LA
MUJER APRENDA ESTUDIO BÍBLICO PROFUNDO SOBRE 1 TIMOTEO 2:12
“No permito que la mujer…” Análisis de 1Timoteo 2, 8-15
“Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas, sin ira ni discusiones.
Así mismo que las mujeres, vestidas decorosamente, se adornen con pudor y modestia, no con trenzas ni con oro o perlas o vestidos costosos, sino con buenas obras, como conviene a mujeres que hacen profesión de piedad. La mujer oiga la instrucción en silencio, con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe ni que domine al hombre. Que se mantenga en silencio. Porque Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la trasgresión. Con todo, se salvará por su maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad.” 1 Timoteo 2, 8-15.-
(I) Introducción
Una mujer, cristiana y practicante, se encuentra con un texto como el de 1 Timoteo 2, 8-15, y no puede menos que incomodarse. Textos como este, quizás por oscuros o mal interpretados, han avalado y dado fundamento a siglos de prejuicios contra las mujeres.
Una puede entender, ubicando al texto en época de composición, la presunta división de roles que plantean los versículos que van del 8 al 10, pero el mandato de silencio, la prohibición de enseñar, sin ningún tipo de esclarecimiento al respecto y planteados como mandatos revelados y eternos, duelen.
La propuesta de este trabajo consiste en mirar un poco más de cerca este texto, tratando de dejar a un lado las interpretaciones que le ha dado la iglesia post apostólica a través de los lentes de la cultura de la época (Aristóteles, Platón, estoicos, etc.), que veía en la mujer un ser inferior. A tal fin se establecerá tanto el contexto histórico, como literario de la pericopa que luego se trabajará en forma particular.
(II) Contexto Histórico
“Cuando se aborda cualquier discusión en torno al rol y participación de la mujer en la Iglesia, suele olvidarse un tema importantísimo para la comprensión cabal del pensamiento bíblico neotestamentario: que no se produjo ajeno al entorno de los escritores inspirados, sino que aquellos estaban envueltos en el contexto social y cultural de su época y de su nación.” [1] Contextos que trataré de esbozar a continuación.
La carta está dirigida a Timoteo, quien presidía la comunidad cristiana de Éfeso. Con respecto a dicha ciudad portuaria, fundada en el siglo XII a.c., Erdman nos cuenta que “en tiempo de Pablo era, junto con Alejandría y Antioquia, uno de los tres grandes emporios comerciales del Mediterráneo oriental. Era la capital comercial, además de política, de Asia. Sin embargo, su importancia se debía todavía en gran parte al interés religioso que se centraba en la ciudad. El templo erigido en ella a la diosa Diana era una de las siete maravillas del mundo.”[2]En Hechos 19, 35 encontramos a esta ciudad como “guardiana del templo y de la gran diosa Diana.” En dicho libro, entre el capitulo 18, versículo 19 y el capitulo 19, versículo 41 encontramos referencias a la fundación de la iglesia de la ciudad. Así nos enteramos que, durante su segundo viaje, y tras pasar un tiempo en Corinto, San Pablo se dirigió junto a Aquila y Priscila a Éfeso (Hech 18, 18-19), predicó un tiempo allí y, dejando a sus compañeros en esa ciudad, continuó su viaje hacia Antioquia. Cuando durante su tercer viaje Pablo regresa a Éfeso, una comunidad cristiana se reunía en la casa de Aquila y Priscila y, por distintos motivos, Pablo define como nuevo centro de actividades ese lugar. Al respecto sostiene Rivas: “Alimentando un plan de extender sus actividades hacia el occidente, Pablo buscó como lugar de residencia un lugar en el que estuviera en mejores condiciones de comunicación tanto con las iglesias del Asia como con las de Macedonia y Acaya. En su actividad pastoral, San Pablo nunca descuidó el aspecto de las comunicaciones, por eso buscó siempre los puertos y las carreteras romanas. Como se ve por la larga lista de saludos de Romanos 16, 3-15, en Éfeso había un nutrido grupo de hombres y mujeres que colaboraban con Pablo en la evangelización.”[3]
Hechos 19, 23-40 relata la revuelta de los orfebres, que lucraban con imágenes de la diosa Diana y temían perder su negocio, que movilizan a la ciudad provocando el traslado de San Pablo a Macedonia. Hechos 20, 28-31 manifiesta la advertencia del apóstol a la iglesia de Éfeso sobre los problemas con los falsos maestros. Temática que el autor de 1 Timoteo retoma, como ya se ha puesto de manifiesto, pero frente a un peligro distinto, como podían ser las doctrinas extrañas, no ya relacionadas con el paganismo, sino que parecen tener características judeo-cristianas, algunas, y gnósticas, otras.
La perícopa que nos ocupa debe ser leída en este contexto pero ¿qué rol ocupaba la mujer en estas comunidades?
Yendo un poco hacia atrás, y recurriendo a la información que corporativamente nos ofrecen las escrituras, se esbozará la situación de la mujer en el mundo hebreo y en las comunidades cristianas.
La Torá contiene varios preceptos tendientes a la preservación de la mujer (Ex 20, 12; Lv 19, 3; Dt 21, 18 y ss.). Así encontramos que, no había diferencia en la ofrenda de purificación posterior a un nacimiento en cuanto si el recién nacido fuere varón o mujer; si una mujer era vendida como esclava, se debía liberarla al séptimo año como al varón; las mujeres participaban de las reuniones religiosas de adoración y en llevar las ofrendas para el sacrificio entre otras cosas. En la historia de Israel existen mujeres de relevancia como podrían ser Miriam, Débora, Hulda, Ester, etc., como ejemplos de mujeres en posición de liderazgo, con la bendición de Dios y el apoyo de quienes las rodeaban.
Después del exilio de Babilonia, y bajo la misógina influencia del rabinismo, la situación de la mujer en el judaísmo cambia radicalmente. Se la empieza a considerar inferior al hombre, se la excluye de la participación en el culto de la sinagoga, incluso, hablar con una mujer en público era considerado vergonzoso. El judaísmo se apropia de la oración pagana:“Gracias, Dios, porque no me has hecho ni gentil, ni esclavo, ni mujer”(en la sociedad helenista estos tres motivos de gratitud se atribuían a Tales o a Platón).
En medio de esta realidad nace Jesús quien demuestra tremenda libertad atento a que no sólo trata con mujeres, sino que las perdona, las sana y hasta les enseña. En los mismos evangelios encontramos mujeres que lo siguen fielmente incluso hasta el momento de crucifixión, son constituidas como testigos de la resurrección y acompañan a los discípulos después de la misma. Tanto en el libro de los Hechos como en las distintas cartas encontramos mujeres como Lidia (Hech 16, 15), Priscila (1Cor 16, 19; Rom 16, 3.5), Febe (Rom 16, 12), Evodia y Sintique (Fil 4, 2-3), Junia (Rom 16, 7), Trifena, Trifosa, Pérsida (Rom 16, 6.12) y las hijas de Felipe. Todas presentes como parte de la formación de la iglesia del primer siglo.
Esta forma de vida chocaba con los valores dominantes en la sociedad helenista, y así se explica que las primitivas comunidades cristianas hayan ejercido una singular atracción sobre muchas mujeres en el imperio, que encontraban posibilidades de participación que les eran negadas en la sociedad en general.
Así las cosas, ¿Cómo era la realidad que vivía la comunidad de Timoteo?
Como es conocido, en la zona de Asia menor, lo femenino (la Gran Madre) era considerado la fuente de la vida. Esta Gran Madre se adoraba en Éfeso como Diana, de cuyo templo ya se ha hecho mención; a su vez, los mitos gnósticos la identificaban con Eva, que no sólo traía la vida sino el conocimiento a Adán. La propagación de las enseñanzas gnósticas era una de las preocupaciones del autor de la primera carta a Timoteo ¿Tendrá esto relación sobre el rol que exige a las mujeres el autor de 1Timoteo?
(III) Contexto Literario
Al ser las cartas documentos redactados de una vez, las distintas partes que las estructuran, en la generalidad de los casos, se iluminan mutuamente; por lo que el contexto literario del texto en estudio resulta ser la Primer Carta a Timoteo. A fin de aclarar dicho contexto, se presentará de forma sintética la mencionada epístola, así como una estructura propuesta de la misma.
Estamos frente a una carta dirigida a Timoteo, delegado en la región de Éfeso, que pareciera tener como objeto darle recomendaciones en lo atinente a la preservación de la comunidad cristiana local.
Si bien la carta va dirigida a quien presidía la Iglesia de Éfeso, se sostiene que fue pensada para todos los miembros de la comunidad, lo que se sustenta en el propio contenido de la carta y en que el saludo final va en plural: “La gracia sea con vosotros”(6, 21b).
Al comienzo de esta carta, al igual que en el resto de las pastorales (2 Tim 1, 1 y Tito 1,1) el autor se identifica como Pablo, sin embargo ya desde el siglo XIX han surgido voces que niegan dicha autoría.
En cuanto al tiempo de redacción de la misma, distintas son las opiniones de los entendidos, que oscilan entre el año 64 y el 100 de nuestra era.
A simple vista, la principal preocupación del autor de esta carta sería el contrarrestar la influencia de falsos maestros que acecharían la comunidad. Según Rivas: “Algunos parecen tener características judeo-cristianas, porque el autor de la carta muestra preocupación por el verdadero lugar de la ley en la vida de los cristianos (1, 8-11). También habría alguno de tendencias gnósticas, porque dice que estos maestros prohíben el matrimonio y ciertos alimentos (4, 3-5)”[4]
Así encontramos que los planteos se centran alrededor de lo que se habla, se dice y se enseña, lo que se desprende de la estructura que se presentará a continuación.
- 1, 1-2. Encabezamiento y saludo.
- 1, 3-20. Relación de la comunidad con situaciones externas que la amenazan (Falsos Doctores y Doctrinas).
Aquí encontramos: “Que no enseñasen doctrinas extrañas” (1, 3); “han venido a caer en una vana palabrería” (1, 6); “sin entender lo que dicen ni lo que tan rotundamente afirman” (1, 7).
- 2, 1-3, 16. Situación de la comunidad hacia adentro (Oración – Ministros de la iglesia).
“No permito que la mujer enseñe” (2, 12); “el epíscopo sea…apto para enseñar” (3, 2).
- 4, 1-6, 21ª. Recomendaciones a Timoteo.(Falsas doctrinas-verdadera piedad; exhortaciones; viudas; presbíteros; esclavos; falsos doctores).
