señor" en 1 Pedro para traducir el nombre de "Jehová" en el pasaje del Antiguo Testamento.
¿Qué Nombre es Sobre Todo Nombre?
El nombre de Jesucristo es "sobre todo nombre" (Filipenses 2:9). Esto no se debe a que un hombre es superior a Jehová, sino a que Jesucristo es Jehová.
Conclusión
El nombre que usted prefiera usar para Dios no es tan importante, y en gran parte depende de cuál de los atributos divinos quiera enfatizar. Lo importante es que usted llegue a ser hijo de Dios y que entre en Su reino. Para esto, le "es necesario nacer de nuevo" (Juan 3:7). Vea el primero y el último capítulo de este libro para descubrir cómo puede hacerlo.
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.   Gálatas 5:14
Capítulo 11 ¿Debemos Donar Sangre?
El Antiguo Testamento claramente dice que los judíos no debían comer carne a la que no se le hubiera sacado la sangre:
"Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo" (Levítico 17:10).
La Biblia siempre prohíbe comer sangre, en vez de beber sangre. El término hebreo para "beber" es una palabra común, y la Biblia habla en otros contextos acerca del beber sangre (Números 23:24 y Salmos 50:13 son dos ejemplos), así que, si Dios hubiera querido, el mandamiento podría haber sido contra el "beber sangre". Sin embargo, lo que ordenó fue que no se comiera carne de la que no se hubiera sacado la sangre. Uno de los muchos versículos donde vemos esto es 1 Samuel 14:34:
"... decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre".
Cuando mataban un animal, tenían que derramar la sangre sobre la tierra.
"Solamente que no comas su sangre; sobre la tierra la derramarás como agua" (Deuteronomio 15:23).
La Prohibición de Comer Sangre era Primordialmente para los Judíos
Estos mandamientos del Antiguo Testamento fueron dados primordialmente a los judíos que vivieron antes de Cristo:
"Habla a los hijos de Israel, diciendo:... Además, ninguna sangre comeréis en ningún lugar en donde habitéis, ni de aves ni de bestias. Cualquiera persona que comiere de alguna sangre, la tal persona será cortada de entre su pueblo" (Levítico 7:23-27).
Los Gentiles que Vivían con los Judíos Tampoco Debían Comer Sangre
El mandamiento de no comer sangre se aplicaba no sólo a los judíos, sino también a los gentiles que vivían entre ellos en su tierra.
"Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre" (Levítico 17:12).
Más adelante, en el mismo pasaje, también se prohíbe comer animales que no hayan muerto sacrificados, sino por sí solos o por otra causa. A esos animales no se les había sacado la sangre (17:15).
Otros Gentiles Podían Comer Sangre
A los gentiles que no residían entre los judíos se les permitía comer sangre. De hecho, en la ley se estipulaba que los judíos podían darles o venderles carne aunque no se hubiera derramado la sangre en forma apropiada:
"Ninguna cosa mortecina comeréis; al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él podrá comerla; o véndela a un extranjero, porque tú eres pueblo santo a Jehová tu Dios" (Deuteronomio 14:21).
¿De Cuál Grupo es Usted?
La mayoría de los testigos de Jehová de este tiempo no son judíos ni viven en países judíos, sino que pertenecen a la categoría de aquellos gentiles a los que se les permitía comer sangre.
La Razón de la Ley Respecto a la Sangre
Quizá existan razones relacionadas con la salud para no comer carne de la que no se ha derramado la sangre, pero si es así, no se declara cuáles son. Dios nos da otra razón:
"Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona" (Levítico 17:11).
La palabra que se traduce "vida", en la primera parte del versículo, es el término común para "alma", y se traduce en diferentes formas según el contexto. En la frase, "la vida de la carne", parece que se usa en el sentido de aquello que da vida a la carne. Dios dice que la sangre es lo que da la vida.
La frase, "yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas", es significativa. Dios había dado a los sacerdotes el mandato de que ofrecieran la sangre de los animales sacrificados sobre el altar, de acuerdo al sistema de sacrificios en el Antiguo Testamento. Sin embargo, aquí El dice: "yo os la he dado", y no que El ha ordenado a otra persona que se las dé. Probablemente esto indica que El estaba mirando más allá del Antiguo Testamento, pensando en otro sacrificio que El mismo ofrecería. Los sacrificios del Antiguo Testamento eran una profecía del sacrificio de Cristo. Al decir "yo os la he dado", Jehová quizá contemplaba el sacrificio final que El mismo haría en la cruz.