“Si tú enseñas estas cosas a los hermanos” (4, 6); “rechaza las fábulas profanas y los cuentos de viejas” (4, 7); “predica y enseña estas cosas” (4, 11); “dedícate a la lectura, la exhortación y la enseñanza” (4, 13); “vela por ti mismo y por la enseñanza” (4, 16); “haber educado bien a los hijos” (5, 10); “se vuelven charlatanas y entrometidas, hablando de lo que no deben” (5, 13); “los que se afanan en la predicación y en la enseñanza” (5, 17); “esto debes enseñar y recomendar” (6, 2); “si alguno enseña otra cosa” (6, 3); “evita la palabrería profana, y también las objeciones de la falsa ciencia; algunos que la profesaban se han apartado de la fe” (6, 20-21a).
- 6, 21b. Saludo final.
Las mujeres en las cartas pastorales
Como ya se ha dicho, las Cartas Pastorales proceden del Asia Menor y combaten reiteradamente las doctrinas extrañas. Hay quien sostiene que dichas doctrinas no sólo tenían gran aceptación entre las mujeres sino que además eran ellas quienes las propagaban, sobretodo porque muchas veían en ellas la liberación de la sumisión patriarcal. Así en 1Tim 4, 7 encontramos que a estas doctrinas se las trata de “cuentos de viejas”, dando indicio de que las difundían; además si los pastorales hacen tanto hincapié en la prohibición de enseñar es porque las mujeres lo hacían y esto molestaba.
En el capítulo 3 de 2Tim, el autor llama a las destinatarias de la enseñanza “mujerzuelas”, por ser seres fácilmente engañables. Raymond E. Brown sostiene que no se referiría a todas las mujeres atento a que “en otro lugar de las pastorales se muestra estima por las viudas verdaderas (1Tim 5, 3), y se piensa en las mujeres como posibles diáconos (3, 11). Las mujeres mayores tienen que enseñar lo bueno (Tito 2, 3) y ser estimadas (1Tim 5, 2)”.[5] Atento lo que deja en evidencia que, más allá del interés de adaptarse a las estructuras de poder que se manejaban en la sociedad helenista, en las Cartas Pastorales se percibe una sutil diferenciación entre las mujeres que encajaban con dichas estructuras y las que no. Las mujeres no pueden enseñar, sin embargo las ancianas pueden instruir a las jóvenes, aunque sólo en los valores domésticos tradicionales.
(IV) Análisis del pasaje
Limites del texto
El texto al que se pretende dar análisis es el que abarca los versículos 8 al 15 del capitulo 2 de la primer carta a Timoteo. Entre los indicadores que ayudan a fijar dichos límites podemos encontrar uno temático, ya que en los versículos anteriores (2, 1-7) el autor de la carta exhorta a la comunidad a orar por todos los hombres que tienen autoridad y argumenta tal exhortación; entre los versículos 8 y 15, en cambio, el autor indica como deben enfrentar hombres y mujeres los momentos de oración, tras lo que refuta, siguiendo el tenor del resto de la carta, falsas doctrinas. En 3, 1 cambia nuevamente el tema y se comienza a tratar el de los epíscopos.
Estructura propuesta
§ Instrucciones a los varones (2, 8).
§ Indicaciones a las mujeres que daban oídos a las falsas doctrinas (2, 9-12).
§ Refutación de falsas doctrinas (2, 13-15).
Claves de Lectura
A continuación se presentaran algunas claves de lectura del texto para así clarificar la estructura propuesta precedentemente.
§ 2, 8: Al referir se a los varones requiere que “oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas”. Manos piadosas es una metonimia que representa la condición del adorador.
§ 2, 9-10: En oposición a lo anterior a las mujeres se las invita, figuradamente, a vestirse, o adornarse, con buenas obras.
§ 2, 11: “La mujer oiga la instrucción en silencio, con toda sumisión.” En un principio cabria preguntarse si el autor de este texto se dirigía a todas las mujeres o a un grupo en particular. Para llegar a una respuesta, es viable tener en cuenta algunas consideraciones de índole gramatical. Margarita Muñiz sostiene que en griego la presencia del articulo en una frase indica identidad y su ausencia enfatiza el carácter del término que acompaña. Así las cosas, si bien la traducción de la Biblia de Jerusalén nos habla en estos versículos de “la mujer”, en el texto griego se habla de giné, sin articulo, lo que nos diría que no estarían todas las mujeres incluidas en este mandato, sino que el autor se estaría dirigiendo a un grupo en particular de mujeres, que en el marco de la temática de la carta ¿Serían las que se estaban dejando impregnar por las falsas doctrinas? Las exhorta a oír la instrucción en silencio, con toda sumisión. ¿Se trata de un mandato denigratorio? Si bien en Deut 31, 12 leemos que Moisés ordena “Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que vive en tus ciudades, para que oigan, y aprendan a temer a Yahvé vuestro Dios, y cuídense de poner en práctica todas las palabras de esta ley”, como ya se ha dicho, tras el exilio en Babilonia, y fundándose en el Génesis, a las mujeres no sólo se les fue vetado el participar en el culto en las sinagogas, si no también aprender la Torá. En este texto se exhorta a esas mujeres a oír la instrucción, se les devuelve, como Jesús lo había hecho, un derecho que se le había arrebatado tanto en el mundo hebreo como en el pagano. ¿Lo denigratorio sería, entonces, que el mandato era oírla en silencio? La palabra que se utiliza en el texto griego es hesugia, que no significa el hecho de no emitir palabra, significa estar tranquilo, en quietud, quizás la quietud necesaria en cualquiera que quiere aprender de su maestro. Además se las exhorta a oír la instrucción con toda sumisión ¿A quién? El texto no lo dice, así que no hay razón para suponer que sea a los varones y/o maridos. En el contexto no sólo del pasaje, sino de toda la carta, se puede interpretar que se requiere sumisión a los verdaderos maestros, los que enseñaban la verdadera doctrina.
§ 2, 12: “No permito que la mujer enseñe ni domine al hombre. Que se mantenga en silencio”. El versículo comienza “No permito”, epitrepsein en griego. El uso de este verbo en el Testamento Cristiano responde a un permiso puntual (Mc 5, 13; Jn 19, 38; Hech 21, 39-40; 26, 1; 27, 3; 28, 16, entre otros). Ante lo que podemos concluir que es una prohibición puntual a la situación que vivía la comunidad cristiana de Éfeso en aquel momento. Siguiendo la misma línea de interpretación que en el versículo 11, en el versículo 12 la palabra mujer (ginaiki) aparece nuevamente sin articulo por lo que no se les estaría prohibiendo enseñar a todas las mujeres; además, el verbo que se utiliza es didaskein, que en las cartas pastorales aparece en contextos que implican el contenido de la enseñanza, ya se trate de falsas doctrinas o de la verdadera doctrina. O sea que si en este versículo se interpretara que se habla de la enseñanza en general estaríamos ante un uso de excepción del vocablo en las propias cartas pastorales. Atento estos argumentos, y en razón del contexto literario, se puede considerar que lo que se está prohibiendo es que ciertas mujeres enseñen falsas doctrinas. En cuanto a “authentein”, que en los textos castellanos se traduce como “domine”, es algo más complicado de comprender. Este es el único texto en que aparece este término en el Testamento Cristiano, y atento a que su significado parece haber variado en el tiempo, se complica establecer que quería decir el autor en el contexto de 1 Timoteo. Hay quien sostiene que implicaría una usurpación de autoridad, de ahí el recurso a la figura de Eva como supuesta argumentación. Otros, en un contexto más cristiano y tal vez más inclusivo, creen que se trataría de la aplicación de un principio general, el que da Jesús a sus discípulos en Mt 20, 24-28, aplicado a un caso particular, estas mujeres que estaban siendo atraídas por las falsas doctrinas, y que debían oír en quietud la instrucción en la doctrina verdadera antes de poder enseñar. Sin embargo, la interpretación de los versículos que siguen nos conducen a una interpretación distinta.
§ 2, 13-14: “Porque Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la trasgresión”. Ese “Porque” que da inicio al versículo, es la interpretación como causal de la conjunción “gar”, que dependiendo del contexto puede ser causal o explicativa. Gracias a este tipo de interpretación, se entiende que estos versículos hablan de la prioridad temporal y de la prioridad de culpa como fundamento de que la mujer no pueda enseñar ni ejercer liderazgo. Habría que preguntarse si este tipo de exégesis no va en contra, incluso, del propio relato de la creación. Esta partícula es la que relaciona las dos partes de la perícopa, la que va del versículo 8 al 12 y la que va del versículo 13 al 15, y se la debería interpretar no sólo en ese contexto, sino también en el contexto de la carta en si. Como ya se mencionó en reiteradas oportunidades, la principal preocupación del autor de la carta pareciera ser el tema de las falsas doctrinas que rondaban la comunidad cristiana de Éfeso, también se comentó que una de las doctrinas peligrosas era la gnóstica, así como que uno de sus mitos, pregonaba a Eva como fuente de vida y quién dio la gnosis a Adán. Entonces ¿no sería más viable, y también más coherente con el contexto, considerar “gar” como una partícula explicativa? De ese modo y tomando el vocablo, del versículo 12, authentein en su acepción de “autor u originador”, se podría concluir, siguiendo a Margarita Muñiz, que lo que el autor “está prohibiendo es que la mujer enseñe o se proclame autora y originadora del hombre”[6], como respuesta al mito gnóstico. Sostiene la misma autora que“el verso 13 puede entenderse como una refutación de dicha enseñanza. Se les prohíbe a las mujeres que enseñen que la actividad femenina dio la vida al hombre, porque, de acuerdo con las escrituras Adán fue creado primero. Por otra parte, Eva no trajo el conocimiento (gnosis), sino que, siendo engañada, cayó en trasgresión”[7]. Se podrían citar otros ejemplos, en las cartas pastorales, en los que en principio se indica la herejía y luego se la refuta, como podrían ser 1Timoteo 4, 3-5 y 2Timoteo 2, 17-19, entre otros. Es dable aclarar que, en contraposición a lo que ocurre en los versículos 11 y 12, cuando en el versículo 14 aparece el vocablo mujer, lo hace precedido por el articulo, denominado como de mención previa, en clara referencia a Eva, quien “seducida, incurrió en trasgresión”. Esto es importante para no arribar a la errónea conclusión de que toda mujer es susceptible de ser engañada por el sólo hecho de serlo, y así ser inferior al varón, que según el texto, no fue engañado. Aunque, de todas formas, no logra suavizar un versículo que, a la luz de la teología masculino-mayoritaria, enseña que el pecado fue introducido en el mundo por una mujer. “La teología bíblica del pecado parece ser, pues una teología que echa la culpa a la victima, que hace a las victimas de la dominación responsables y merecedoras de su propia explotación y opresión”[8]
§ 2, 15: “Con todo, se salvará por su maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad”. Casi unánime es la creencia de que este versículo obra a modo de respuesta a los falsos doctores que prohibían el matrimonio. Ahora, es válido preguntarse ¿Quiénes son los sujetos de los dos verbos que encontramos en el versículo? ¿Quién se salvará por su maternidad (también se puede traducir como “mediante el engendramiento”)? ¿Se refiere a toda mujer o a Eva? El texto es oscuro al respecto. A su vez, “mientras persevere...” no es la traducción literal, el verbo en griego está en plural “eán meímosin”, si permanecieren o permanecen. Así las cosas, puede referirse a las mujeres, o a ellas y a los varones del versículo 8. Si se toma esa segunda interpretación, es viable concluir que frente a las doctrinas que prohibían el matrimonio, el autor propugna la relación armónica de varones y mujeres quienes deben permanecer “con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad.”