En Hebreos 10:1, en medio de la explicación de que el sacrificio único y perfecto de Cristo había remplazado los sacrificios del Antiguo Testamento, estos sacrificios se describen como "la sombra de los bienes venideros". Luego, el pasaje explica que el sacrificio de Cristo fue suficiente para pagar por todos nuestros pecados, por lo que no es necesario repetirlo. Es el medio que Dios escogió para nuestra salvación y, como tal, fue prefigurado por los sacrificios del Antiguo Testamento.
Lea con atención los capítulos 9 y 10 de Hebreos. En ellos encontrará la razón del mandamiento en cuanto a la sangre. Por razón de espacio, incluiré aquí sólo una pequeña muestra de este pasaje vital y fascinante que nos ayuda a comprender y creer:
"Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan. Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan" (Hebreos 9:28-10:1).
Los sacrificios del Antiguo Testamento tenían que repetirse, pero nosotros "somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre" (Hebreos 10:10). No es necesario repetir Su sacrificio.
"Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios" (Hebreos 10:11-12).
La sangre que Dios dio en el altar del Antiguo Testamento por el pecado, fue tipo o anuncio de lo que El derramaría por nosotros en la cruz, una vez para siempre, y como tal, no debía tomarse ligeramente ni ser deshonrado. No pierda la oportunidad de recibir la expiación que ofreció Jehová por sus pecados, la razón por la que El se preocupaba por la sangre.
¿Podemos Comer Sangre Ahora?
En el Nuevo Testamento, Dios puso más énfasis en el espíritu de la ley que en la letra, y permitió que Su pueblo comiera muchas cosas que no había permitido que los judíos comieran:
"Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado" (1 Timoteo 4:4-5).
"Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es" (Romanos 14:14).
La Decisión de los Apóstoles
En la conferencia de Jerusalén, sin embargo, cuando se decidió que a los gentiles cristianos no se les debía forzar a observar las leyes del Antiguo Testamento, se establecieron algunas excepciones a esta libertad. Una de esas excepciones era que los gentiles cristianos deberían abstenerse de la sangre.
"Sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo" (Hechos 15:20-21).
Este pasaje parece inferir que los cristianos no debían comer sangre porque ofenderían a los judíos que vivían entre ellos. ¿Es esta la única razón?
Antes de la Ley
Probablemente no lo sea, porque aun antes que naciera Abraham -el fundador de la raza hebrea-, cuando los judíos aún no existían, a Noé se le dio el mandamiento de que derramaran la sangre de los animales que mataran:
"Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis" (Génesis 9:4).
Quizá aun este pasaje anunció anticipadamente la preciosa sangre del Señor Jesucristo que pagaría por los pecados de todos los seres humanos, y ocurrió mucho antes de la ley.
Las Transfusiones
Comer carne de la que no se ha derramado la sangre es muy diferente a dar o recibir transfusiones de sangre. Cuando nuestra sangre podría ayudar a alguien, ¿deberíamos donar sangre o no? La Biblia no trata específicamente sobre el tema de las transfusiones, pero nos da vislumbres del corazón de Dios que muestran lo que El quiere que hagamos en tales casos. Algunas de las experiencias de Cristo nos ayudarán a decidir si deberíamos donar sangre o no:
"Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?" (Lucas 13:10-16).
Este caso es similar al de donar sangre, porque Jesús, para ayudar a la gente, hizo algo que los líderes religiosos interpretaron como violación de la ley de Moisés. ¿Les dio la razón Jesús y dijo: "No pensé que podía considerarse así. No lo haré otra vez"? ¡No! Por el contrario. El los llamó hipócritas. Les demostró que sacar a su buey del pesebre el día de reposo para llevarlo a beber agua -lo cual ellos jamás habían pensado que estaba prohibido por la ley-, habría violado la ley tanto como el sanar. Jesús estaba enseñando que siempre es importante hacer buenas obras por las personas. Dios no se opone a que se haga el bien, y no se debe interpretar Su ley como si se opusiera.