(V) Conclusión
Hay quien sostiene “que la tradición deuteropaulina, la más androcéntrica y acomodaticia al imperio, prevaleció y fue canonizada”[9]Así es como, aun hoy, encontramos textos como el que se analiza, en el que si bien el autor se refiere a la situación particular de una comunidad como fue la de Éfeso, se pretenden interpretar como mandatos de carácter permanente.
La canonización de este tipo de textos, que no sólo oprimen a las mujeres ya que la legitimación del orden patriarcal va acompañada de la aceptación sin reservas del orden político del imperio (1Tim 2, 1-2; Tit 3, 1), deja en claro que bajo la capa de legitimación teológica muchas veces se encubrieron prejuicios e intereses bastante opuestos a la causa de Jesús.
La Iglesia hoy, que debiera ser inclusiva, de comunión y signo, debería ser capaz de leer los signos de los tiempos y animarse a reinterpretar los textos a la luz de los Evangelios, reconociendo los condicionamientos culturales y políticos de la historia del cristianismo. Así, como miembros de la Iglesia, deberíamos sabernos legitimados y obligados a promover la pertinente critica institucional, dando lugar a la creación de estructuras que a imagen de las primitivas comunidades cristianas incluyan a todos sus miembros en pie de igualdad y como hermanos.
LA
MUJER APRENDA ESTUDIO
BIBLICO PROFUNDO SOBRE 1 TIMOTEO 2:12
Tomado
como una regla universal para las Iglesias cristianas, el texto de 1 Timoteo 2:
11-12 es sorprendente, pues implicaría someter al silencio a no menos de la
mitad de los creyentes. Igualmente inaudito sería que un asunto de semejante importancia
solamente se tocase una sola vez en toda la Escritura. Sin embargo, cabe la
posibilidad de que este texto no deba entenderse como un mandamiento para toda
la Iglesia en todos los tiempos, sino como una orden provisoria condicionada
por una situación histórica concreta. Para determinar a cuál categoría –norma
permanente o instrucción provisoria- pertenece este texto, es preciso encuadrar
el pasaje en el contexto general de las Escrituras y en el más restringido del
ministerio de Timoteo y la situación de la Iglesia de Éfeso. Esto es lo que me
propongo hacer. Revelación
bíblica y condicionamiento cultural Para los cristianos, toda
la Biblia merece el más profundo respeto por ser la Palabra de Dios. Sin
embargo, parece claro que solamente parte de lo escrito bajo inspiración divina
tiene aplicación permanente, mientras que la validez de otras partes presenta
condicionamientos históricos determinados por la situación original. Dios ha
transmitido su revelación en contextos culturales concretos, los cuales deben
ser cuidadosamente considerados si se desea aplicar rectamente la Palabra a
nuestra situación contemporánea. Por ejemplo, ciertos mandamientos “perpetuos” de
la ley levítica (por ejemplo, Levítico 3:17; 6:18,22; 7:34; 10:9; 16:7, 29;
23:21; 24:8), y la circuncisión (Génesis 17:13) no se aplican a los cristianos;
mas no por ello dejan de ser Palabra de Dios revelada. En algunos casos, desde
luego, la distinción puede no ser tan evidente. ¿Cómo, pues, aplicaremos
rectamente las enseñanzas bíblicas a nuestra vida contemporánea? ¿Cómo
transportaremos el mensaje eterno a una cultura muy diferente de la que lo
recibió originalmente? El difunto profesor de Exégesis y Crítica Bíblica, Dr.
F.F. Bruce, señalaba que existen básicamente dos formas posibles [1]: 1. La
casuística rabínica. Era el método de los escribas. Debido a los
cambios en la comunidad israelita, en tiempos de Jesús la aplicación concreta
de muchos de los mandamientos de la Ley de Moisés ya no resultaba clara. Para
subsanar esto, los maestros de la Ley establecieron normas rígidas, a través de
la llamada “tradición de los ancianos” (Marcos 7: 3,5). Esta tradición, o halaká , que se perpetúa en el Talmud,
pretendía cubrir todas las posibles situaciones o casos de aplicación de la Ley
[2]. 2. La búsqueda de principios
generales. Es el método empleado y enseñado por Jesús. El Señor no
dio instrucciones detalladas acerca de cada posible situación en la vida de sus
discípulos. En lugar de ello, estableció por su palabra y ejemplo grandes principios:
arrepentimiento, perdón, humildad, fe, amor; y aunque dio muchos ejemplos, dejó
sin precisar todas sus posibles aplicaciones. Por el contrario, Jesús condenó
la casuística como preceptos humanos que deshonraban la Palabra de Dios (Marcos
7:6-13) [3]. En la cuestión del lugar de la mujer de la Iglesia en general, las
posturas más restrictivas tienden a adoptar un enfoque básicamente casuístico.
Una consideración de los principios y supuestos generales de la antropología
bíblica nos señala, en cambio, un camino diferente. El Antiguo Testamento
1. La creación. En el primer relato de la creación (Génesis 1:26- 27) se dice
claramente que la humanidad [4] fue hecha como varón y hembra, ambos a imagen
de Dios, como criaturas racionales y morales, capaces de tener comunión con el Creador.
Al hombre –varón y hembra- se le da la potestad de ejercer dominio sobre las demás
cosas creadas. El segundo relato (Génesis 2:18-25) destaca la igualdad esencial
del varón y la hembra humanos, a pesar de las diferencias entre ambos. Varón y
hembra son mutuamente complementarios. Como dice un antiguo proverbio, la mujer
no fue sacada de la cabeza del varón para dominarle, ni de sus pies para estar
sometida, sino de su costado para estar a su lado [5]. Dos observaciones, una positiva
y otra negativa, son cruciales aquí: a. Tanto el varón como la mujer son
considerados como imagen de Dios y esencialmente iguales. b. Previamente a la
caída no existe ninguna indicación que sugiera una subordinación de la mujer al
varón. También conviene hacer dos aclaraciones. En primer lugar, la descripción
de la mujer como “ayuda idónea” del varón no supone menoscabo alguno, ya que el
vocablo hebreo ’ezer (ayuda) que allí
se emplea, se utiliza en otros pasajes para describir la ayuda de Dios mismo
[6]; por ejemplo, Salmo 121:1- 2. En segundo lugar, la mera precedencia del
varón sobre la mujer en el orden de la creación no le otorga de por sí
autoridad sobre ella, ya que todo el resto de la creación, sobre la cual la especie
humana habría de enseñorearse, fue creada antes que el varón. La caída de Adán
y Eva trastornó profundamente no sólo la relación entre Dios y el hombre, sino
también la relación entre varón y mujer. El orden original se trastorna y
aparece por vez primera un anuncio (¡no una orden!) de lo que de allí en más serán
las relaciones entre el varón y la mujer caídos (Génesis 3:16). Vemos aquí la
aparición de una relación de subordinación, pues, como una de las consecuencias
del pecado. No fue así al principio. 2. El resto del Antiguo Testamento. La
consideración que en el Antiguo Testamento se demuestra hacia la mujer supera
con mucho a la manifestada en otras religiones orientales. Aunque no puede
llevar sobre sí la señal del Pacto, forma parte del pueblo de Israel. Su padre
o su marido pueden anular sus votos (Números 30) y no puede tomar la iniciativa
en el divorcio (Deuteronomio 24:1-4) pero a la vez el marido no puede despedirla
sin causa , y en caso de divorciarse está obligado a indemnizarla. La mujer es
reconocida como persona, y ningún texto reconoce formalmente derecho legal de
propiedad del esposo sobre su mujer. Una de las últimas instrucciones que
Moisés dio al pueblo de Israel fue que la ley fuese leída a todo el pueblo, sin
excluir mujeres, niños ni extranjeros: quote: Y escribió Moisés esta ley y la
dio a los sacerdotes ... y a todos los ancianos de Israel. Entonces Moisés les ordenó,
diciendo: Al fin de cada siete años ,,, en la fiesta de
los tabernáculos, ..., leerás esta ley delante de todo
Israel, a oídos de ellos. Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al
forastero que está en
tu ciudad, para que escuchen, aprendan a temer al SEÑOR tu Dios, y cuiden
de observar todas
las palabras de esta ley. Deuteronomio 31:9-12; negritas añadidas.
Asimismo, en ocasión
del retorno del exilio babilónico y la reconstrucción de Jerusalén y del
templo, y la reforma religiosa
realizada por Esdras y Nehemías, la Ley fue leída a “todo Israel” , hombres y mujeres:
quote:
Se reunió todo el
pueblo como un solo hombre en la plaza que estaba delante de la puerta de las
Aguas, y pidieron al
escriba Esdras que trajera el libro de la ley de Moisés que el SEÑOR había dado
a Israel. Entonces
el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la asamblea de
[b]hombres y mujeres y
de todos los que podían entender lo que oían. Era el primer
día del mes séptimo. Y leyó en el libro ... desde el amanecer hasta el
mediodía, en presencia de hombres
y mujeres y
de los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al
libro de la ley ... Entonces Esdras bendijo al SEÑOR, el gran Dios. Y todo
el pueblo respondió:
¡Amén, Amén!, mientras alzaban las manos; después se postraron y adoraron al
SEÑOR rostro en tierra. Esdras 8:1-3, 6; negritas añadidas. Hay muchos ejemplos
de heroínas como Ruth y Esther. Hubo profetisas como Débora y Hulda, ambas
casadas (Jueces 4:4; 2 Reyes 22:14-20; ver Isaías 8:3; Joel 2:28-32). Agar,
Rebeca y la madre de Sansón son ejemplos de mujeres que recibieron revelaciones
(Génesis 16:8; 21:17; 25:22-23; Jueces 13:3-10). Existen muchos casos de
oraciones de mujeres que son contestadas: Rebeca, Raquel, Lea, Ana (Génesis
25:22-23; 30:6,22; 30:17; 1 Samuel 1:11-19). La Sabiduría es personificada como
una mujer (Proverbios 1;20- 21; Eclesiastés 1: 12-13). En Proverbios 31 se
describe a la mujer ideal, como aquella que hace y deshace en su hogar. En la
Ley existen provisiones concretas para las mujeres, que debían presentar
sacrificios para su purificación (Levítico 12;6; 15:29). En ciertas
condiciones, podían recibir herencia (Números 27:1-3). Podían consagrarse a
Dios como nazireas (Números 6:12). El quinto mandamiento exige honrar a la
madre tanto como al padre (Éxodo 20:12; ver Levítico 11:3). La Ley de Moisés castigaba
con pena de muerte al que maldice la madre, al igual que al que maldice al
padre (Éxodo 21:15,17; Deuteronomio 21:8-21). Ambos progenitores eran
corresponsables de enseñarles la Ley a los hijos (Deuteronomio 31:12;
Proverbios 1: 8; 31:26). Tanto el padre como la madre podían decidir el nombre
de los hijos. En el Antiguo Testamento, el nombre es decidido por el padre 14
veces y por la madre en 26 casos [7]. El
Nuevo Testamento 1. Situación en la sociedad judía y
gentil del siglo I. En la práctica, el judaísmo contemporáneo de
Jesús relegó a la mujer a una situación completamente subordinada [8]. Durante
el ritual del Templo debía permanecer en el atrio de las mujeres, separado y
por fuera del atrio de los varones. En la sinagoga, las mujeres debían estar
separadas de los varones. Para el quorum de 10 necesario para el servicio de la
sinagoga solamente cuentan los hombres. quote: En conjunto, la situación de la
mujer en la legislación religiosa está muy bien reflejada en una fórmula que se
repite sin cesar: “Mujeres, esclavos [paganos] y niños” : la mujer, igual que
el esclavo no judío y el niño menor, tiene sobre ella a un hombre como dueño,
lo cual limita también su libertad en el servicio divino ... desde el punto de
vista religioso, se halla en inferioridad ante el hombre [9]. De hecho, y
contra la enseñanza del Antiguo Testamento (ver los textos citados arriba de
Deuteronomio y Esdras), se decía que no era conveniente ni siquiera enseñarle a
las mujeres la Ley. Rabí Eliezer (hacia 90 d.C.) llegó a afirmar que “Quien enseña
la Torá a su hija, le enseña el libertinaje” (hará mal uso de lo aprendido).
También se decía con respecto a los preceptos de la Torá vinculados a
determinados tiempos, que los varones estaban obligados, pero las mujeres
exentas. En el Talmud de Jerusalén (Ver. 136 b) se conserva la siguiente oración,
que varones judíos piadosos repetían tres veces al día: quote: Bendito eres tú
que no me has hecho un pagano. Bendito eres tú que no me has hecho un
ignorante. Bendito eres tú que no me has hecho una mujer. Por otra parte, los
griegos agradecían “por haber nacido ser humano, y no bestia; varón, y no
mujer; griego y no bárbaro” [10]. ¡Así, los varones judíos estaban agradecidos
de no ser paganos, y los griegos de no ser bárbaros, pero en ambos casos agradecían
no ser mujeres! Aunque se la tenía en estima en el hogar, en la sociedad grecorromana
y judía la mujer no participaba de la vida pública (salvo excepciones). El
judaísmo pretendía salvaguardar la honra de las mujeres –y la de sus maridos-
mediante la aislación y la separación de toda posible fuente de contaminación.
Los varones no debían hablar en público con las mujeres, ni siquiera con la
propia esposa [11]. 2 Jesús de Nazareth. El
trasfondo cultural y social que acabamos de mencionar debe tenerse muy en
cuenta si se desea apreciar lo revolucionario de la actitud de Jesús hacia las mujeres.
La obra de Jesucristo permite la restauración de la imagen divina en el ser
humano, tanto varón como mujer. Durante su ministerio terrenal, Jesús trató con
inusitada naturalidad y con total igualdad a varones y mujeres. Jesús censuró
el divorcio, que era una prerrogativa virtualmente exclusiva del varón, con lo
cual colocó en pie de igualdad a ambos sexos (Mateo 5:31-32; 19:3-11). Las
mujeres son protagonistas frecuentes en las parábolas del Señor (Mateo 13:33;
Lucas 15:8-10, etc). El primer difunto que Jesús resucitó fue precisamente una
niña (Lucas 8: 49-56). Él realizó muchas sanidades y exorcismos en mujeres (Mateo
8:14- 15; Marcos 7:24-30; Lucas 8:41-48. Jesús escuchó los ruegos de las
mujeres: Marcos 7: 24-30; Lucas 7:11-17; Juan 11. Los dichos del Señor muestran
claramente que en el reino de los cielos no cuenta el sexo, sino el hacer la
voluntad de Dios (Marcos 3:31-365; Lucas 11:27-28). Jesús dialogó mucho con las
mujeres, cosa que ningún maestro de la Ley hacía: Juan 4:7-27; Lucas 10:38-42.
En este último pasaje citado hallamos a María sentada a los pies de Jesús, tal como
los discípulos se sentaban a los pies de los rabinos de la época. De hecho,
Jesús tuvo discípulas, fieles seguidoras y contribuyentes a la causa del
Evangelio (Mateo 26:6-13; 27:55; Lucas 7:36-50; 8:1-3; Juan 12:1-8). Las
mujeres que seguían a Jesús se tornaron las principales testigos de la
crucifixión tras la huída de casi todos los discípulos varones (Marcos
15:40-41, etc). Ellas llegaron a ser los primeros testigos de la resurrección
del Señor, como se ve en Marcos 16:1-8 y paralelos. A través de sus palabras y
acciones, el Señor muestra que el intento judío de proteger la pureza femenina
mediante la aislación y la ignorancia no tiene sentido en el Reino que Él predicaba.
Jesucristo efectuó una ruptura tan profunda que hasta hoy cuesta elaborar las
lógicas implicaciones. La impresión que uno tiene es la de una completa
igualación de ambos sexos delante de Dios [12]. 3. La
Iglesia Apostólica. En el nacimiento de la Iglesia del Nuevo Pacto
encontramos a varones y mujeres unidos en la oración (Hechos 1:14; cf. 12;12).
En el día de Pentecostés, el Espíritu Santo desciende sobre todos los
creyentes, varones y mujeres. Inspirado por el Espíritu Santo, el Apóstol Pedro
interpreta este acontecimiento como el cumplimiento de una profecía de Joel que
señalaría el tiempo de salvación (Hechos 2; cf. Joel 2:28- 32). A diferencia de
la práctica común del judaísmo de la época, los Apóstoles también instruían a
las mujeres (Hechos 9:36; 16:13-15; 17;4, 12). A su vez, las mujeres podían
enseñar a otros: Hechos 18: 26-28; 2 Timoteo 1:5; Tito 2:3-5. Otro hecho digno
de mención es que las congregaciones de la Iglesia apostólica se reunía en
casas, las cuales en varias instancias pertenecían a mujeres creyentes: Hechos
12:1; 16:14-15; 1 Corintios 16:10. Como anfitrionas, es probable que ellas
hayan tenido un papel importante en el ministerio. Los Apóstoles enseñaron el
sacerdocio universal de todos los creyentes: 1 Pedro 2:4-5,
9-10; Apocalipsis 1:5-6; 5:9-10. Todos los creyentes, varones y mujeres, son
coherederos en Cristo. Según el Apóstol Pablo, el Espíritu Santo reparte dones
entre todos los creyentes para la edificación del cuerpo de Cristo, la Iglesia
(1 Corintios 12), lo cual lógicamente incluye a las hermanas. Según Hechos 21:9
y 1 Corintios 11:5 había profetisas cristianas. Sin entrar en detalle sobre lo
que debe entenderse por profetizar [13], hay que subrayar que el ministerio de
los profetas es colocado por Pablo en segundo lugar, inmediatamente después de
los apóstoles (1 Corintios 12: 28-29; Efesios 4:11). Considerando el ambiente
de la sociedad del siglo I, es extraordinario que hombres y mujeres educados en
tal cultura pudiesen participar en la vida religiosa de manera tan amplia y libre.
Al igual que los varones, las mujeres podían ejercer sus dones para edificación
de la Iglesia y participar en la adoración. El siguiente comentario de Scroges
resume la situación en la Iglesia apostólica: quote: Entrar en la comunidad
cristiana significaba entonces unirse a una sociedad en la cual los papeles masculino-femenino
y las valoraciones basadas en ellos habían sido descartados ... dentro de la
Iglesia, los modelos de comportamiento e interrelación habrían de basarse en
esta afirmación de igualdad [14]. 4. La actitud de Pablo vista más de
cerca. El Apóstol escribió extensamente a diversas Iglesias y
personas. Mientras que muchas de sus enseñanzas son perfectamente consistentes
con el cuadro hasta aquí trazado, otras parecen imponer severas restricciones
al ministerio de la mujer. La cuestión estriba en discernir cuáles enseñanzas
del Apóstol se dirigían a situaciones muy concretas y cuáles son de aplicación
general y permanente. Bruce ha propuesto la siguiente regla general: quote: Lo
que en la enseñanza de Pablo promueve la verdadera libertad es de valor
universal y permanente; lo que parece imponer restricciones a la verdadera
libertad está dirigido a condiciones locales y temporales [15]. A mi entender,
una de estas enseñanzas que promueve la verdadera libertad, y por tanto es de
valor universal y permanente, es aquella según al cual en la descendencia espiritual
de Abraham, los creyentes en Cristo Jesús, no hay distinciones basadas en raza,
status social o sexo: quote: Y antes de venir la fe, estábamos encerrados bajo
la ley, confinados para la fe que había de ser revelada. De manera que la ley
ha venido a ser nuestro ayo para
conducirnos a
Cristo, a fin de que seamos justificados por fe. Pero ahora que ha venido la
fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo
Jesús. Porque todos los que fuisteis bautizados en
Cristo, de Cristo os habéis revestido. No
hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos
sois uno en Cristo
Jesús. Y si sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham,
herederos según la promesa. Gálatas 3:23-29; negritas añadidas. En Cristo, el
varón y la mujer son hijos de Abraham y coherederos de Dios. Es posible que en
el versículo 28 Pablo estuviese contradiciendo deliberadamente la oración judía de agradecimiento
por no haber nacido gentil, ignorante o mujer, que mencioné antes. Es legítimo
pensar que si de veras no existe en la Iglesia diferencia entre judío y griego,
ni entre esclavo y libre (ver también 1 Corintios 12:13; Colosenses 3:11), lógicamente lo mismo y con iguales
consecuencias se aplica al
varón y la mujer cristianos [16].