Otro pasaje importante para comprender si debemos dar sangre o no, es Mateo 12:10-12:
"Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo".
Aunque ninguno de estos ejemplos trata directamente del tema de las transfusiones, ambos señalan que hacer el bien está de acuerdo con la ley; que Dios está interesado en la gente y no quiere que usemos nuestra interpretación de la ley como razón para no ayudarles.
En otra ocasión, cuando a Jesús lo acusaron de hacer algo contra la ley, El dijo:
"Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?" (Lucas 6:9).
Luego Jesús sanó a un hombre, y los airados líderes religiosos hicieron planes para deshacerse de El. Si usted hace lo correcto, quizá algunos se opongan como se opusieron a Jesús. Pero, ¡hágalo de todos modos!
risto nos ayudó a comprender un principio muy importante. La ley se dio para ayudar a la gente: Para que las personas hicieran el bien y no el mal. La ley nos anima a salvar vidas, pero, a veces, negarnos a dar sangre realmente equivale a matar. ¿Qué haría usted si su hijo sufriera un accidente y perdiera tanta sangre que, sin una transfusión, moriría, y usted tiene el tipo de sangre apropiado para salvarlo? ¿Le salvaría la vida, o mataría? Aquellos que tergiversan la ley y le dicen: "No debe dar sangre, ¡aunque eso pueda salvar una vida!", no comprenden los importantes principios fundamentales de la Biblia; ellos sólo toman las palabras en forma superficial, como lo hicieron los fariseos. Tal como ellos, terminan contradiciendo lo que Dios nos enseña.
En otra ocasión, los discípulos de Cristo recogieron grano y lo comieron en día de reposo. Cuando los líderes religiosos se quejaron ante Jesús, El respondió:
"El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo" (Marcos 2:27-28).
El Amor Cumple Toda la Ley
Aunque he usado el día de reposo como ejemplo, la Biblia da este tipo de explicación respecto a toda la ley:
"No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor" (Romanos 13:8-10).
Los judíos que acusaron a Cristo no habían entendido el propósito básico de la ley.
¿Se pregunta qué desea Dios que usted haga? Pregúntese: "¿Qué tipo de acción mostrará amor?" Esa es la acción que cumplirá le ley. Si dando un poco de mi sangre puedo ayudar a alguien, entonces debo hacerlo.
"No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo" (Proverbios 3:27).
Los líderes religiosos de hoy que nos dicen lo contrario, han caído en la misma trampa en que cayeron aquellos líderes en los tiempos de Jesús. Sin entender el espíritu de la ley, hacen lo opuesto a la intención general de la ley, tratando de cumplir lo que ellos piensan que es la letra de la ley. Debemos comprender bien este principio:
"Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gálatas 5:14).
Sea un Buen Prójimo
Ahora que ha leído la explicación, veamos qué haría usted. Imagine esta situación: Su vecina llega corriendo a su casa y le dice: "¡A mi esposo lo atropelló un auto! Lo encontraron sangrando al lado del camino. ¡Es una emergencia! ¡El necesita tu tipo de sangre inmediatamente!" Esto podría sucederle mañana. Si ocurriera, ¿qué haría usted?
Veamos una historia que relató Jesús y que le ayudará a decidir:
"Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo" (Lucas 10:30-37).
Aunque su vecina quizá no ha llegado corriendo a su casa, usted aún debe enfrentar la decisión. ¿Seguirá usted a los líderes religiosos y pasará de largo, o será un buen prójimo que muestra amor a aquellos que necesitan su ayuda?
Debido en parte a que Jesús explicó la ley de este modo, los líderes religiosos de su tiempo decidieron deshacerse de El haciendo que lo mataran (Marcos 3:4-6).
Matar a Cristo no resultó como esperaban, así que ahora algunos tratan de deshacerse de El diciendo: "¡El no era Dios! ¡En realidad él no resucitó! ¡El no salva!"
Si usted también hace esto, le ruego que se arrepienta ahora mismo, confíe en el Salvador para que le redima y le ayude a vivir para El.
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.  1 Juan 5:11-12
Capítulo 12 Su Llave Para Entrar al Reino
¿Cómo puede entrar usted en el paraíso donde reina Dios? ¿Será su respuesta una repetición de lo que enseñan muchas religiones hechas por hombres? Al principio del primer capítulo le hice una pregunta similar. ¿Ha cambiado su respuesta lo que ha leído aquí, o aún confía mayormente en lo que usted hace?