Como lo expresa Manfred T. Brauch: quote: Para Pablo, el propósito de la obra
redentora de Cristo era liberar a la creación de Dios de la maldición del Edén.
Aquellos [que están] “en Cristo” eran nuevas creaciones (2 Cor 5:17), liberadas
de la esclavitud del pecado y de su expresión en las relaciones humanas (Rom
6:5-7). En la nueva humanidad creada por Cristo, la opinión cultural y religiosamente
enquistada de que algunos seres humanos, sobre la base del género, raza o
status social, eran en algún sentido inferiores no podía ya mantenerse (Gál
3:26-28). Esta era seguramente la convicción teológica central de Pablo [17]. Además
de esta clara afirmación doctrinal, existe evidencia de la alta estima que el
Apóstol tenía por muchas de sus colaboradoras mujeres. Basta examinar el último
capítulo de la epístola a los romanos, donde Pablo menciona por nombre a varias
mujeres, y aunque menciona a más varones creyentes, de hecho recomienda más a
las hermanas por su servicio (16:1-2, 3, 6, 7, 12). En dos de las tres veces
que alude al servicio de varones, lo hace conjuntamente con el de mujeres
asociadas a ellos. En tiempos de Pablo existía un eficiente sistema para el
envío y distribución de la correspondencia oficial, pero no había servicio de
correo público. Las cartas debían ser llevadas por algún viajero o un emisario.
Precisamente, Pablo confió la responsabilidad de llevar su epístola a los
romanos a una hermana, Febe, la cual es descrita como “diácono” (no diaconisa)
de la iglesia de Cencrea. Recomienda que sea recibida en el Señor y ayudada en
lo que sea menester, porque ella ha sido protectora de muchos, incluido el
propio apóstol. La palabra griega empleada para describir este ministerio de
Febe es prostatis. Es
desafortunado que tanto la Reina –Valera como la Biblia de las Américas
traduzca este término mediante un verbo, “ha ayudado”. El sustantivo griego
indica una función más significativa, como “prefecto” o “protector” (como correctamente
lo traduce Lacueva en su NT interlineal). Entre los judios se aplicaba a quien
sostenía la sinagoga. Era un título de autoridad y honor, que indica un papel
prominente de Febe en su congregación. En segundo lugar Pablo menciona a
Priscila y Aquila, a quienes llama sus “colaboradores en Cristo Jesús”. La
palabra griega sunergous,
colaboradores, indica que la pareja compartía la obra del ministerio del mismo
Apóstol. Este matrimonio se menciona por vez primera en Hechos 18:2; tuvo un
papel prominente en Corinto, acompañó a Pablo a Siria (18:18), y también
trabajó en Éfeso, donde Priscila y Aquila le explicaron a Apolos, hombre
“poderoso en las Escrituras”, “con mayor exactitud el camino de Dios”
(18:24-26). El nombre de Priscila se menciona antes que el de su esposo tanto
en Romanos como dos veces en los Hechos y una en 2 Timoteo 4:19, lo cual sugiere
que ella era la más activa de los dos: en la antigüedad cuando se nombraba un
matrimonio el nombre del varón se colocaba habitualmente primero. Priscila y
Aquila eran asimismo anfitriones de la congregación a la que pertenecían, la cual
se reunía en la casa de ellos (Romanos 16:3). En tercer lugar menciona a María,
con el comentario de que ella “ha trabajado mucho por vosotros” . El verbo
griego traducido “trabajar” es kopiaô y significa trabajar arduamente
o en medio de dificultades. Pablo lo emplea en varias ocasiones para referirse
a su propio ministerio: 1 Corintios 15:10; Gálatas 4:11; Filipenses 2:16;
Colosenses 1:29; 1 Timoteo 4:10. En 1 Timoteo 5:17, lo emplea con referencia a
los supervisores que son dignos de honor, en particular si “trabajan
arduamente” en predicar y enseñar. El mismo verbo es empleado por el Apóstol a
propósito de otras hermanas activas en la obra, Trifena, Trifosa y Pérsida (Romanos
16:12). Finalmente, cabe destacar la mención de Andrónico y Junia, a quien
Pablo llama sus parientes y compañeros de prisión, quienes se convirtieron
antes que él y “se destacan entre los apóstoles” (Romanos 16: 7). Ya que Junia
era un nombre de mujer, es probable que Andrónico y Junia fuesen un matrimonio,
o en todo caso hermanos carnales [18]. Desde luego, Pablo emplea aquí el
término “apóstol” en el sentido amplio de “enviado” (cf. 1 Corintios 15:5-11).
De todos modos, el hecho de que la pareja tuviese un ministerio tan destacado subraya
la prominencia de las hermanas en la Iglesia primitiva. En resumen, tanto en la
teoría como en su práctica ministerial el Apóstol Pablo tuvo a las hermanas en
una estima que no le iba en zaga a la de los varones. Este hecho no puede
soslayarse cuando se desea entender lo que Pablo quiere decir en 1 Timoteo
2:12-15. El contexto
de las cartas a Timoteo Antes de examinar el pasaje de 1
Timoteo 2:12-15, haremos bien en enterarnos del motivo de las cartas y la
situación subyacente. Pablo le había encomendado a Timoteo que permaneciese en
Éfeso para instruir a la congregación y evitar falsas doctrinas, discusiones
inútiles basadas en genealogías, mitos, fábulas o palabrerías (1 Timoteo 1:13,
18-20; 2 Timoteo 2: 16-17). Aparentemente las falsas enseñanzas eran de naturaleza
diversa, pero se torna relevante aquí el hecho de que, aunque al parecer eran
enseñadas por hombres (1 Timoteo 1:3-4, 6-7, 20; 4:1-3; 5:24; 6:3-5; 2 Timoteo
3:13; 4:14), estaban afectando especialmente a las mujeres (1 Timoteo 4:7; 5:11-15;
2 Timoteo 3:1-7). El propio Pablo advirtió a los ancianos de Éfeso acerca de
los falsos maestros que caerían sobre el rebaño como lobos rapaces (Hechos 20:
29-30). A.M. Stibbs observa: quote: No es de sorprender que se levantaran
errores en las primitivas iglesias. El Señor mismo anticipó que ello ocurriría.
Hubo errores en la Iglesia que se reunía en Colosas y también los hubo entre
los destinatarios de las epístolas juaninas y del Apocalipsis. Los falsos maestros
mencionados en las epístolas pastorales muestran ciertas tendencias, pero la
evidencia no es lo suficientemente fuerte para que permita sostener la tesis de
que pertenecían a una secta altamente organizada. Como lo señalamos
anteriormente, esas tendencias tienen cierta afinidad con el gnosticismo, pero
están lejos de contar con el grado de desarrollo que tuvieron durante el siglo
II.[19] Entre otras cosas, la alusión a la “falsamente llamada ciencia” (griego gnosis)
en 1 Timoteo 6:21, hace pensar en alguna forma primitiva de gnosticismo.
Volveré sobre esto a propósito del texto del capítulo 2. Desde luego, no se
trataría aquí de una secta organizada fuera de la Iglesia, sino de falsos
maestros infiltrados en ella. El Apóstol da una serie de instrucciones y consejos
personales a Timoteo para que guíe la congregación en la “sana doctrina” y
evite las falsas enseñanzas y las prácticas desviadas que pudieran surgir de
éstas. El texto de 1
Timoteo 2 He aquí lo que dice el capítulo según la Biblia
de las américas quote: 1 . Exhorto, pues, ante todo que se hagan
rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; 2.
por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir
una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. 3. Porque
esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4. el cual quiere que todos los
hombres sean salvos y vengan
al pleno conocimiento de la verdad. 5. Porque hay un solo Dios, y también un solo
mediador entre Dios y
los hombres, Cristo Jesús hombre,
6. quien se dio a sí
mismo en rescate por todos, testimonio
dado a su debido tiempo. 7.
Y para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo la verdad en Cristo, no
miento) como maestro de los
gentiles en fe y verdad. 8.
Por consiguiente, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos
santas, sin ira ni discusiones.
9. Asimismo, que las
mujeres se vistan con ropa decorosa,
con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos;
10. sino con buenas
obras, como corresponde a las mujeres
que profesan la piedad. 11.
Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia. 12. Yo no permito que la mujer
enseñe ni que ejerza autoridad
sobre el hombre, sino que permanezca callada. 13. Porque Adán fue creado primero, después Eva.
14. Y Adán no fue el
engañado, sino que la mujer, siendo
engañada completamente, cayó en transgresión.
15. Pero se salvará
engendrando hijos, si permanece en
fe, amor y santidad, con modestia. El propósito de Dios en Cristo (v. 1-7)
Ante todo, el Apóstol
exhorta a que los creyentes oren por todos por medio de “peticiones,
oraciones, intercesiones y acciones de gracias” (v. 1) . Pablo desea que los discípulos de
la Iglesia de Éfeso
empleen todo el poder de la oración para el beneficio de todas las personas. La expresión
que emplea es literalmente “todos
(los) hombres” (griego pantôn anthrôpôn, donde “hombres” se refiere a los miembros de la
raza humana). Estas oraciones deben
en particular ser hechas por los reyes y los que ocupan altos cargos (v. 2). Pablo dice que esta mediación
tiene el propósito de que los creyentes
lleven una vida “tranquila y sosegada” , con “toda piedad y dignidad” o
“respetabilidad” (v. 2). Lejos de toda espectacularidad o motivo de escándalo, los creyentes
han de cumplir
su papel de embajadores de Cristo y vivir su vida de fe de la manera más sosegada y menos
llamativa posible. Tal actitud
de parte de los discípulos es, dice, buena y aceptable ante Dios (v. 3), pues Él quiere
que todas las personas (de nuevo, “todos los hombres”, pantas anthrôpous) sean salvadas
y lleguen al
pleno conocimiento de la verdad (v. 4). Esta verdad, de la cual se dio testimonio en los momentos
apropiados (kairois idios) es que
existe un solo Dios y un solo Mediador entre Dios y los seres humanos, el cual es Jesucristo (v.