Dios dio reglas en la ley del Antiguo Testamento para mostrar a las personas cómo debían vivir, pero no vivieron de esa manera. Cuando la gente pecó, Dios ordenó que sacrificaran animales, como sombra o anticipación de lo que Cristo haría. Después Dios envió a Jesucristo como el sacrificio final. El pagó el castigo total por todos nuestros pecados. El Nuevo Testamento dice que las leyes divinas no nos muestran cuán buenos somos, sino qué hemos hecho mal. Nos muestran nuestra pecaminosidad, pero no dan el poder para vivir como Dios desea. Al demostrarnos que no podemos salvarnos solos, las leyes nos dirigen a Cristo, quien sí salva.
Las Obras Buenas no Salvan. ¡El Salvador lo Hace!
Dios dice:
"Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:20-23). 1 Juan 5:11-12
Un joven testigo de Jehová me preguntó: "¿Quiere usted decir que todas las cosas que he hecho no valen nada para obtener mi salvación?" En vez de darle una respuesta personal, cité otra epístola del Nuevo Testamento:
"No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo" (Gálatas 2:21).
¿Dejará usted de lado la gracia de Dios -que le ofrece salvación en Cristo- para tratar de salvarse usted mismo por medio de la ley de Dios o las reglas de la Sociedad Watchtower? Si es así, ¿cómo puede estar seguro de haber hecho lo suficiente para obtener la salvación?
Quizá usted se da cuenta de que sus obras no siempre han sido buenas, y confía en que sea posible combinar sus obras con la gracia de Dios. Jehová dice:
"Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra" (Romanos 11:6).
Si, a pesar de que no merecemos la salvación, esta nos es dada por la gracia de Dios, entonces no se obtiene mediante obras. Si cree que sus obras cuentan al menos en parte para su salvación, no está confiando en que Cristo puede salvarle. Más bien, actúa como la persona que está a punto de ahogarse, y que no permite que la salven porque lucha desesperadamente tratando de salvarse por sí misma.
Dios quiere salvarle por Su gracia, por medio de Su Hijo. No existe otra salvación. Esto es tan importante que le ruego que estudie cuidadosamente los siguientes pasajes: Hechos 4:12; 13:37-39; Romanos 3:20-28; 4:16; 5:20-21; Gálatas 3:1-19; 2 Timoteo 1:9; Tito 3:5-7.
¿Una Segunda Oportunidad?
Algunos tienen la esperanza de que, después de la resurrección, habrá una segunda oportunidad. Usan Apocalipsis 20 como referencia, donde se habla del juicio ante el gran trono blanco. Allí las personas son juzgadas por sus obras. Pero, no tome uno de estos versículos fuera del contexto. El capítulo continúa hasta llegar al clímax:
"... y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego" (Apocalipsis 20:13-15).
No se halló a ninguno con obras suficientemente buenas como para merecer la vida. Sólo se salvaron aquellos cuyos nombres estaban en el libro de la vida. Esto es juicio. No hay segunda oportunidad. Su nombre es escrito en el Libro de la Vida del Cordero cuando acepta a Cristo en su vida, o no está en él.
Por qué no Podemos Ganar Nuestra Salvación: Es un Regalo de Dios
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).
"Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Juan 5:11-12). Un regalo no puede ganarse. Uno sólo decide recibirlo. Usted puede decidir que recibirá el regalo de Dios ahora mismo.
Recibimos el Regalo Divino de la Salvación por Medio de la fe en Jesucristo
"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1:12-13).
Para entrar al reino de Dios, ¡debemos nacer de nuevo por medio de la fe en Cristo como nuestro Salvador!
La Vida Purificada es Resultado de la Salvación, no es la Causa
Dios declaró que nuestra salvación no es recompensa por nuestras obras, sino un regalo que El nos da cuando confiamos en Cristo como Salvador. De inmediato El agregó:
"Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10).
Dios obra en aquellos que han sido salvados por gracia para que puedan realizar buenas obras.
"Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras" (Tito 2:14).
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17).
¡Actúe!