5), verdadero hombre, quien se entregó
a sí mismo como un rescate por todos (griego hyper pantôn; v. 6). En la misma frase griega, el
Apóstol continúa diciendo que para esto –que todos sean salvos y vengan al conocimiento
de la verdad
de Dios en Cristo- él, Pablo, fue constituido heraldo, apóstol y maestro de los gentiles
en la fe y la verdad (griego pistei
kai aletheia). Recomendación
apostólica a los varones creyentes Una vez fundamentada su exhortación, Pablo insiste en
lo que ha de
ser la conducta de los creyentes, con referencia a los varones (griego andras): que oren en todo
lugar levantando manos santas, y
que eviten la ira y la discusión. No es claro si la cláusula “en todo lugar” tiene carácter general
(en todas partes en que puedan orar)
o se refiere de manera más restringida a todas las casas de Éfeso en las que se reunía la
Iglesia. Al parecer los discípulos acostumbraban elevar las manos cuando oraban; pues
bien, éstas
debían ser santas, pues de lo contrario tal gesto sería una hipocresía. Al parecer esto era un
problema, pues de lo contrario la
cláusula “sin ira ni discusiones” estaría sobrando. Es probable que entre algunos contenciosos,
aún los períodos de oración se tornasen
en oportunidades de dar rienda suelta a su ira o iniciar discusiones. La modestia que conviene a las
hermanas Pablo
despacha con relativa brevedad sus recomendaciones específicas para los varones, y en
cambio abunda en sus directivas
con respecto a las mujeres. En los versículos 9 y 10 subraya el decoro, el pudor y la
modestia, y la abstención de peinados
ostentosos, así como de joyas y vestidos caros. Una recomendación similar puede hallarse
en 1 Pedro 3:1-6. La excesiva
ostentación femenina en el atavío y las joyas era objeto de crítica por parte de los
paganos y también fue blanco de los ataques de algunos escritores cristianos primitivos,
como Tertuliano
de Cartago. Al parecer algunas hermanas de Éfeso tenían una posición económica que
les permitía la ostentación, pero
Pablo desalienta tal conducta en la Iglesia de Dios. Que la mujer aprenda
“calladamente”... (v. 11-12) El
verbo griego que Pablo emplea es manthanô, emparentado con el sustantivo mathêtês, discípulo,
que se emplea con mucho mayor
frecuencia que el verbo (264 veces mathêtês versus 25 veces manthanô). En el Evangelio
de Juan encontramos un ejemplo
significativo: “Escrito está en los profetas: Y todos serán enseñados por Dios. Todo aquel que
ha oído y aprendido del Padre, viene a mí” (Juan 6:45,
negritas añadidas). Todos los creyentes,
pues, deben ser discípulos y aprender; pero cabe la siguiente aclaración: quote: Aferrarse a las enseñanzas que los
recipientes de las epístolas
recibieron significa sostener su fe. Pues aprender no es un mero proceso
intelectual por el cual uno
adquiere enseñanza acerca de Cristo. Implica la aceptación de Cristo mismo, el
rechazo de la antigua existencia
y el comienzo de la nueva vida de discipulado en él (cf. Fil 4:9; 1 Cor 4:6). [24]
Esta es la clase de
discipulado que Pablo manda para las hermanas aquí. Sin embargo, agrega que tal cosa debe
ser hecha “en
silencio” según la versión Reina-Valera 1995, entre otras. Esta traducción puede prestarse a
confusión, ya que a nuestros oídos
puede sonar como exigiendo que las mujeres no profieran palabra. Existen varios verbos
griegos que pueden emplearse con referencia
al silencio de quien debe cerrar por completo la boca y no proferir palabra. Uno de ellos
es epistomizô, que Pablo emplea cuando
le dice a Tito que le tape la boca a los rebeldes (Tito 1:11). El otro es fimô, que se emplea en
1 Pedro 2:15, “Porque esta es la voluntad
de Dios: que haciendo bien, hagáis enmudecer la ignorancia de los hombres
insensatos” (cf. Mateo 22:12). En
cambio, la expresión griega que Pablo emplea en 1 Timoteo 2:11 y 12 es en hêsujia. La
palabra puede significar silencio pero también quietud, tranquilidad, compostura. Era la
actitud que los maestros
judíos requerían de sus discípulos [25]. Asimismo, en el siglo II Clemente de Alejandría
recomendaba: quote:
La mujer y el varón han
de concurrir a la iglesia decentemente
vestidos, con paso natural, abrazando el silencio, poseyendo amor no
fingido, puros de cuerpo, puros
de corazón, aptos para orar a Dios (Pedagogo III, 11). Todavía más importantes son
algunos ejemplos bíblicos del significado
de la expresión hêsujia , su afín hêsujios y el verbo correspondiente hêsujazô. Este
último se emplea en Lucas 14:14 acerca
de los fariseos que callaron frente a Jesús y de las mujeres que reposaron en sábado.
En Hechos, aparece dos veces:
cuando los judaizantes “se calmaron” y glorificaron a Dios tras oír la explicación de Pedro
(11:18) y al decir Lucas que “desistimos”
de convencer a Pablo, al ver que no podían persuadirle de ir a Jerusalén
(Hechos 21:14), al tiempo que decían
“Que se haga la voluntad del Señor”. Lucas dice (Hechos 22:2) que cuando Pablo se dirigió
a los judíos de Jerusalén en hebreo,
ellos le oyeron con mayor quietud (mallon hêsujian). En un pasaje que cité más arriba (1
Pedro 3:3-4) , el Apóstol Pedro recomienda
a las mujeres que eviten los adornos externos y cultiven “el yo interno, con el
adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno” (hêsujios; “pacífico”, Reina Valera
1909). Pablo
emplea el verbo una sola vez (1 Tesalonicenses 4:11), cuando recomienda a los
tesalonicenses que ambicionen “llevar una vida tranquila” (en griego una sola palabra:
êsujazein). En su segunda
carta a la Iglesia de Tesalónica, a causa de haber oído que algunos andaban
desordenadamente, ociosos y entremetiéndose
en todo, les ordena y exhorta que “trabajando tranquilamente (meta hêsujias,
“con sosiego”), coman su propio pan”
(2 Tesalonicenses 3:12). De
las exhortaciones de Pablo, dirigidas a varones y mujeres por igual, y del empleo de estos
términos en Lucas, Hechos y 1 Pedro,
se evidencia que hesujia y los términos relacionados no significan ausencia total de habla
(aunque pueden incluir el silencio),
sino primariamente quietud, paz, sosiego,
compostura y
asentimiento.
Que esta actitud conviene a varones
y mujeres por igual es obvio por la recomendación de Pablo a toda la congregacion de Éfeso en 1
Timoteo 2:2 de orar por
todos los hombres para así llevar una vida “tranquila y sosegada” (hêsujion. Craig S.
Keener resume bien el punto: quote:
La palabra empleada aquí
para “silencio” normalmente
se refiere a una atención respetuosa o a modales sosegados. Toda la iglesia
es exhortada a esta
clase de estilo de vida sosegado con la misma palabra en este mismísimo contexto
(2:2), demostrando que
Pablo se refiere a cierta actitud, no a un completo silencio (como la oración de los
varones sin ira ni disputa
en 2:8, esto puede haber sido aplicado con igual fuerza a cualquiera de los
géneros que causara el
problema). [26] Es
inevitable la impresión de que los traductores de nuestras versiones en español se han dejado
llevar por prejuicios al traducir
“reposadamente”, “tranquilamente”, o “sosegadamente” en el versículo 2 (referido a toda
la congregación) y en cambio “calladamente”
o “en silencio” en los versículos 11 y 12 cuando se trata del modo en que las
hermanas han de aprender. Una excepción
es la Nueva Versión Internacional que en el texto principal vierte, consistentemente
con el v. 2, aprender “con serenidad”
y “mantenerse ecuánime” [27]. Surge
una pregunta obvia: Si la actitud de sosiego es propia de todos los creyentes, ¿por qué
Pablo la reitera dos veces a propósito
de su instrucción para las mujeres? Tal insistencia puede estar relacionada con las
falsas doctrinas a las cuales las hermanas parecían ser especialmente vulnerables. “La
razón de Pablo
para dirigir específicamente esta admonición a las mujeres es probablemente la misma razón
que en 1 Corintios 14:34-35: ellas
aún no habían sido instruidas” [28]. Esta conjetura se corresponde bien con la
prohibición de enseñar que le sigue. Una misionera cristiana se queja, con
razón, que la traducción inglesa tradicional
(al igual que la española, agregó) quote: ciertamente
parece limitar a una mujer a ser una perpetua calientabancos, aprendiendo por siempre
pero sin tener nunca una
oportunidad para transmitir su
conocimiento, una copa sin fondo destinada a no rebosar jamás con las buenas
nuevas de Cristo para otros
[29]. Sin
embargo, un análisis de los tiempos verbales que emplea Pablo muestra que si bien el
mandato de aprender está en imperativo,
la prohibición de enseñar está en presente indicativo. Por ello “no permito” puede
traducirse más apropiadamente, según
señalé arriba, como “no estoy permitiendo” . Indica una actitud presente, pero no un
principio perpetuo, ni un mandamiento,
para lo cual Pablo podría haber empleado el imperativo, el aoristo, o el
futuro indicativo. quote:
Ninguno de estos tiempos
es empleado aquí. Tampoco emplea
Pablo el tiempo perfecto para denotar una acción en el pasado, la cual ha
cambiado la situación. Pablo
está diciendo: “No estoy actualmente permitiendo que la mujer enseñe”. En cierto modo la
traducción inglesa
usual, “No permito” les parece a los lectores ser igual o más fuerte que “La mujer
aprenda”. Sin
embargo, en realidad “que ella aprenda” es el mandamiento; “no permito” es la
acción presente. ¿Por
qué “aprender” es un mandamiento, pero “permitir enseñar” es una acción presente? Los
versículos 11 y 12 son
una frase en el texto griego original,
unidos con la partícula adversativa de, que significa “pero, empero, sin
embargo, por otra parte”. Pablo
estaba en efecto diciendo: “Mando que la mujer aprenda; no obstante, no le permito
enseñar” . El de indica
que ambas instrucciones son algo contradictorias.[30]
La tensión surge, desde
luego, por el simple hecho de que quien aprende no lo hace sólo para sí mismo, sino para
llegado el momento poder enseñar también a otros. Pablo se manifiesta irritado con las mujeres que,
extraviadas por los falsos maestros, están “siempre aprendiendo, pero que nunca pueden
llegar al pleno
conocimiento de la verdad” (2 Timoteo 3:7). De igual modo, el autor de Hebreos recrimina a
sus lectores quote:
Pues aunque ya debiérais
ser maestros, otra vez tenéis
necesidad de que alguien os enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios, y
habéis llegado a tener
necesidad de leche y no de alimento
sólido. Porque
todo el que toma sólo leche, no está acostumbrado a la palabra de justicia, porque es
niño. Pero
el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los
sentidos ejercitados para discernir
el bien y el mal. (Hebreos
5:12-14) Con
toda probabilidad esta era la situación de las hermanas de la Iglesia de Éfeso. Pablo no es
permitía enseñar aún simplemente
porque no estaban en condiciones, es decir, por la misma razón que recomienda no
nombrar supervisor (obispo o anciano)