Si uno persiste en seguir doctrinas que no pueden salvar, y en rechazar algunas de las enseñanzas más vitales de la Palabra de Dios, comete suicidio espiritual. Como vimos en los libros de los testigos de Jehová, los que establecieron su doctrina se equivocaron muchas veces al interpretar la Biblia. Usted debe decidir si confiará en el sistema establecido por esos hombres que no pueden salvar, y que no interpretan la Biblia con exactitud, o si creerá en el verdadero Cristo de la Biblia para que le salve:
"El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación" (Romanos 4:25).
Si usted recibe al Salvador y la salvación que sólo El puede dar, El perdonará sus pecados y lo recibirá como hijo en la familia de Dios, dándole la vida eterna. Además, usted recibirá el poder del Espíritu Santo, que le dará la capacidad de vivir de una manera que es agradable a Dios.
Si decide seguir las doctrinas de la Sociedad Watchtower respecto al tema crucial de cómo ser parte del pueblo de Dios, entonces estará rechazando la salvación que Jehová le ha provisto.
"Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3).
¡Es así de simple! Algunas personas dicen que se puede entrar en el reino sin nacer de nuevo, pero Dios declara que no se puede. ¿Quién reina? ¿Dios o esas personas? Entonces, ¿quién tiene el derecho de decidir quiénes pueden entrar?
¡Enfoque su fe en otra dirección! Deje de creer que sus obras pueden salvarle y confíe en el Salvador.
Cuando haya tomado la decisión, puede dar gracias a Dios por el regalo de la salvación con una oración como esta: "Padre, he pecado, y creo que Cristo vino para salvar a los pecadores. En este momento creo en Jesucristo como mi Salvador. Te doy gracias porque El cargó sobre sí todos mis pecados y me cubrió con Su justicia".
En este momento puede confesar a Dios los pecados que recuerde haber cometido. Confíe en que Cristo puede salvarle de cada uno de esos pecados y también de aquellos que no recuerda. Luego, dé gracias a Dios porque la sangre del Señor Jesucristo le ha limpiado de todos sus pecados.
Si aún no ha decidido creer en Cristo como su único Salvador, le ruego que lea nuevamente el primer capítulo. Luego ore y vuelva a leer este capítulo, vez tras vez, hasta que comprenda la verdad y nazca espiritualmente por fe en Cristo.
"Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre" (Filipenses 2:11).

Los Testigos de Jehová y la Resurrección de Cristo
por Pablo Santomauro
Los Testigos de Jehová (TDJ en adelante) niegan que Jesucristo haya resucitado en forma corporal. Veamos algunas citas de su propia literatura y libros:
“El primogénito de los muertos fue levantado de la tumba no como una criatura humana, sino como un espíritu”. (Sea Dios veraz, p.276)
“En su resurrección dejó de ser humano. Fue resucitado como una criatura espiritual”. (El Reino viene, p.258)
“Jesucristo no fue levantado como humano” […] “Jesucristo… murió y fue resucitado como un espíritu”. ( Atalaya, Julio 1, 1998, pp 14, 20)

De acuerdo con la Torre del Vigía, Jesús era Miguel antes de nacer de María y después de su muerte volvió a asumir su identidad como el arcángel Miguel:
“La evidencia muestra que el Hijo de Dios era conocido como Miguel antes de venir a la tierra y también es conocido por ese nombre desde su retorno al cielo donde reside como el espíritu glorificado del Hijo de Dios”. (Razonando de las Escrituras, 1985, p. 218)

Quizá le sorprenda todo esto, pero es bueno que lo sepa ya que por lo regular los TDJ le van a decir, “Nosotros creemos y enseñamos la resurrección de Jesucristo” Es en esta coyuntura cuando usted tiene que preguntarles:  “¿En qué clase de resurrección?  Es aquí donde los TDJ no tienen más alternativa que contestar: “Jesús no salió de la tumba con el mismo cuerpo, resucitó con un cuerpo espiritual”, y les van a citar “El rey, Cristo Jesús, fue muerto en la carne, y fue resucitado como una criatura espiritual invisible. El hombre Jesús está muerto, muerto para siempre” (Sea Dios Veraz, p.122. Edición 1946).