a un neófito, es decir, a un recién convertido que carece de madurez en su fe (1 Timoteo
3:11). Por esta razón, el aprendizaje
de las hermanas ha de tener lugar”con toda sujeción” (Reina-Valera 1995),
“con toda obediencia” (Biblia de las
Américas) o “con toda sumisión” (Nueva Versión Internacional). La expresión
griega es en pasê hupotagê. Según Vine, el término hupotagê es principalmente militar,
y significa básicamente
subordinación (hupo = debajo; tassô = ordenar) [31]. “Sujeción” y
“obediencia” (cf. 2 Corintios 9:13) son también traducciones apropiadas de la
actitud de subordinarse a un superior. Es la actitud más recomendable del
discípulo con respecto a su maestro, y un requisito importante para que el aprendizaje
sea fructífero. quote: La palabra sujeción [hupotagê]
es la forma nominal del verbo hupotassomai, que hace
referencia a la disposición voluntaria de ser receptivo a las necesidades de
los otros; en este caso la necesidad que tienen los maestros de comunicar sus enseñanzas
sin ruidos molestos y con la debida atención.[32] Lo opuesto de hupotagê es epitagê (epi =
sobre), que es la actitud propia del maestro, como se ve en la recomendación de
Pablo a Tito: “Esto habla, exhorta y reprende con toda autoridad (epitagê). Que nadie te
desprecie” (Tito 2:15). Aunque obviamente la actitud de sumisión es importante
en todo discípulo, pero más aún en los novatos o neófitos que carecen de
formación previa o lo que es peor –y tal parece el caso de las mujeres de
Éfeso- que han recibido previamente enseñanzas erróneas. Mi esposa es una
talentosa pianista, formada en una institución universitaria. Lo interesante es
que cuando ingresó a la Facultad de Artes luego de varios años de estudiar en
un conservatorio particular, su técnica era tan mala que antes de aprender nada
nuevo debió ser reeducada en los aspectos fundamentales, siguiendo con
docilidad las instrucciones de su profesor hasta en la forma de sentarse y la
posición de las manos. ...ni
que ejerza autoridad sobre el hombre... Como dije antes, el
texto que nos ocupa es virtualmente el único que prohíbe a las mujeres enseñar,
y dentro de él la cláusula que parece ser más decisiva es otra prohibición, a
saber, de “ejercer autoridad” sobre el hombre. Aunque “hombre” (griego andros) puede
referirse al marido (así Francisco Lacueva en su Nuevo Testamento Interlineal), dado que
el contexto de la exhortación parece referirse más bien al “varón” (andros) en general y
no al cónyuge en particular. Más que cualquier otra parte del texto, esta
cláusula ha sido tomada como un rechazo lapidario contra un ministerio de enseñanza
de las mujeres hacia toda la congregación. Así las cosas, es preciso notar que
“que ejerza autoridad” o “ejercer dominio” (Reina-Valera
1995) es una única palabra griega, authentein, que no se emplea en ningún
otro sitio del Nuevo Testamento (lo que técnicamente se llama “hapax
legomenon). El significado preciso de authentein es pues incierto, no sólo porque
no aparece en otros textos bíblicos que pudieran permitir una comparación, sino
porque fuera de las Escrituras su significado evolucionó. quote: En su
utilización más antigua la palabra significaba uno que con su propia mano daba
muerte a otros o a sí mismo. Más tarde vino a denotar uno que actúa asumiendo
autoridad por su propia cuenta; de ahí, ejercer autoridad, dominio [33]. Cuando
Pablo se refiere a la autoridad –por ejemplo, la autoridad apostólica, 2
Corintios 10:8; 13:10- habitualmente emplea el vocablo más habitual, exousia.
El empleo de authentein exclusivamente en el presente
contexto sugiere que el Apóstol se refiere al ejercicio de una autoridad
impropia en su origen o ejercicio; tales ideas se verterían respectivamente
como “usurpar autoridad” o “mandonear”. Una especialista en lenguas clásicas ha
sugerido que las mujeres fueron aquí exhortadas a no “involucrar a un varón en
la clase herética de cristianismo que enseñaba el comportamiento licencioso
como una de sus doctrinas. Una hembra hereje tal por cierto «enseña a fornicar»
en la iglesia de Tiatira mencionada en Apocalipsis 2:20.” [34]. A pesar de que
el significado de authentein no puede precisarse con
certeza, en el presente contexto encaja bien con una exigencia dirigida a la
mujer ignorante, y quizá extraviada, de ocuparse en aprender sin pretender
ejercer una autoridad para la cual –en las presentes circunstancias- no está
capacitada. Que Pablo no se oponía como una cuestión de principio a que las
mujeres enseñasen lo muestra su aprecio por Priscila, una colaboradora suya y
maestra reconocida (Romanos 16:3; 2 Timoteo 4:19) y otras hermanas que menciona
en Romanos 16 (ver más arriba) ; por el reconocimiento del papel de la abuela y
la madre de Timoteo, Loida y Eunice respectivamente, en la formación de su
discípulo; en su recomendación de que las ancianas “enseñen lo bueno” (Tito
2:3-7). Es cierto que en este último texto se refiere a la enseñanza a las
jóvenes. No obstante, esta actitud difiere radicalmente de la que prevalecía en
el judaísmo de su tiempo, en el cual no se les permitía a las mujeres educar a
los niños, ni siquiera los propios. Según el Talmud, la mujer no ha de enseñar
a sus hijos, pues a ella misma no se le manda aprender y a quien no se le manda
estudiar no se le manda tampoco enseñar (b. Kidd. 29 a-b). La fundamentación
bíblica aducida para esta regla es Deuteronomio 11:19, donde se dice que las
palabras de la ley han de ser enseñadas a los “hijos” ; el comentario talmúdico
añade, “pero no a las
hijas”. [35] ¡Que diferente del mandamiento de Pablo, “la mujer
aprenda”! Además, en su segunda carta a Timoteo, el Apóstol no parece excluir a
las hermanas: quote: Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos
en Cristo Jesús. Lo que me has oído decir delante de muchos testigos,
encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados
para enseñar a otros. (2 Timoteo 2:1-2, Nueva Versión Internacional) La
expresión que la Nueva Versión Internacional traduce “creyentes dignos de
confianza” es pistois anthrôpois, literalmente
“hombres fieles” (como Reina-Valera 1909,1995 y Biblia de las Américas). Hay
que notar que en griego, como a menudo en español, la palabra “hombre”, anthrôpos se usa “generalmente, de un ser
humano, varón o hembra, sin referencia al sexo ni a la nacionalidad ... en
ocasiones, de hombres y mujeres, personas (p.ej., Mt 5.13,16)” [32]. El vocablo
aparece 16 veces en plural en las cartas pastorales, y en la gran mayoría de
los casos la referencia es inclusiva, sin distinción de género (1 Timoteo
2:1,4,5; 4:10; 5: 24; 6:9, 16; 2 Timoteo 3:13; Tito 1:14; 2:11; 3:2,8). En
consecuencia, el encargo de 2 Timoteo 2:2 parece
aplicable a hermanos y hermanas
fieles por igual, con la única condición de que sean “idóneos”
o “aptos” para enseñar. El
argumento de Adán y Eva Si el análisis que propongo es
correcto, ¿cómo ha de entenderse el argumento que Pablo propone a continuación?
quote: Porque Adán fue creado primero, después Eva. Y Adán no fue
el engañado,
sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en transgresión. (1
Timoteo 2:13-14) Ante todo conviene descartar algunas interpretaciones que, aunque
a primera vista pueden ser plausibles, no son apoyadas por el resto de las Escrituras.
Con respecto al primer argumento, como vimos al principio, en Génesis 1 y 2 no
hay ninguna indicación de superioridad masculina previa a la caída; de hecho
según Génesis 1:26-27 el ser humano es creado como varón y hembra para
enseñorearse de la tierra. En Génesis 2 se nos indica que el varón fue creado
primero, pero tampoco hay ninguna indicación de superioridad sobre la que fue
creada para ser su perfecto complemento. Con respecto al segundo argumento, el
hecho de que Eva fuese la primera en ser engañada no le quita, según el mismo
Pablo, ninguna responsabilidad al varón. Esto se evidencia claramente en
Romanos 5:12-21 y 1 Corintios 15: 22, 45-48 donde la responsabilidad de la
entrada del pecado y la muerte es adjudicada a Adán y Eva ni siquiera es
mencionada. Además, en 2 Corintios 11:3, Pablo emplea el engaño de Eva como advertencia
al peligro de extravío de todos los creyentes, no sólo de las
hermanas. Si existe un trasfondo protognóstico en las falsas enseñanzas que se
propagaban en la Iglesia de Éfeso, es probable que la tendencia, documentada en
el gnosticismo ya desarrollado en el siglo II, de exaltar desproporcionadamente
lo femenino. En palabras de Barron: quote: Si nos tornamos hacia lo que los
gnósticos decían de las mujeres, hallamos una tendencia a no solamente elevar a
las mujeres como instrumentos favorecidos de la revelación [la “falsamente
llamada ciencia” – Jetonius] sino también una ingeniosa reinterpretación de la
historia de Adán y Eva para adecuarla a las presuposiciones gnósticas. En conformidad
con la glorificación del conocimiento como el camino de salvación, los
gnósticos reinterpretaron la historia del Génesis como para hacer aparecer a
Eva como una heroína. De hecho, en un relato gnóstico Adán, después de haber
tomado de Eva el fruto, es iluminado y le agradece a ella por darle vida. [36] Si
alguna creencia de este tipo era enseñada en Éfeso y algunas hermanas habían
aceptado semejante reinterpretación según la cual la acción de Eva había sido
un acto virtuoso y le había proporcionado luz a Adán, ello implicaría una
superioridad de la mujer sobre el hombre, que Pablo rechaza aquí. El autor
recién citado prosigue: quote: En este caso, 1 Tim. 2:13-14 tiene mucho sentido
como un argumento coherente contra un problema específico –a saber, una falsa
interpretación de Génesis por mujeres heréticas. Pablo refuta los argumentos
gnósticos al reafirmar que Adán fue creado primero y que fue creado perfecto,
no ignorante. Podríamos resumir la intención de los vv. 13-14 como sigue: “Pues
Adán fue formado primero, luego Eva- él no tuvo que esperar que viniese Eva y
le diera vida. Y Adán no fue el originalmente engañado y necesitado de la
iluminación de ella [esto es, por alimentarlo ella con el fruto prohibido del conocimiento]
, sino que la mujer fue grandemente engañada ... y cayó en transgresión
[habiendo sido previamente la creación impecable de Dios Todopoderoso, no el
producto imperfecto de un dios inferior que, según la mitología gnóstica, era responsable
de haber creado este mundo].” [38] La alusión a la historia de Adán y Eva
empieza con la partícula griega gar, que la Biblia
de las Américas traduce
“porque”. Entre otros usos que no son relevantes aquí, gar puede tanto indicar una causa,
como introducir una explicación. Si se la toma como causativa, los vv. 13-14
establecerían la razón de la prohibición de enseñar, la cual en este caso sería
una regla permanente: lo que ocurrió con Eva ha de ocurrir invariablemente con
todas las mujeres, por ser constitucionalmente más propensas a errar y pecar.
Sin embargo, no hay bases escriturales que permitan afirmar que las mujeres en
general yerren más frecuentemente ni mucho menos que sean más pecadoras que los
varones. Por otra parte, gar puede también introducir una
explicación, en este caso con una analogía o comparación: Como Eva estaba propensa
al error, así las mujeres de Éfeso, en las circunstancias en que 1 Timoteo fue
escrita, se hallaban en riesgo de caer por causa de su ignorancia y por haber
prestado oído a los falsos maestros. quote: Las mujeres de Éfeso eran
reminiscentes de la mujer (Eva) en el Edén. Las mujeres efesinas estaban aprendiendo
y enseñando a otros de manera autoritaria, mientras que se sujetaban ellas
mismas a maestros no ortodoxos. Eva también en su tiempo había sido engañada en
creer ciertas falsas enseñanzas ... (Génesis 3:3-4). Dios nunca había prohibido
tocar el fruto; sólo comer de él. Además, Eva sí murió. Eva enseñó con
autoridad estas cosas a Adán. Desafortunadamente él las aprendió. Todo el estado
de la humanidad y la naturaleza fue afectado por sus acciones, esclavizado al
pecado y la muerte. Pablo desea quebrar una secuencia similar de acontecimientos
en Éfeso. La Iglesia de Éfeso podría destruirse a sí misma tal como Adán y Eva
se autodestruyeron en el Edén. Si las mujeres de Éfeso continuaban aprendiendo
doctrinas diferentes, ellas también serían engañadas y se tornarían transgresoras
[39]. Entendido de este modo, los vv. 13-14 simplemente aportan razones, por
vía de un ejemplo bíblico, por las cuales las hermanas han de aprender la
verdad antes de pretender enseñar. Pero
se salvará ... Si otras partes del texto presentan ciertas
dificultades, lo que sigue es a primera vista bastante insólito: quote: Pero se
salvará engendrando hijos, si permanece en fe, amor y santidad, con modestia. Tomado
aisladamente, este versículo pareciera enseñar un diferente camino de
salvación, a saber, a través de la procreación. Desde luego, tal interpretación
se da de palos con lo que el Nuevo Testamento en general y muy especialmente el
propio Pablo enseñan acerca de la salvación por gracia mediante la fe en
Jesucristo (Romanos 3-5; Gálatas 3; Efesios 2:8-9, etc). La clave para una
interpretación correcta es recordar que el verbo griego sozô tiene una serie de significados
que, además de la salvación eterna, incluye librar de daño, preservar, rescatar
y aún sanar (como en Marcos 6:56 y Hechos 4:9). Vine da 1 Timoteo 2:15 como un
ejemplo del empleo del verbo sozô en el sentido de “liberación
material y temporal de peligros, sufrimientos, etc. “ [40]. Un problema
adicional es la traducción correcta de la partícula dia. En el texto griego se lee sôthêsetai
de dia tês teknogonias, que Lacueva traduce “será salvada mediante
tener hijos”. No cabe duda que dia puede referirse al medio o
instrumento a través de el cual ocurre algo; por ejemplo, cuando Pablo se refiere
a lo que hayamos hecho “por medio” (dia)
del cuerpo” en 2 Corintios 5:10. No obstante, el significado primario de la preposición es “pasando a
través” [41]. Un ejemplo paulino de este uso se encuentra en 1 Corintios 3:15,
“será salvo, aunque así como por (dia = a través de) fuego”. A la luz
del resto de las Escrituras, es por mucho más apropiado entender dia en este sentido original, “a
través de” , en 1 Timoteo 2:15 (véase una razón adicional en la cita de Barron
que sigue). Las mujeres serán protegidas cuando pasen por la generación de
hijos. Si las hermanas estaban siendo engañadas por los mitos gnósticos, y
desalentadas de contraer matrimonio (1 Timoteo 4:3) y en consecuencia de su
función procreadora, era muy oportuno aquí un recordatorio de la protección de
Dios. quote: El contexto gnóstico ... apoya adicionalmente lo que consideraría
un fuerte argumento exegético de que Pablo se está refiriendo a la protección
de las mujeres en el parto. El verbo sozô ... se emplea aquí en el tiempo
futuro, mientras que la salvación espiritual ha sido descrita como ya operativa
en los creyentes ([1 Timoteo] 1:13,16) y disponible para todos quienes hubiesen
de apropiarse de los beneficios del acto ya consumado de Cristo (1:15, 2:4-6).
Además, dia aquí toma el genitivo, no el
acusativo, sugiriendo que las mujeres serían salvadas “a través de” una
experiencia que habría de venir, más que “por causa de” un acto consumado. Pero
más allá de esto, Pablo acaba de hablar de la caída de Eva y así naturalmente
desearía asegurar a las mujeres que Dios estaría con ellas a través de los
partos dolorosos que habían surgido desde la maldición de Eva. La necesidad de
tal reaseguro es todavía mayor si él está específicamente llamando a mujeres
desviadas a abandonar su interpretación más optimista de la caída y a retornar a
la ortodoxia del Génesis. Las crudas realidades de la maldición de Eva
incuestionablemente motivarían a las mujeres a preferir la interpretación
gnóstica a la de Pablo en este punto, de modo que Pablo sensatamente incluye
una promesa de protección de Dios como parte de su llamado ...[42] La promesa,
sin embargo, incluye una condición explícita: “si permanecen en fe, amor y
santidad, con modestia” . En el versículo 14 se refiere a “la mujer” que fue
engañada, pero aunque las versiones españolas no reflejen esto [43], aquí Pablo
pasa al plural –“si permanecen”- con lo cual da a entender que se refiere a
todas las mujeres. Las hermanas han de mantenerse firmes o perseverar (verbo menô)
en la fe, el amor y la santidad. La palabra traducida “modestia” es sofrosunê,
y su significado es más amplio que la mera modestia, aunque la incluye. quote: sofrosune... denota
recto juicio de la mente (véase PRUDENTE, SOBRIO, apartado correspondiente a sofron), Hch 26.25: «palabras
... de cordura»; 1 Ti 2.9,15: «modestia»; «recto juicio», expresa prácticamente
el significado: «es aquel control interno habitual del yo,
con su refrenamiento constante de todas las pasiones y deseos, que estorbaría
que surgiera la tentación sobre éstas, o en todo caso que surgiera con tal
fuerza que venciera los controles y las barreras que aidos (pudor) le opusiera»... [44] Una
palabra estrechamente relacionada (sôfronismos es empleada por Pablo acerca de
todos los creyentes en 2 Timoteo 1:7, “Porque no nos ha dado Dios espíritu de
cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (sofronismos). La forma
verbal (sôfroneô)
se emplea con referencia a todos los creyentes en Romanos 12: 3 y 1 Pedro 4:7;
de los jóvenes en Tito 2:6; y Pablo la usa con referencia a sí mismo en 2
Corintios 5:13. El vocablo denota pues, ante todo, una característica propia de
todo discípulo: prudencia, dominio propio, sensatez, cordura, el temple propio
de un cristiano maduro. Nada menos que esto es lo que Pablo espera y exige de
las hermanas. Conclusión
El contexto general de las Escrituras, la actitud y las enseñanzas de Jesús,
las enseñanzas de Pablo con respecto a la nueva creación en Cristo, en la que
las diferencias de raza, condición social o sexo son abolidas , y su actitud
favorable hacia el ministerio de las hermanas en Romanos 16 constituyen el
marco en el que 1 Timoteo 2:11-15 debe necesariamente insertarse. Un análisis
del pasaje en sí muestra que Pablo pone énfasis en la exigencia de que las
mujeres aprendan, al tiempo que, por razones que perfectamente pueden
corresponder a una situación pasajera, restringe su actividad en el ministerio.
Las mujeres deben aprender antes de poder enseñar, y no deben abandonar su
papel irreemplazable en la maternidad (como regla general, ya que Pablo
contempla y hasta recomienda la posibilidad de celibato en ciertas
condiciones). Si estos requisitos se cumplen, y las hermanas perseveran con
sensatez en la fe, el amor y la santidad, no hay razón válida para insistir hoy
en una restricción originada en una coyuntura concreta que no es necesariamente
válida en todos los tiempos y en todas partes. Desde luego, la restricción de
Pablo sigue aplicándose con toda razón, y de manera igualmente transitoria, a
las situaciones en las cuales las hermanas (o los hermanos) no se encuentran,
por ignorancia o error, en condiciones de enseñar. Como testimonio personal,
desde mi conversión hace más de veinte años y hasta la fecha, he tenido el
privilegio de ser ministrado por numerosas hermanas que perseveraban en la fe, el
amor y la santidad, y cuya sensatez y sabiduría han sido de gran inspiración en
mi propia vida de fe.