¿Tienen razón los TDJ? La respuesta es crucial porque si están equivocados con respecto a la resurrección de Jesús también lo están respecto a su Deidad, y si están equivocados con respecto a la Deidad de Cristo tienen un gran problema, su salvación corre un gran riesgo porque un falso Jesús no tiene poder para salvar.
¿Estarán en lo correcto? Puede parecer paradójico, pero busquemos la respuesta planteando tres preguntas básicas.
1) ¿Es posible que Jesucristo haya sido resucitado corporalmente de la muerte?
Para contestar esta pregunta debemos repasar las historias de todas las resurrecciones de la Biblia, que si bien no fueron tan gloriosas como la de Jesucristo, vamos a ver que existe entre ellas un elemento común que establece la norma.
a.     El hijo de la viuda de Sarepta (1 R. 17:8-24)
b.     El hijo de la sunamita (2 R. 4:18-36)
c.      Un hombre que estaba a punto de ser sepultado es arrojado en el sepulcro de Eliseo y cuando toca los huesos de Eliseo, revive y se pone de pie. (2 R. 13:21)
d.      Jesucristo resucita a la hija del principal de la sinagoga (Mt. 9: 18-25)
e.     La resurrección de muchos santos (Mt. 27:52-53)
f.       Jesucristo resucita al hijo de una viuda (Lc. 7:12-15)
g.     La resurrección de Lázaro (Jn. 11:38-44)
h.     Pedro resucita a Tabita (Hch. 9:40)
i.        Pablo resucita a Eutico (Hch. 20:9-12)

Todas estas resurrecciones tienen algo en común, fueron corporales, físicas, materiales. Las personas resucitaron en un cuerpo de carne, sangre y huesos. En ninguna de estas instancias podemos encontrar un ejemplo de alguien levantándose de la muerte en un cuerpo espiritual etéreo, invisible, inmaterial. No hay otra forma de resurrección en la Biblia que no sea la corporal.
Tomando en cuenta la información anterior, ¿es posible que la resurrección de Cristo haya sido corporal? Respuesta: Sí, es muy posible.
2) ¿Es probable que Cristo haya resucitado corporalmente?
“Posible” significa que puede pasar como no puede pasar, en tanto que “probable” significa que es más seguro que pase a que no pase. En otras palabras, “probable” está dentro del campo de las estadísticas, los porcentajes, las probabilidades.
Basados en lo que ya vimos, o sea, que en todas las referencias bíblicas a la resurrección, son los cuerpos los que son levantados, los que recuperan la vida, ¿hay alguna indicación en la Biblia que abra la probabilidad de que la resurrección de Cristo fuera diferente a todas las demás? (Recuerden, hablo estrictamente de la forma de resurrección)
¿Podemos encontrar en la Biblia el ejemplo de alguien siendo resucitado como una criatura-espíritu?   NO
¿Es acaso la resurrección de Cristo descrita o detallada en forma diferente a las demás? NO. La misma terminología usada para las otras resurrecciones, se usa también para describir la de Jesús.
¿Qué CONCLUSION LOGICA podemos presentar? Desde que todas las resurrecciones en la Escritura son de naturaleza corpórea y no existe ningún ejemplo o caso de resurrección espiritual, entonces Cristo deber haber resucitado de la muerte en forma corporal. Esta es la única conclusión a la que podemos llegar: Es altamente probable que Jesucristo haya resucitado físicamente.
3) ¿Fue Jesucristo realmente resucitado corporalmente de acuerdo con la Biblia?
La respuesta es sí. La Palabra de Dios lo confirma en varias partes. Jesús mismo dijo que él resucitaría en forma corporal, en el capítulo 2 de Juan:
Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. (Juan 2:18-21) (subrayado nuestro)
Esta es la única profecía de Cristo con respecto a la naturaleza de su resurrección. Ustedes deben circular la palabra “cuerpo” en sus Biblias, y anotar al lado la palabra “soma”. “Soma” no puede ser traducido de ninguna otra manera. En la Biblia siempre se refiere a cuerpo físico, palpable, tangible.
Este pasaje es ideal para que usted ponga al Testigo de Jehová a leerlo en voz alta. Recuerde, la Palabra es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. De esta forma usted puede plantar la semilla en el corazón del sectario.
Ilustro con una historia contada por Walter Martin. Hace ya tiempo, mientras daba un estudio sobre la Deidad de Jesucristo en una fría noche de invierno en una iglesia de Long Island, Martin relataba que a medida que avanzaba su presentación, observó que un buen número de los asistentes mostraban gestos de aprobación a sus palabras, pero casi la mitad de los asistentes estaban molestos, ofuscados, movían la cabeza en señal de desacuerdo. Más tarde se enteró que prácticamente todo el Salón del Reino de la vecindad había concurrido. Cuando llegó el período de preguntas y respuestas una mujer  se puso de pie, ella era la voz cantante del grupo de TDJ. La dama lo bombardeó  con preguntas como por 35 o 40 minutos. Las preguntas eran contestadas, la mujer se irritaba, yo la mandaba a sentar, narraba Walter Martin, y a los pocos segundos se levantaba de nuevo. La mujer era brillante en sus planteamientos. Luego me entero que hacía diez años que venía enseñando en la congregación de los TDJ, agrega Walter Martin.
Terminó el tiempo de las preguntas y Martin ya estaba pronto para retirarse, deseando llegar a casa y dormir, cuando en el atrio de la iglesia estaban todos los TDJ esperándolo para continuar … hasta la medianoche.
Ya cansado, contaba el Dr. Martin, el Espíritu Santo puso en su corazón hacerle una pregunta a la dama y expresó: “Ud me ha hecho preguntas toda la noche, ¿qué le parece si yo le hago una pregunta a usted? “Me parece bien”, respondió la mujer.
.—“Supongamos que en la Biblia hubiera un pasaje que dijera que Cristo resucitaría con un cuerpo inmortal, en forma corporal, ¿le creería usted a la Biblia?”
.—“Pero no existe ningún pasaje que diga eso”.
.—“Yo dije ‘supongamos’ que existe un pasaje donde Cristo mismo anunciara su resurrección en forma corporal. No dije que el pasaje existiera. ¿Le creería usted a la Biblia?”
.—“En ese caso sí le creería a la Biblia,  pero sé que no existe ese pasaje”.
.—“Pero sabe usted, ese es mi problema. Yo encontré tal pasaje. ¿Puede usted Leer Juan 2: 18 al 21 en voz alta, por favor?”
Se hizo silencio y la mujer leyó:
Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo”. (Jn. 2:18-21) (subrayado nuestro)
El doctor Martin comentaba que la mujer sobre el final del pasaje comenzó a tartamudear al llegar a la palabra “cuerpo”.  Martin agregó, “Nunca ví una posición argumentativa desintegrarse tan rápido. El pasaje fue como un balde de agua fría. La dama balbuceó: ‘Bueno … tengo que revisar … estudiar… consultar esto… necesito tiempo’”.
Walter Martin cuenta que dos semanas más tarde recibió una llamada del pastor de la iglesia. La mujer había llegado hasta él en un estado de desesperación evidente, se notaba que no había dormido bien durante días. Ella confesó que el texto de Juan 2 la había mortificado al punto de pasar las noches en vela. No pudo encontrar una explicación para refutar la fuerza del pasaje.  Le confesó al pastor que había llegado a la conclusión de que si la Torre del Vigía estaba equivocada en la resurrección, también se equivoca en quién es Cristo, y si es así ella estaba perdida. Finalmente, en su angustia, la mujer le preguntó al pastor, “¿Qué debo hacer para ser salva?” Allí mismo y en ese instante el pastor la condujo en oración a los pies de Cristo.
Al siguiente domingo volvió al Salón del Reino y enseñó en la verdad de Juan 2. Fue expulsada de los TDJ pero tres de sus estudiantes fueron salvos ese día. Volvió a su casa y procedió a quemar toda la literatura de la Watchtower y se dedicó a recorrer el vecindario, ahora llevando el verdadero evangelio de Cristo, no el falso evangelio de los TDJ. Walter Martin siempre dijo acerca de los TDJ:  “Si por una mentira barrieron el vecindario, por la verdad barren el universo”. Vemos así que Dios también sigue  salvando sectarios hoy en día cuando los cristianos estamos bien preparados para dialogar con ellos.
No le quepa la menor duda, Cristo resucitó corporalmente, y si usted es Testigo de Jehová y se ha guiado solamente por la literatura de la Watchtower, sepa que le han engañado. Examine la evidencia bíblica.

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